7/1/10

Petición y destino

Hace ya demasiado tiempo que mis cartas a los Reyes Magos son recuerdos del pasado. Pero aún así, cada seis de enero, desde hace años, al despertarle mantengo un breve silencio de inmovilidad para poder escuchar mejor si sus majestades todavía están en el salón, tomándose las copitas de coñac y disfrutando de los habanos que les había preparado como detalle y contraprestación por sus regalos.

Poco después, desde hace años también, ya con la familia en torno a los obsequios, llega el momento de poner cara de sorpresa cuando te corresponde el turno de desenvolver el paquete que contiene los calcetines, la corbata o el del último best seller de Dan Brown, que curiosamente unos días antes alguien cargó en la cuenta conjunta de la tarjeta 'del corte'. Pero la ilusión es la ilusión y uno se complace con el autoengaño.

En el Valencia, un club que va camino del siglo de existencia, eso no pasa. La objetividad es su bandera con la que se ha abierto paso y ha adelantado a las fantasías del pasado reciente. Ayer leí en estas mismas páginas las hipotéticas cartas que habían escrito Unai, Llorente y David Villa. Los tres tienen las ideas muy claras. Saben lo que piden y lo que pueden recibir. En el club blanquinegro todos sueñan en alcanzar un título, anhelan acabar la temporada en puestos de Champions, ansían acelerar las obras del nuevo estadio y encontrar un comprador para las parcelas de Mestalla.

No se trata de hologramas. Ni quimeras ni alucinaciones. Son objetivos perfectamente realizables, y como el club se desenvuelve dentro de los parámetros de la coherencia, invita al optimismo. La maquinaria trabaja para llegar a esa meta. En lo social la nave sigue las pautas que establece la hoja de ruta y en lo deportivo el equipo ha iniciado el nuevo año como tercero de la Liga, vivo y coleando en la UEFA League y con las baterías cargadas hoy afronta el primer round de los octavos de la Copa.

Por eso la carta del Valencia a los Reyes Magos, más que una petición establece un destino. Aunque algunos puedan pensarlo, no es ningún sueño. Este Valencia no se quiere detener en ilusiones.

42. (Publucado en Las Provincias, 6 de enero de 2010)

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