31/12/10

El silencio de Manolo

Manolo Llorente va a despedir el año tomando analgésicos en lugar de uvas. ¡Menuda cefalea! El presidente del Valencia tiene demasiados asuntos pendientes sobre la mesa y todos son de los que quitan el sueño. Unos vienen de lejos. Amortización de la deuda, venta de los terrenos del viejo estadio, financiación del nuevo. Otros, sin ser inéditos, han llegado consecuencia de desatinos del pasado próximo, como es la exigencia de una junta extraordinaria de accionistas que reclama un grupo de socios, por la repercusión social que ha supuesto el turbio asunto de Valencia Experience.
Manolo no debería mezclar las aspirinas con el cava, porque el alcohol y los fármacos no son buenos compañeros de viaje. Resultan tan inapropiados como que Társilo Piles continúe un minuto más en el consejo y siga presidiendo la Fundación Valencia. Se trata del organismo que domina el panorama accionarial de la sociedad y, visto lo visto, sorprende que todavía no haya dimitido o haya sido destituido, porque de los que hoy mandan es el único que estaba cuando Jesús Wolstein se olvidó de pedir los avales bancarios de la empresa fantasma que llevó al club. ¡Ay, don Jesús, qué cabeza la suya!
A Manolo nunca le ha temblado el pulso a la hora de cortar cabezas. Siempre ha mantenido afilada la guadaña. Mariola Hoyos lo sabe. La anterior presidenta de la Fundación tuvo un adiós tan doloroso como forzado, aunque en su despedida denunció que lo hacía por considerar que la independencia y la neutralidad del organismo era humo.
Ahora es distinto. Manolo no utiliza el dalle. Mira hacia otro lado y calla, quizás porque calibra el peso de quienes están detrás de la Fundación, de Wollstein y de él mismo. Y mientras, Társilo, que tiene mucho apego al cargo, se coloca el traje de Joe Rígoli, el veterano cómico que popularizó aquello de «Yo, sigo».
191. (Publicado en Las Provincias, el 31 de diciembre de 2010)

29/12/10

Causal antes que casual

Hay quienes consideran que todo cuanto ocurre en la vida es fruto de la causalidad; que el destino está programado y, por lo tanto, influido por algo que le precede. Otros hablan de la casualidad, de una combinación de circunstancias inevitables que son las que marcan el futuro. Doctores tiene la Iglesia.
Estos días el Valencia vive un claro ejemplo de lo que se puede considerar causalidad, como gran perjudicado que es por la gestión de Jesús Wollstein en el asunto del patrocinio de Valencia Experience.
Seguro que quienes han seguido la trama antepondrán la causalidad a casualidad, porque desde luego poco tiene de acontecimiento fortuito. No fue el azar quien le dio las riendas del club. La realidad dice que el ex presidente Juan Bautista Soler, como engatusado por un encantador de serpientes, puso el Valencia en sus manos y aquél hizo y deshizo a su antojo.
En lo deportivo recientemente también hemos vivido otro caso de causalidad. El sensacional debut de Vicente Guaita en la portería del Valencia, aunque muchos lo consideran casual y lo achacan exclusivamente a la fortuna.
Es evidente que si César y Moyà no se hubieran lesionado, las opciones del portero de Torrent habrían sido mínimas, porque partía como tercero. Pero no debemos olvidar que en la pretemporada Unai Emery se empecinó en que el chaval permaneciera en la plantilla y que cuando el chico hubo de comerse el marrón ante el Real Madrid o en Old Trafford respondió con el rendimiento del buen portero que es.
Viendo estos ejemplos, me apunto al pragmatismo, porque con todo lo que saben los científicos, aseguran que incluso los juegos de azar son susceptibles de poderse calcular. Por eso voy a lo práctico. Por eso espero la continuidad de Guaita y además, como peco un poco de ingenuo, también aguardo que el Valencia exija responsabilidades al consejo que dio manga ancha a Wollstein.
190. (Publicado en Las Provincias el 29 de diciembre de 2010)

28/12/10

¡La que se nos viene encima!

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.474 (28 de diciembre de 2010)

27/12/10

Un cuento de Navidad

Ya que estamos en las fechas en que estamos, imaginemos un cuento de Navidad con final feliz. Una fábula como aquella del conejillo níveo y esponjoso que a la vez era muy ruin de sentimiento, pues cada vez que se encontraba con otro animalito del bosque se burlaba de él.
El mezquino conejito no hacía distinción. Le daba lo mismo tener enfrente al cervatillo, a la ardilla o al gorrión. Aprovechaba la menor oportunidad para mofarse del vecino, al que dejaba consternado mientras él corría raudo y veloz hacia su madriguera.
El entrenador del Real Madrid, José Mourinho, tiene bastante de conejillo. Desde luego no se caracteriza precisamente por la humildad, aunque eso no quita para que luzca laureles como un gran técnico.
Consciente de que los partidos llevan implícitas batallas sicológicas, no duda en ponerse el traje de provocador para sacar ventaja de una situación o para desviar la atención de cuestiones más relevantes.
En un pasado no lejano mantuvo duelos dialécticos con Ranieri, Wenger, Mancini, Allegri, Capello, Pellegrini, Benítez o Guardiola, y recientemente de forma airada provocó a Preciado y de manera muy sutil a Unai Emery, que es lo que hizo que el valencianista entrara a trapo.
El cuento sigue así. Los animalitos del bosque estaban tan hartos del prepotente vecino que decidieron darle una lección. Organizaron una fiesta a la que no sólo no le invitaron sino que acordaron que nadie le saludaría si aparecía por allí. Y así fue porque cuando llegó el conejito burlón todos obviaron su presencia y acabó yéndose con las orejas gachas.
La historia tiene un final feliz. Los animalitos sintieron pena del conejito y decidieron ir a su madriguera para invitarle a la fiesta, no sin antes hacerle prometer que jamás se burlaría de nadie.
A lo mejor es mucha fantasía imaginar que en la segunda vuelta de la Liga, que llega con el nuevo año, Mou cambiará su talante provocador y se irá de cena con Preciado, Unai y Guardiola. ¿O no?
189. (Publicado en Las Provincias, 27 de diciembre de 2010)

24/12/10

La figura del líbero

Emery hizo una especie de regate al pasado y de alguna manera recuperó para el Valencia la figura del líbero. Ante todo hay que valorar la buena actitud que tuvo el grupo frente al Villarreal, pero desde luego el planteamiento, con una defensa de tres centrales y dos laterales muy abiertos, desquició de nuevo a Garrido, que otra vez volvió a sentir la fusta de un rival que se hizo merecedor de un marcador tan holgado como esos que acostumbran los dos trasatlánticos de la Liga.
¿Un líbero? O casi. ¿Y eso qué es? No hay que ir al diccionario. A pesar de que debido a la defensa en zona se trata de una posición en desuso, más de un equipo de campanillas encarga ese cometido a alguno de sus centrales. Unas veces más adelantados, otras más atrasados, pero es lo que define a un zaguero liberado de marcaje. Como hizo Dealbert, ubicado entre Stankevicius y Ricardo Costa.
En 1974 Alemania fue pionera en jugar con ese defensa más retrasado, y en un pasado no lejano el Valencia echó mano de esa figura que, para cumplir el cometido, no ha de tratarse necesariamente de un Beckembauer, Baressi o Scirea.
A mediados de los noventa Luis Aragonés utilizó en Mestalla a Engonga en esa posición y en el Barça Guardiola también se desenvolvió alguna vez en ese puesto, como hoy vemos que lo hacen en ocasiones Piqué o Busquets.
A Unai le hemos recriminado que al equipo le falta carácter. Que ha jugado demasiados partidos en función del rival y que el patrón de juego del arranque liguero se diluyó muy deprisa.
Sin embargo, en el haber del entrenador vasco hay que anotar esta variante y destacar que ha resistido la autoridad de los rivales de mayor enjundia. Ha movido mejor las fichas y, resultados aparte, se los ha puesto por corbata. Ya sabemos que eso lo hace bien. Recuperada la imagen del líbero para determinados partidos, ahora ha de recobrar la identidad perdida para que el Valencia se muestre siempre como un equipo con personalidad.
188. (Publicado en Las Provincias, 24 de diciembre de 2010)

Morbo a tutiplén

Era noche cerrada pero nadie miraba al cielo para ver si aparecían misteriosos objetos voladores. Se trataba de otro tipo reencuentros. Además, en lugar de la melodía de John Williams, la megafonía emitía a borbotones el tema vibrante que Baderlt y Zimmer hicieron para “Piratas del Caribe”. Mestalla tuvo bastante más aires de una ajetreada mañana en Port Royal que de un apacible anochecer en un pueblo de Indiana.
Por mucho que se empeñen algunos, los Villarreal-Valencia y viceversa cada vez tienen más de duelo y menos de 'germanor'. Y en esta ocasión más. Aunque desde los dos clubes quitaron hierro (quizá con la boca pequeña), desde otros sectores se dieron aire en aventar las brasas de los acontecimientos que se habían producido en el partido de Liga. Por eso el primer round del enfrentamiento copero ya lo hubiera querido para su plató el Jorge Javier de turno.
A nadie se le olvidó el desplante de Garrido a Unai al acabar el encuentro en Vila-real ni el incidente que el ex presidente del Valencia Paco Roig y su hijo Alfonso protagonizaron al increpar a Manuel Llorente. Ni tampoco el malestar de los seguidores valencianistas por la deficiente ubicación que les ofrecen en El Madrigal.
Había, pues, suficientes motivos para que Mestalla fuera una olla a presión. Algunos aficionados, más curiosos que nunca, repartían la mirada entre el palco autoridades y el túnel de vestuarios, que es el que marca frontera entre los dos banquillos. Por un lado no querían perderse el reencuentro de Llorente con Fernando (el hermano de su peor adversario), aunque todos sabían que se habría producido en el antepalco, antes de que ambos se presentaran en el tendido, ni tampoco era cuestión de dejar pasar por alto la confluencia de los dos entrenadores.
Pero hay otro 'encuentro' mucho más importante que los de ayer. El que supone un margen de maniobra, para bien o para mal porque, resultado al margen, en esto de la Copa siempre hay que hablar al final de la corrida.
187. (Publicado en Las Provincias, 22 de diciembre de 2010)

22/12/10

¡Un Fomento por favor!

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.473 (21-12-2010)

20/12/10

Estado de alarma

Sin memoria no hay pasado y cada vez que el Valencia juega en San Sebastián siempre recuerdo, sobre muchos otros, un entrañable partido. No por bueno ni por espectacular. Fue uno de tantos, pero marcó un antes y un después en la historia del club.
Ha llovido desde entonces. En 1998, también en el frío mes de diciembre, el Valencia llegó a Anoeta bajo mínimos y con las cámaras de televisión a modo de testigo. Hundido en la mitad de la tabla y pocos días después de que la afición hiciera dimitir a Roig, un gol de Antía puso sobre las cuerdas a un cuestionado Ranieri. Sin embargo, en el tramo final Mendieta salvó la continuidad del entrenador italiano, que empezaba a instalar los raíles para que el equipo rodara a alta velocidad.
Como sin memoria tampoco hay futuro, sería bueno aparcar en una neurona el conciso recuerdo de que el Valencia ganó 1-2 en Anoeta y recuperó la cuarta plaza que, visto lo visto y en vísperas del primer round copero y para despedir el año, no está nada mal. Podría ser otro principio de un futuro feliz, pero el estado de alarma continúa.
Aparte de codificar situaciones, almacenar ideas y evocar recuerdos, el cerebro también sabe inventar y profundizar, y por eso es conveniente que el análisis vaya más allá de los guarismos. Ni es necesario insistir en que ha sido la primera vez que el equipo remonta un marcador adverso en la Liga ni en que los dos goles llegaron sobre la campana, y tampoco hay que detenerse demasiado en que el penalti que Iglesias Villanueva señaló a David Navarro hizo surgir levitando la imagen de Pérez Lasa.
Hay muchas cosas más en que pensar. Y Unai sabe que no ha de escarbar demasiado para encontrarlas. De momento deberá poner los cinco sentidos en el rival inmediato, el Villarreal, que está que se sale. Luego, como vienen unos días de vacaciones, dispone de tiempo para pensar en qué medidas debe de aplicar para revertir la situación. Lo que ha tener muy claro es que no es el camino quien hace eses.
186. (Publicado en Las Provincias, el 20 de diciembre de 2010)

17/12/10

Difama, que algo queda

Como nos tienen tan acostumbrados a los juicios paralelos que sirven de sustento a determinadas televisiones que sin ningún pudor nos meten los debates hasta el fondo del salón (siempre puedes apagar el aparto, claro), ya no sorprende a nadie que aunque un proceso judicial se encuentre en periodo de instrucción, con irresponsable alegría se anteponga la sospecha de culpabilidad a la presunción de inocencia.
A diario nos encontramos con innumerables casos que destilan cierto tufillo maloliente o, cuanto menos, que invitan a la sospecha. Pero por encima de opiniones precipitadas y partidistas ha de prevalecer la coherencia y los principios jurídicos.
A Marta Domínguez le ha salido el gordo antes del sorteo. De la misma forma que cabe la posibilidad de que al final de la corrida los tribunales determinen que la atleta hizo trampas, puede ocurrir que resuelvan únicamente lo que hasta ahora ha desvelado el registro que la Guardia Civil realizó en su domicilio: que no se hallaron sustancias prohibidas. ¿Y entonces, qué?
El verbo «desacreditar» se conjuga con una alarmante ligereza. Ni respeto ni prudencia. Y si esto se da en cuestiones de importancia, cuyos daños resultarán de difícil reparación, ¿qué no ocurrirá cuando se trata de situaciones de menor enjundia?
Después de la derrota del lunes, a Unai se le tildó de mezquino y timorato por haber sacrificado a Guaita en favor de César. Sin embargo, esas críticas no tuvieron presente que el portero de Torrent acusaba una molestia en los aductores, que le impedía el natural golpeo de balón. Pero como en el encuentro hubo tantos desatinos a la vez, las circunstancias que influyeron en la permuta del guardameta se pasaron por alto. Esas, y otras muchas, entre ellas las que pueden influir en la cuestionada falta de autoridad en el vestuario...
185. (Publicado en Las Provincias, 17 de diciembre de 2010)

15/12/10

La avestruz y el controlador

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.472 (14 de diciembre de 2010)

El motor pica biela

Después del disgusto que el lunes dio el Valencia a sus aficionados, resultaría muy sencillo meter caña al entrenador y a los jugadores. Al fin y al cabo son quienes ganan, empatan o pierden los partidos. Uno por ser quien los planifica y los otros, porque son quienes llevan a cabo la ejecución.
Ponerlos a caldo a todos sería lo fácil y, a lo mejor, lo más conveniente. Tal vez habría que haber elevado la voz bastante antes. Pero también podría resultar demagógico, ya que la situación no es nueva. De una forma o de otra, esos momentos se han perfilado con anterioridad, aunque con unos resultados mucho menos alarmantes.
Este traspié escuece al aficionado por diferentes motivos. Uno, porque el Valencia cerró la jornada sabiendo que, mientras quienes le persiguen habían hecho los deberes, los dos de delante perdieron comba. Ocasión perdida para recortar diferencias, aunque siempre habrá quien entienda que, visto lo visto, el punto es de oro y brillantes.
Otro motivo de disgusto estriba en que al llegar al descanso el Valencia mantuvo clara ventaja en el marcador. Distinto es que la mereciera...
Y una razón más que provoca urticaria radica en que el empate a tres goles fuese frente a un rival que hasta ese momento sólo había marcado un tanto en sus anteriores desplazamientos.
Pero, resultado al margen, el desarrollo del partido exige una reflexión que debe de ir más allá que la de ceñirse a tres jugadas puntuales y a que el 3-1 provocó ausencia de personalidad, falta carácter el 3-2 y pánico cuando el equipo navarro hizo el empate.
De momento debe considerarse innecesario que César reitere disculpas por los errores, como exagerado parece cargar las tintas sobre un desafortunado Éver y calificar a Unai de timorato por colocar a Dealbert en el puesto del argentino. En ese instante del partido, con el equipo grogui, sobre las cuerdas (y viendo quienes quedaban en el banquillo), la permuta resultó lógica para al menos tratar de asegurar el 3-2.
El Osasuna no fue, ni mucho menos, la piel del plátano con la que el Valencia se ha dado la costalada. Convendría mirar hacia el eje del carro, porque me da en la nariz que le falta grasa. A lo largo de la temporada, después del intermedio de cada partido, el equipo ha ofreciendo su peor imagen. ¡Hágaselo ver! Es como si el motor picara biela.
184. (Publicado en Las Provincias el 16 de diciembre de 2010)

13/12/10

La decisión de Unai

El sino y la responsabilidad de un entrenador es lidiar y resolver circunstancias que se producen a lo largo de la temporada, aunque el maniqueísmo en Mestalla alcanza niveles preocupantes para los técnicos. Aquí siempre ha resultado difícil encontrar un término medio.
La disyuntiva ahora llega a la portería. Guaita o César. Unos defienden la continuidad del canterano, porque ha respondido con solvencia en los momentos de necesidad, y otros apuestan por el veterano guardameta, ya restablecido, y aducen que hasta el momento de su lesión lució aureola de santo.
Unai tiene la última palabra y su elección resulta más sencilla desde el prisma deportivo que desde la óptica popular. Guaita, César e incluso Moyá si estuviera en condiciones no deben generar debates. Siempre ha de jugar el que el entrenador considere que se encuentra en mejor estado de forma física y anímica. Lo demás son decisiones arbitrarias, como ocurrió en enero de 2000 con Cañizares y Palop: tras la lesión del primero en Eindhoven y una brillante presencia del valenciano, Cúper 'aprovechó' un 4-2 en La Romareda para dar la vuelta a la tortilla.
Desde su llegada al Valencia, Unai se ha encontrado con más detractores que adeptos (nada nuevo bajo el sol). Cada semana le han cuestionado diferentes asuntos, unos de consideración y otros intrascendentes. Han sido los debates sobre la conveniente alineación de determinado futbolista, las rotaciones o el sistema de juego (lo del 4-3-3 o el 4-4-2 que sigue en boca de muchos). Incluso la polémica ha descendido a absurdas nimiedades, como los reproches por los gestos que durante los partidos hace o deja de hacer desde la banda.
Unai es consciente de que aquí prevalece el «estás conmigo o contra mí», que cada aficionado es un entrenador en potencia y que igual que se puso entredicho que mantuviera tres porteros en la plantilla, alguien esperará a conocer el resultado para poner el acento al veredicto. Es su sino.
183. (Publicado en Las Provincias, 13 de diciembre de 2010)

11/12/10

Vicente Guaita

10/12/10

Unos comités de pena

Todo sigue igual. El puente de la Purísima no ha servido para hacer reflexionar a los del Comité de Competición, porque han decidido castigar a David Albelda con dos partidos de suspensión «por menosprecio a los árbitros». En cambio, estos juristas no dicen ni mú de la situación que provocó Pérez Lasa y su ayudante primero, aunque en la sentencia dan por sentado que el árbitro metió el remo hasta el garganchón, ya que aceptan el recurso presentado por el Valencia por la segunda tarjeta. La anulan y dejan sin efecto. Aceptan que el jugador no cortó la trayectoria del balón con mano, como reflejó el colegiado, sino que el esférico le golpeó en pecho, que es lo que se vio en las imágenes de televisión.
Más de lo mismo. Se repite con mucha frecuencia. El espíritu de la ley y el criterio que aplican los comités de la Federación Española es tan caduco y de ¡ay pena penita pena! como el mismo organismo. Continúan utilizando diferentes varas de medir y se olvidan de resolver conflictos y hacer posible la convivencia justa.
Desde luego no es de recibo que un futbolista le falte el respeto al árbitro, pero tampoco que ese juez se burle de un jugador, de un equipo, de una institución, de toda una afición... Como tampoco es cabal que Competición aplique un partido de sanción a quien «tiró viaje» a un contrario con clara intención de que no pasara, sin medir que pudo romperle la pierna y en cambio no se ruboriza lo más mínimo al colocarle dos a quien ha reclamado una evidente equivocación arbitral, que vio toda España (menos algunos madridistas, cortos de vista) y que iba a marcar el desarrollo del encuentro.
¡Que sí!, que luego hubo un penalti de Miguel sobre Di María que el árbitro no castigó. Pero no es de eso de lo que estamos hablando. Hablamos de que a veces se ven almas en pena. Y no sólo en los arbitrajes. También en las decisiones de los comités.
182. (Publicado en Las Provincias, 10 de diciembre de 2010)

9/12/10

Guaita, Chori y Manolo

Salir vivo de Old Trafford es para sentirse contento. No es un escenario para soñar con florituras, aunque si el rival reserva a varios habituales titulares y el visitante llega motivado y con ganas, puede sonar la flauta. Empate, cuatrocientos mil euros en la caja y a otra cosa mariposa. Pero hay otra lectura. El Valencia abandonó Manchester con Guaita como jugador más destacado y eso signfica que el equipo pasó muchos apuros en la faceta defensiva, aparte de que las ocasiones de gol propias se diluyeron al mismo tiempo que se lesionó 'Chori' Domínguez, que con el portero fue el más destacado del equipo.
Ahora hay que mirar ya al encuentro del lunes, con el Atlético Osasuna, y también a que Competición dé su veredicto sobre la sanción que le impone a Albelda por su expulsión en Madrid. Entre tanto se puede especular en torno a qué rival corresponderá en la siguiente ronda del torneo continental. Y punto, pero punto y seguido, porque hay un par de asuntos más que no es cuestión de pasar por alto.
Primero, el relativo a genio y figura de Llorente, que al acabar el partido del Bernabéu soltó lo de «cuando no son los árbitros, son los árbitros». La proposición es compartida. ¡Bien, por Manolo! Pero sería más provechoso para el Valencia que elevara la voz en las reuniones que mantiene con el resto de presidentes para poner en solfa la vergüenza arbitral, y que pusiera los puntos sobre las íes en el reparto televisivo. Porque la otra postura es vestirse con el traje de Zapatero, cuya respuesta a los controladores ha sido ponerse el disfraz de avestruz.
Y segundo, las necedades y sandeces que dicen algunos periodistas de la meseta, que a la hora de manifestarse en una tertulia o escribir cuatro líneas sobre los arbitrajes primero se ponen la bufanda con los colores de un equipo que en otro tiempo fue llamado del régimen. Y se regodean en la necedad partidista. Si eso es periodismo, hoy mismo escribo a la FAPE para que me den inmediatamente de baja.
181. (Publicado en Las Provincias, 8 de diciembre 2010)

6/12/10

A veces veo muertos

En esta peli no sale Bruce Willis ni el niño que ve muertos. No es un film de ciencia ficción. La acción transcurre en Madrid y se trata de una historia real como la vida misma. Un relato cotidiano, habitual. Demasiado habitual. Sin embargo, a pesar de esa naturalidad, el argumento estremece de la misma manera que a muchos nos sobrecogió la escalofriante narración de 'El sexto sentido'.
Es un guión que se repite de forma cíclica. Cada vez que el Valencia viaja al Barnabéu ocurren cosas tan enigmáticas que a Iker Jiménez le proporcionarían suficiente material como para programar toda la temporada. ¡Esto es sobrecogedor, Carmen!
En el argumento aparecen otras circunstancias adversas, las acciones inalienables que ni se pueden ni se deben de pasar por alto, que conllevan una penitencia que lavaremos en casa. Eso no se puede obviar. Pero no quita para que lo otro le arrebate todo protagonismo porque en cuanto se anuncia el desplazamiento al distrito de Chamartín, se suceden los presagios y malos augurios. Es como si por arte de no sé qué sortilegio se pusiera en marcha una maquinaria y empezara el peregrinar de espíritus invisibles e intangibles, a los que algunos dicen que han visto deambular errantes por Las Rozas, como la procesión de la Santa Compaña.
«A veces veo muertos». Mucho antes de llegar a La Castellana, ya en la avenida del Mediterráneo, llegaba un tufillo de partido de «furbol» (sic) con connotaciones fantasmagóricas, porque hasta allí alcanzó a escucharse el sonido de las cadenas que arrastran esos seres etéreos, amantes de la buena mesa y sobremesa, que no tienen necesidad de decir nada para transmitir consignas a los llamados estómagos agradecidos o simplemente ineptos porque sí.
El próximo viaje a Madrid habrá que hacerlo llevando ajos... y una estaca para darle un buen coscorrón en la testa al Porta de turno. A ese que sin ser falangista ya lleva anclado al sillón cinco legislaturas y no hace más que reiterar dislates.
180. (Publicado en Las Provincias el 6 de diciembre de 2010)

4/12/10

Joan Cordero

3/12/10

Máximas bajo mínimos (1)


"Ni importa el tamaño ni el dinero da la felicidad"

(Frase atribuida a un pobre que tenía el pene pequeño)

La coma

Me ha llegado esta mail y no me resisto mostralo a todos:

Julio Cortázar escribía: "La coma, esa puerta giratoria del pensamiento"
Lea, analice la siguiente frase y coloque la coma que falta:

"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda".

SOLUCIÓN:
Si usted es mujer, con toda seguridad colocará la coma después de la palabra mujer.
Si usted es varón, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra tiene.

Presión, votación y resultado

Adiós a la candidatura ibérica. No queda otra que secarnos las lágrimas. Echaremos mano de las toallas de nuestros vecinos portugueses, aunque para muchos no ha sido tanta sorpresa que nos hayamos quedado sin el Mundial. Ese Mundial de Fúrbol (sic), que es como pronuncia el nombre del deporte el presidente optimista de la Federación Española. Su homólogo, Gilberto Madeil, fue más moderado. Pero al final no nos ha tocado ni la pedrea, porque si el de 2018 se va para Rusia, también nos quedaremos sin catar el del 22, que se jugará a orillas del golfo Pérsico.
En situaciones como esta, siempre es interesante prestar atención a lo que ocurre entre bambalinas y en este "sorteo" aderezado por las arengas de políticos, gerifaltes y una aleación de futbolistas míticos y metrosexuales, el enfado de Putin y su ausencia ha pesado en la decisión de los 22 miembros del comité ejecutivo de la FIFA, del mismo modo que el encanto de los petrodólares ha encandilado a los correligionarios de Blatter.
Pasada la decepción, nos queda la del optimista. La del que ve la botella medio llena y piensa que nos hemos ahorrado mucha pasta, porque en época de vacas flacas hay cuestiones más prioritarias que remodelar o adecuar estadios. Incluso se puede sacar pecho diciendo que ahora España es ganadora, no organizadora.
A Vladimir le ha salido muy bien la jugada. Ha sido de partida de grandes maestros de ajedrez. Eficaz. Denuncia y ausencia, y ayer, sin prisas, viaje relámpago a Zúrich para agradecer el gesto de los «fifos»...
Entre bastidores siempre ocurren cosas que parece que van a pasar desapercibidas. Sin embargo hay excesivos tejemanejes para alcanzar objetivos, como para que no suelten un tufillo que ya, ya... Salvando distancias, en el Valencia eso lo saben muy bien, ahora que preparan la maleta para ir al Bernabéu, donde nunca se escuchan quejas de los arbitrajes. Tal vez será porque resultan tan innecesarias como lo fue la presencia de Putin para dorar píldoras.
179. (Publicado en Las Provincias, el 3 de diciembre de 2010)

1/12/10

Talante para viajar a Madrid

Me resistía a hablar del partido del lunes, aunque el encuentro fuera de esos que hay que verlos, sí o sí. Pero nos habían metido tanta publicidad en la sopa, ¡qué pesados!, que uno va y se conjura y trata de pasar por alto los comentarios. Sin embargo, después del repaso que el Barça le dio al Real Madrid, es una obligación abordar el asunto, sobre todo porque las alabanzas al juego de los culés están casi a la par con las advertencias a los valencianistas; hay demasiada gente que considera que los de Unai deberán de llevar más cuidado en su vista del sábado al Bernabéu, para no pagar la factura de los platos rotos.
Enfocar el partido bajo esa premisa es exagerado. Es cierto que los madridistas han de dar la cara delante de su público al que no le bastará mercromina y tiritas para taponar la herida que dejó la goleada y que, aunque la responsabilidad puede pesar como una losa, tratarán de contentar a la afición con un buen partido y goles. Pero, en el supuesto de que "la manita" hubiera sido a favor, ¿enfocarían el encuentro de forma distinta cuando delante van a tener al Valencia? No. Las ganas de ganar a los grandes son innatas para todos.
Ahora hay que hablar del Valencia. De qué debe hacer el equipo. De cómo ha de jugar en el Bernabéu. Y rápidamente, aparte de que como visitante aumenta su carácter, vienen a la memoria dos conceptos: talante y planteamiento. La predisposición ante los grandes va implícita, y del planteamiento hay que recordar el que inicialmente realizó en el Camp Nou, donde estuvo a punto de sacarle los colores hasta al paliducho Iniesta, o el que provocó desazón en El Madrigal, de donde todos los visitantes salían trasquilados.
Por eso el Valencia ha de ir al Bernabéu con mucho respeto, sí, porque enfrente está el Real Madrid, pero a la vez con talante. Ha de ir convencido de que haciendo las cosas bien será más fácil alcanzar el objetivo. Y hacer las cosas bien no debe de ser tan complicado cuando se ha hecho en ocasiones recientes.
178. (Publicado en Las Provincias, 1 de diciembre de 2010)

30/11/10

Claudio López

Esta es la portada del fascículo Grandes Figuras del Valencia, dedicado a Claudio "Piojo" López, que el lunes entregó LAS PROVINCIAS de forma gratuita, junto con el ejemplar del periódico.
El primer ejemplar de la serie ilustrada con acuarelas de mi hijo Luis, fue el de Mario Kempes (21 de noviembre) y el segundo el de Santiago Cañizares (22 de noviembre). El próximo lunes (6 de diciembre), gratis con LAS PROVINCIAS, una nueva biografía ilustrada: la de Gaizka Mendieta.

De la incapacidad a la ineptitud, pasando por la incompetencia a fuerza torpeza

(Publicado en Valencia Fruits, nº 2.471 de 30 de noviembre de 2010)

Héroes del valencianismo

Escrutinio y obligación

Como el Villarreal y Espanyol hicieron muy bien sus deberes, el Valencia ganó y subió como los populares en las catalanas, pero no consiguió la mayoría absoluta. Victoria, aunque, eso sí, el equipo tendría que hacerse ver qué le pasa en la transición de defensa a ataque, porque la solidez ofensiva contrasta para mal con la tarea de contener. En eso pincha en hueso, como un tripartito cualquiera.
El triunfo mantiene al Valencia en la lucha por los puestos de Champions, que se acabarán pagando a precio de oro. Dejando al margen al Madrid y Barça, porque por puntos están en otra dimensión, para el tercer y cuarto lugar hay muchos novios.
El objetivo de un equipo siempre es ganar aunque, más que un propósito, la obligación se convierte muchas veces en ineludible. Si cada jornada Mestalla debe ser un fortín donde el visitante baile la música que ponga el equipo de casa, cuando los que en la tabla van por delante han cumplido, no se puede perder comba.
El triunfo fue tan justo como ajustado ante un rival que demostró que quiere está decidido a salir del pozo, pero una vez más ha vuelto a quedar patente que si el Valencia mete mucho miedo en ataque, el sistema defensivo da demasiado canguelo, porque aunque se acumulen jugadores delante de la portería, el rival acaba teniendo opciones. No se trata de compensar brillantes acciones ofensivas con tanto sufrimiento. Es necesario buscar un equilibrio. Ahora que estamos camino de que el mercado de invierno suba la persiana, sería momento de decidirse a buscar lo que hace falta, que no es poco. Sobre todo si se va Fernández, si Dealbert sigue sin contar.. Por cierto, si el castellonense no cuenta, como parece, Oltra se lo podría llevar al Almería, porque él lo conoce bien de su época en Castalia y seguro que le sacaría rendimiento.
Arriba vamos servidos, pero atrás no. Está claro que la manta deportiva no da para tanto. El problema es que la manta económica, tampoco. Es escrutinio lo dice así.
177. (Publicado en Las Provincias el 29 de noviembre de 2010)

27/11/10

Ricardo Arias

Goles y errores

¡Cuántas veces hemos oído eso de que lo importante es ganar! Es el paradigma del fútbol. Sobre todo para los entrenadores, que como aves de paso, no disponen de tiempo suficiente para mirar más allá. Para los dirigentes y aficionados el pódium también es el objetivo. Sirve para sacar pecho, de respaldo económico, y para los sentimentales que se rascan el bolsillo es el mejor regalo. Hay quien se queda ahí.
El Valencia goleó al Bursasport con un marcador más propio de Roland Garros que de Mestalla. Por lo abultado parece que obliga a cantar alabanzas y obviar las carencias defensivas de un equipo al que en el primer cuarto de hora un grupo de amigos que había ganado la liga turca le sacó los colores varias veces. ¿O no? Seguro que Unai, que tendrá todos los defectos que sus detractores quieran buscarle, le habrá dado mil vueltas a los errores defensivos de su equipo (digo equipo, no defensa).
A pesar de que los resultadistas no irán más allá del espléndido marcador, el técnico del Valencia no debe estar contento, aunque la media docena de goles haya reforzado su credibilidad, y la puñetera lesión de Moyà sirva para que muchos que cuestionaban su negativa a una cesión de Guaita, ahora le doren la píldora porque ven en el portero de Torrent una garantía de presente.
Jugar, ganar, tal vez golear. En el fútbol no importa el idioma, porque el triunfo y la derrota tienen un lenguaje universal. De madrugada, después de un tentempié y del análisis de los desajustes defensivos y los aciertos en ataque del Valencia, un colega amigo se refirió al dualismo del deporte y denunció los habituales cambios de conjugación de quienes cuando es conveniente y están satisfechos con su equipo, utilizan el «ganamos» pero no dudan en transformarlo en «perdieron» si las derrotas escuecen. Creo que se trata de un error más de sentimiento que semántico. Por eso ahora, en época de carestía, una goleada da mucho lustre al triunfo y relega y hace olvidar errores que en otras circunstancias nadie pasaría por alto.
176.  (Publicado en Las Porovincias, 26 de noviembre de 2010)

Santiago Cañizares

Furió al cuadrado

GRANDES FIGURAS DEL VALENCIA

GRANDES FIGURAS DEL VALENCIA

25/11/10

Sombra aquí y sombra allá...

Valencia Fruits (nº 2.470, 23 de noviembre de 2010)

24/11/10

DORMIR A PIERNA SUELTA

Hoy y aquí deberíamos hablar exclusivamente del Valencia. De la importancia que tiene el partido de esta noche en Mestalla, porque si los de Unai ganan al Bursasport ( y no dudamos que el Manchester se deshará del Rangers), habrán certificado la clasificación para los octavos de la Champions y todos los aficionados podrán dormir tranquilos.
Transcendencia, en lo deportivo, para que Unai despeje dudas y concilie el sueño, y decisiva repercusión en lo económico, para que Llorente también descanse a pierna suelta. Dormir bien es muy sano. La continuidad reporta muchos euros. 800.000 por la victoria, tres millones por la clasificación, aparte de la recaudación por taquilla y el porcentaje del variable final de televisión.
Deberíamos hablar sólo del Valencia, de la convocatoria, de las bajas, de las alternativas en la alineación, de la escasa asistencia que hubo en el encuentro anterior (y eso que era el Rangers; veremos hoy), de las estadísticas favorables con los equipos turcos. De soñar con un triunfo. Pero no me resisto a pasar por alto la barbaridad con la que nos despertamos ayer, sobre todo porque el disparate aumenta por la pasividad de los organismos deportivos y de las autoridades.
De buena mañana un grupo de 'Ultrasur', que se desplazó a Amsterdam para acompañar el Real Madrid, trató de facturar en Barajas una bolsa con 19 bates de béisbol. La policía los calificó de «armas» y los requisó, a la vez que abrió un acta de infracción por vulneración de la Ley del Deporte.
Lo de incautarse de los bates está muy bien, porque estos angelitos no entienden ni papa de 'pitchers' y 'catchers'. Pero lo de la Ley del Deporte... Como el hecho se produjo en la terminal del aeropuerto, no lo acabo entender, sobre todo cuando existen leyes civiles y penales. Y tampoco asimilo lo de permitir que pudieran continuar viaje y dormir tan tranquilos. Pero más me desconcierta que quienes tienen la solución en su mano y miran hacia otro lado, puedan conciliar el sueño.

175. (Publicado en Las Porvincias, el 24 de noviembre de 2010)

22/11/10

TARJETAS Y CAMBIOS

uando se cumple un tercio de la Liga y los jugadores, como ocurre en el caso del Valencia, acumulan 50 amonestaciones, hay que hacérselo ver. Algo no funciona. Conforme avanza la competición la situación es tan preocupante como las lesiones. A los jugadores que pasan por la enfermería hay que añadir los que rozan un encuentro de sanción (Navarro, Éver, Aduriz, Soldado y Tino). Son circunstancias que afectan al devenir.
En el deporte de contacto son habituales las acciones punibles. La mayoría obedecen a la inercia del juego, pero otras tienen pinceladas de cruce de cables. También hay situaciones estúpidas debidas al desconocimiento del reglamento, y demasiadas se deben a errores de quien ni lleva toga ni puñetas, pero la hace por sus arbitrarias interpretaciones.
No es un eximente para los valencianistas, pero algo huele mal en esto de las amonestaciones. Infracciones al margen, estamos viendo demasiadas varas de medir. No se trata de que uno prefiera que su asunto caiga en tal o cual juzgado, porque su titular es así o asá. No es eso. Es que repetidamente se produce que el mismo individuo, diez minutos después de un desacierto, comete un nuevo pecado cuando compensa el error anterior.
Además de las veleidades de los árbitros, no hay que dejar de lado las caprichosas normas y los dislates del comité sancionador que en ocasiones aplica criterios que van desde la indignación, si afecta al equipo de uno, hasta la carcajada, en el caso de que a ese le resbale el damnificado.
Muchas incongruencias. Entre otras que el castigo con la tarjeta roja resulte más favorable que la expulsión por doble amonestación. En el primer caso, la sanción se cumple en el partido inmediato, que probablemente sea de Copa contra un rival menor. En el otro afecta a la siguiente jornada.
Como las tarjetas de Navidad, desplazadas por sms y mails, las amarillas y rojas necesitan un repaso. Los jugadores han de reflexionar, sí, pero se impone un cambio de criterios y protagonistas.

174. (Publicado en Las Provincias, el 22 de noviembre de 2010)

Una pincelada de historia del Valencia

Kempes protagoniza el domingo 21 el primer fascículo, escrito por el periodista Luis Furió e ilustrado por su hijo, el pintor Luis Furió Fornes.
LAS PROVINCIAS regala la biografía ilustrada de once de los grandes futbolistas blanquinegros
M. RODRÍGUEZ VALENCIA..- ¿Quiénes encarnan las principales leyendas que han pisado el césped de Mestalla? Muchos. Por el coliseo han desfilado cientos de grandes futbolistas, pero LAS PROVINCIAS ha reunido uno de los onces que haría temblar a cualquier lugar. Todos ellos aparecerán en la colección Grandes Figuras del Valencia, que podrán disfrutar de forma gratuita los lectores del diario a partir del domingo 21 de noviembre.
Dentro de una semana se publicará la biografía ilustrada del Matador, uno de los goleadores más grandes de toda la historia. Los lectores podrán conocer detalles de la vida y la carrera futbolística de Mario Alberto Kempes. Será la gran excepción, pues el resto de los fascículos de esta colección se entregarán con la edición de cada lunes de LAS PROVINCIAS.
Al día siguiente, el 22 de noviembre, los lectores podrán disfrutar de la entrega dedicada a uno de los mejores guardametas que han pasado por Mestalla. Se trata del internacional Santiago Cañizares. Y a partir de ahí, de semana en semana, una nueva entrega. Y totalmente gratis sólo por comprar LAS PROVINCIAS.
La colección Grandes Figuras del Valencia tendrá su puesta de largo en una gala que se celebrará en el hotel Astoria el próximo martes a las 20 horas. El acto estará moderado por Antonio Badillo, redactor jefe de Deportes de LAS PROVINCIAS, e incluye una tertulia deportiva. Asistirán futbolistas blanquinegros, ex jugadores, peñistas y directivos del club de Mestalla.
Las once biografías que componen la colección han sido elaboradas por el periodista deportivo Luis Furió, uno de los grandes estudiosos de la historia del Valencia. Las publicaciones están ilustradas por su hijo, el acuarelista Luis Furió Fornes.
Faltan muchos de los grandes, como es lógico cuando hay que hacer un once, pero la colección Grandes Figuras del Valencia recoge a algunos de los genios que más tardes de gloria han dado a la afición valencianista. Futbolistas nacidos en la capital del Turia, pero también otros que llegaron desde muy lejos para hacerse con el corazón de toda la grada de Mestalla.
Es el caso de Claudio López, el 'Piojo'. Uno de los mayores estiletes del fútbol contemporáneo, aquel argentino eléctrico que trajo de cabeza al Barcelona de Louis Van Gaal. Su socio natural será el protagonista de la siguiente entrega. Se trata de Gaizka Mendieta, el hombre de los pases impensables y de los goles increíbles, como aquel que le marcó al Atlético de Madrid en la final de la Copa del Rey de Sevilla.
Para que Piojo y Mendieta abanderasen el mejor ataque del Valencia de la modernidad, también se hizo necesaria una de las zagas más fiables de la historia blanquinegra. Sin duda el gran protagonista fue otro argentino, Roberto Fabián Ayala, el central que quiso el Real Madrid pero que no se marchó de aquí.
Y con ellos el conocido en toda la ciudad como murciélago del escudo. Capitán de por vida aunque ya no lleve el brazalete, David Albelda encarna el sentimiento valencianista. A ellos se suma un italiano que llegó siendo veterano pero ha dejado huella en la historia de este club. Un fichaje sobre el que muchos recelaron y que se metió a la afición de Mestalla en el bolsillo: Amedeo Carboni.
Los siguientes protagonistas de la colección Grandes Figuras del Valencia vivieron años complicados en su etapa como futbolistas. Ricardo Arias lideró aquella defensa, una de las mejores de la historia, que se retiró sin el reconocimiento de los títulos. También marcó una época el Catedrático, Fernando Gómez Colomer. El legendario centrocampista es hoy consejero del Valencia y columnista de LAS PROVINCIAS. Lubo Penev ha sido uno de los grandes matadores de la historia del Valencia. Para terminar, la biografía de otro mito: el lateral Juan Cruz Sol.

(Las Provincias, 14 de noviembre de 2010) ¿Cuántos millones de euros costaría actualmente reunir a once futbolistas con tales prestaciones? LAS PROVINCIAS lo ha conseguido y sus lectores podrán disfrutar de forma gratuita de este ambicioso proyecto editorial a partir del próximo domingo

18/11/10

ZP va de campaña

Publicado en Valencia Fruits (nº 2.469, de 16 noviembre 2010)

13/11/10

"Lobo" Diarte

12/11/10

La copa, el vaso y el chupito

La sentencia sobre el cobro del canon digital en España sirve de carnaza para que el personal se entretenga en debates que tanto gustan a quien yo me sé, y viene a cuento lo de las copias ilegales para recordar a los clubes de fútbol que nadie les pediría royalties aunque plagiaran integrante el planteamiento que los ingleses dan a la Copa, que aquí, venida a menos, ni siquiera llega a vaso y se está quedando en chupito.
Lo de llegar hasta la final de Wembley a partido único, disputado en terreno del rival de menor categoría (con sorteo de escenario en caso de enfrentamiento entre dos grandes) es la panacea que con ligeras variantes (casos de desempates y prórrogas) aplican los alemanes y franceses. Pero los clubes españoles se resisten.
Mientras que los recintos británicos se llenan y el torneo mantiene un prestigio, aquí los dirigentes se lamentan de la escasa asistencia de público, se hacen cruces por el enorme gasto que supone y por el escaso interés que despierta la competición.
Pero año tras año, cuando llega el momento de decidir el cambio, los responsables de los clubes dan lo que en valenciano castizo se llama 'cabotá'. Lo que diga el jefe, y vuelta a empezar. Incluso da la impresión de que en todo esto de paso se le hace la pelota a los de la UEFA, que tampoco están demasiado interesados en la competición, porque antes de premiar al campeón con el pasaporte para la Champions, prefieren ofrecérselo al cuarto clasificado de la Liga.
Parece que los clubes sean abstemios en esto de la Copa, aunque en muchos antepalcos de autoridades se despache irlandés de calidad y en cantidad. Habrá que darle la razón a Mourinho cuando asegura que el torneo no le gusta a los españoles, que cada año se preguntan casi hasta el último momento dónde se jugará la final.
Se impone el cambio. En esto, plagiar no está penado. Dicen que los dirigentes se tomarían las cosas de otra manera si hubiera buenas dietas, pero no les extrañe que la única variación fuera establecer la sede de la final en Tokio, como la del Mundialito de Clubes.
173. (Publicado en Las Provincias, 12 de noviembre de 2010)

10/11/10

El verbo repartir

En las últimas horas el Valencia ha conjugado el verbo repartir en casi todas sus acepciones. Iturralde al margen, cuando nos referimos a la derrota en Sevilla, repartir se utiliza desde el significado de la adjudicación a los actores de los papeles que tenían que interpretar en el Pizjuán, hasta la distribución de las culpas por los errores cometidos que desembocaron en la pérdida de los tres puntos.
En el reparto también aparece el significado de entregar algo a su destinatario, que en este caso es un recadito en forma de sanción a la polémica gastroenteritis de Banega. El esperado punto final al exceso que provocó su retraso en el entrenamiento del sábado y el posterior descarte como castigo para el partido en Nervión.
Pero el asunto de Éver entraña una enorme dificultad, porque cuando se habla de sanción conviene determinar cuál es la que menos perjudica al club. Si un castigo deportivo (¿renunciar a un futbolista con importancia en el grupo?) o una penitencia económica, si es que se puede aplicar de acuerdo con el convenio colectivo de los futbolistas. Y otrosí digo: en ocasiones pasadas, algún correctivo pecuniario se diluyó como el azucarillo en el café y nada se supo.
Si en el reparto nos detenemos en la acepción del elenco que Unai presentó en Sevilla, no hay pero que valga. Un equipo equilibrado, con carácter netamente ofensivo. Además, luego de la expulsión de Topal el grupo mantuvo las constantes y siguió dando guerra... hasta que perdió la cabeza. Cuando se juega con uno menos hay que tener los pies en el suelo más que nunca. No es cosa de ir a lo loco y que en una contra te dejen las vergüenzas al aire por falta de atención.
Reparto. Cada palo ha de aguantar su vela. Unai, Miguel, Mathieu, Fernandes, Jordi. y también Llorente. Golpecitos en el pecho, sí, pero se impone una solución rápida porque, «¡mayday, mayday!», el peligro es inminente. En el vestuario sale humo y, Logroñés al margen, el domingo llega el Getafe, el sábado es la junta general y el acto seguido hay que visitar El Madrigal.
172. (Publicado en Las Provincias, 10 de noviembre de 2010)

Cuestión de prioridades

Valencia Fruits, nº 2.468 (9 noviembre de 2010)

Nombre y apellidos

¡Se ha liado una buena con lo de los apellidos! ¿Era necesario? Desde los dos rincones del cuadrilátero se exponen los argumentos. Unos defienden la ley en trámite parlamentario sobre el orden de los apellidos porque entraña mayor igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y para otros no es más que una cortina de humo que enmascara problemas sociales de primer orden, como el desempleo, la corrupción o la delincuencia.
En las últimas horas en el Valencia también se ha utilizado una maniobra de distracción, en este caso sobre un apellido, el de Banega, aunque no se evitan los comentarios. El sábado los servicios médicos del club diagnosticaron al futbolista una gastroenteritis, valoración que ayer sirvió a Unai de argumento para descartarlo de la convocatoria ante el partido que el equipo disputará esta tarde-noche en Sevilla.
No vamos a poner ni un pero al criterio médico. Gastroenteritis: inflamación de las mucosas del estómago. Se ve que a Ever no le sentó bien la cena del viernes. O el posterior resopón... ¡Vaya usted a saber! Esa noche, en contra de las recomendaciones que le dieron, el entrenador invitó a la plantilla en un restaurante de la playa para festejar su 39 cumpleaños, y al día siguiente el jugador argentino no estaba en condiciones de ejercitarse.
En torno a la ausencia del futbolista, el técnico ayer guardó un silencio que habla por sí solo y, desde luego, no se pronunció sobre si la exclusión de la lista de viajeros se debía a un castigo encubierto, como se sospecha en algunos sectores del club, que aluden a la deontología profesional, los derechos, los deberes y las normas.
Es bueno que el entrenador lave en privado los trapos sucios, pero la situación destila excesivas incógnitas y a la vez emana un tufo de que hay algo no se ha gestionado bien desde hace algún tiempo. Algo a lo que se debe poner coto para que no se repita. Ni con un argentino ni con un español ni con un portugués.
Se puede debatir sobre el orden de los apellidos. Pero lo que no admite discusión es que se falte al orden por asuntos que no tienen nombre.
171. (Publicado en Las Provincias, 8 de noviembre de 2010)

6/11/10

Javier Subirats

5/11/10

El error

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.467 (2 de noviembre de 2010)

La hierba de Mestalla

En el bar sonaba a todo trapo una canción de Melendi cuando a mi amigo el valencianista dejó caer el asunto sobre la barra. «La hierba de Mestalla es de mala calidad», espetó disgustado. Luego aclaró que se refería al césped y, sin tacto alguno, aseguró que desde lo alto del anfiteatro «las calvas destacan más que la del presidente sentado en el palco».
Pero la cosa no es para ir con bromas, porque el estado del terreno de juego siempre influye en el fútbol que desarrolla un equipo y, además, muchas veces el capítulo de lesiones va estrechamente emparejado a las deficiencias que presentan los tepes. Hay demasiados ejemplos. No es necesario remontarse más que unas semanas para recordarlo porque los campos de la ciudad deportiva de Paterna también han sido y son ejemplo de irregularidades y de algunos esguinces provocados por las imperfecciones del césped.
Desde el principio de temporada el entrenador y los futbolistas han mostrado su preocupación y han expresado sus quejas donde tenían que plantearlas. Hasta ahora no ha habido una respuesta y ya va siendo hora de que quienes mandan se aprieten los machos, se olviden de parches y de capas de un ridículo maquillaje verdoso, y adopten las medidas oportunas y necesarias para subsanar lo que se ha convertido en un grave problema (el de Paterna también), que semana tras semana se va acrecentando.
La alfombra de Mestalla apenas ha durado un año y eso que al recinto no se le han dado otros usos, como ocurre en diferentes lugares. Vamos, que no puede servir se excusa porque sólo se ha utilizado para jugar al fútbol.
En septiembre de 2009 se colocaron más de 9.000 metros cuadrados de una hierba llamada de última generación que, no es de Holanda, no. Es un césped especial que se ha utilizado en estadios de Australia y Estados Unidos, donde ha funcionado y funciona. Pero aquí, sea por lo que sea, por las altas temperaturas del verano, por la calidad, por un tratamiento inadecuado, por hache o por be, está hecho unos zorros.
170. (Publicado en Las Provincias, 5 de noviembre de 2010)

3/11/10

La mejor medicina

Ahora qué pasa, que el equipo ya es bueno? De momento el Valencia ha conseguido levantarse y encima ha dado un paso de gigante en la Liga de Campeones. Ha revertido una situación agónica, y de estar contra las cuerdas ha pasado llevar la iniciativa. Ha tomado aire y ha vuelto a ser un bloque con actitud. Un grupo que ha mostrado ganas de recuperar la senda de la coherencia. Con el 3-0 frente al Rangers todos los temores y fantasmas que le rodeaban en las últimas semanas desaparecen como por arte de magia.
Cuando comenzó la temporada y el Valencia iba viento en popa, algunos aficionados se dejaron llevar por una ilusión colectiva y no tardaron en convertirse en ingenieros de obras públicas que, sobre el trazado de los buenos resultados, proyectaban repetidos arcos de triunfo. En la medida en que el equipo se afianzó en la cabeza de la clasificación, una tras otra se fueron levantando las construcciones, y la mirada cada vez iba más arriba.
Era el 'yes, we can' de quien en un pasado reciente había disfrutado de títulos y no se resigna a la simple añoranza. Quería reeditarlos. Volver a disfrutar. Y pensó que puede hacerlo. Sin embargo, como ocurre con el tiempo, en ocasiones tan inestable, después de la euforia inicial llegaron varios tropiezos consecutivos y aquella imaginación se transformó en indignación. «Este no es mi Valencia, que me lo han cambiado», se lamentaban los seguidores.
En esta ocasión no fueron alteraciones en las neurotransmisiones cerebrales lo que provocaron el inmediato paso de la euforia a la depresión. ¡Qué va! El trastorno bipolar se originó por los malos resultados que, como dice un buen amigo, arrancaron en los últimos minutos del primer tiempo del partido del Camp Nou, cuando Pablo Hernández pudo machacar pero fue incapaz de subir el 0-2 al marcador.
Después llegaron las indigestiones en Ibrox Park y en Mestalla frente al Mallorca y Zaragoza, apenas aliviadas con el 'almax' copero de Logroño. El 3-0 de ayer ha sido la mejor medicina para el enfermo. El Valencia vuelve a respirar, pero le queda un largo camino por delante y no se puede detener. Ha de seguir mirando al frente
169. (Las Provincias, 3 de noviembre de 2010)

1/11/10

Jordi Alba

Sombras y luces

Vamos a poner por delante que mañana no cabe otra cosa que no sea ganar al Rangers en Mestalla en partido de Liga de Campeones, y si para ayudar al Valencia a conseguirlo resulta imprescindible mentir y defender que lo está haciendo bien, no vacilaremos en hacerlo. Que no haya excusas. Ya habrá tiempo de analizar errores. Ahora vamos a proclamar a los cuatro vientos que esa confianza que Unai Emery dice que ha perdido el equipo, la afición la tiene vivita y coleando para llevar en volandas al grupo que ha de superar a los escoceses y asegurar la clasificación.
¡Hala! Ya está dicho. A unas horas del decisivo partido de Champions, ese es el mejor mensaje que se puede lanzar a los futbolistas y al técnico para desterrar sombras y para que todos recuperen cuanto antes la claridad que mostraron al inicio del campeonato, cuando parecía que el Valencia utilizaba gasolina de avión.
Y hasta aquí, lo que el jugador y el entrenador pueden leer. Lo que viene a continuación han de evitarlo. Si quieren echarle un vistazo, que sea a partir de mañana. Hoy no, porque ahora vamos a hablar de defectos y eso a lo mejor no ayuda a mejorar, aunque Unai airee la ausencia de confianza de un equipo que, desde que comenzó la temporada, en Mestalla ha estado envuelto en tinieblas.
La confianza debe de fundamentarse en la realidad y la del Valencia determina que en el maltrecho y coloreado césped de Mestalla, los rivales le sacan el rubor. El equipo ha ido de sobresalto en sobresalto. Lo dicen los resultados, desde el del Racing (1-0) al del Zaragoza (1-1), pasando por los del Atlético (1-1), Manchester United (0-1), Athletic (2-1) y Mallorca (1-2).
Lo desvelan los sistemas. Lo refrendan las alineaciones de jugadores (Miguel, Ricardo, Navarro, Mathieu, Ever, Fernandes, Vicente, Domínguez, Pablo.) que por su estado, sea o no por salir de una lesión, muestran un nivel bajo. Y lo dice la afición aireando sus pañuelos, aunque mañana, de inicio, seguro que volverá a dar un voto de confianza.
Pero para que la pesadilla se muerda la cola el equipo ha de corresponder y ofrecer bastante más de lo que está dando.
168. (Las Provincias, 1 de noviembre de 2010)

29/10/10

La picardía de Unai

Muchas veces hemos oído decir que el fútbol es para listos y en bastantes ocasiones lo hemos observado de forma evidente. Siempre que la picardía no cruce la línea que la separa de la estafa, hay que hacerla valer. Unai lo hizo en Logroño, porque fue él quien inició la jugada del primer gol en Las Gaunas.
El entrenador del Valencia, siempre de pie, de aquí para allá en el área técnica, gesticulando, dando instrucciones y palmas de asentimiento cuando las cosas van bien y de ánimo cuando se tuercen, fue muy hábil. Estuvo atento para recoger el balón que había salido por la banda y dárselo con presteza a Jordi Alba.
El chaval, que también es muy vivo, fue una prolongación del técnico. Lo envió con rapidez sobre Mata que, bueno, ya saben el desenlace. Desesperación de los riojanos, que no daban crédito a cómo en un abrir y cerrar de ojos les 'robaban' la cartera. La veloz internada del mundialista acabó con asistencia a Adúriz para que el guiputxi abriese la lata. Pero a Unai, lo que es de Unai.
La tarea del entrenador va más lejos de la docencia que implica el cargo. Más allá de dar respuesta a la elección de los futbolistas, de diseñar tácticas. El técnico ha de adecuarse a una sociedad cambiante y eso implica aprovechar cualquier situación en beneficio del grupo. A veces el mínimo detalle tiene inmeso valor.
Me viene a la memoria que un prestigioso entrenador de fútbol refería la importancia de la actitud con la que el futbolista afronta el partido o determinada acción durante el juego, pero también la del propio técnico, su carácter para defender al grupo.
Aquél veterano aludió a una jugada similar a la que inició Unai en Las Gaunas y también puso otro ejemplo: en determinado momento, desviar la atención del grupo y centrarla en sí mismo aunque le cueste una amonestación, con el fin de ganar un tiempo muerto que frene el ritmo del rival. Hablaba de situaciones que no tienen nada que ver con simular una lesión o fingir una zancadilla. Porque una cosa es ser tramposo y otra, muy distinta, ser avispado, como Unai.
167. (Publicado en Las Provicias, 30 de octubre de 2010)

27/10/10

Unai mira a corto y medio plazo

El ser humano comete errores y, si inteligente, como racional con capacidad para analizar sus actos y dominar sus impulsos, los lamenta pero no duda un segundo en admitirlos. Además, enseguida busca solución. Trata de poner remedio. Por eso, que un entrenador reconozca abiertamente que se ha equivocado, sin poner excusas vanas, dice mucho a su favor. Y si lo hace en caliente, un rato después de cometer el pecado, más todavía.
Está claro que Unai se equivocó ante el Mallorca, pero eso no significa que haya que lapidarlo. Hay que hablar de accidente. Además, es bueno que después de la derrota entonara el mea culpa sin mirar a sus jugadores, aunque podía haberlo hecho perfectamente porque, a pesar de que las actitudes están ligadas al estado de ánimo de los futbolistas, la disposición también es obligada. Tan preceptiva como debería ser lo de lavar en casa los trapos sucios y no airear asuntos sin sentido. Por ejemplo lo del 4-3-3, siendo que el equipo jugó con dos centrocampistas y un enganche. Ya sabemos que el elegido no pisa el área por si se rompe; pero su función no era la de desenvolverse de espaldas al marco ni desplazarse al medio del campo a recibir el balón.
Después de chaparrón debía venir la calma, la charla para poner los puntos sobre las íes y los jugadores dijeron lo que piensan y el entrenador también. Ayer escuché a Unai referirse a la importancia de saber elegir. A la trascendencia de recuperar jugadores y acertar a moderar sus participaciones, porque aparte de que esto no ha hecho más que comenzar, está obligado a mirar a corto y a medio plazo para dar respuesta a tres competiciones.
Ahora toca el Logroñés en la Copa y el Valencia no puede caer en errores de un pasado no muy lejano, con excesos de confianza como Guadix, Alicante, Pamplona o Lleida. Ha de resolver, aunque los riojanos quieran hacer bueno lo de «a entrenador nuevo.»
El de hoy es el examen más importante porque es el primero. Pero a continuación el equipo ha de de resolver dos más: el del sábado, ante el Zaragoza, y el del martes, frente a los escoceses de Glasgow.
166. (Las Provincias, 27 de octubre de 2010)

26/10/10

Mi amiguita Laura

Mi amiguita Laura Folgado me ha hecho llegar este bonito dibujo, y aquí lo coloco para que lo disfruten todos los que entren en este blog. Por cierto, si alguien le puede conseguir cromos de Bob Esponja, seguro que le pinta algo parecido en agradecimiento. ¿Verdad Laura?

Leire, lolairo, lairo, loleire... (léase imitando la voz de Lauren Postigo)

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.466 (26 de octubre de 2010)

El piloto rojo de Emery

Cuando hace unos días Unai Emery utilizó la expresión «piloto rojo», ni se refería al mítico aviador alemán que hizo historia en la primera guerra mundial ni tampoco al asturiano Fernando Alonso, que ayer en Corea se situó a paso de alcanzar su tercer título. ¡Qué vá! El entrenador del Valencia dijo eso antes del viajar al Camp Nou y con ello sugería que a lo largo del camino de octubre y noviembre, su equipo se iba a encontrar con enemigos que consideraba complicados: Barça, Rangers, Mallorca. Y seguirán, por este orden, Racing, Zaragoza, de nuevo el campeón escocés, Sevilla, otra vez el equipo cántabro, Getafe, Villarreal y Almería, hasta llegar al duelo con el Real Madrid, que será a primeros de diciembre.
El sábado, cuando abandonaba Mestalla, me encontré a ese amigo valencianista que tantas veces asoma en esta columna. Lo ví desencajado. ¡Estaba el pobre como para gastarle bromas! Por la boca echaba sapos y culebras. Y cuando le recordé lo del «piloto rojo» de Unai, no quiso compartir la acepción de avisador o señal luminosa que indica o transmite determinada información. No. Él se limitó a ironizar comparándolo al kamikaze que se lanza a pecho descubierto. Defendió su planteamiento mostrando el papel en el que aparecía la formación inicial que había presentado Unai ante el Mallorca. «¿Esto es de recibo? ¡Pues no digo más ná!», espetó antes de despedirnos.
A mi amigo le pasaba lo mismo que a Unai en el momento en que compareció en la rueda prensa post partido. «En caliente no es bueno hablar», comenzó. «Ni cuando ganábamos era tan bonito ni esta derrota es tan negativa», le escuché luego, aparte de una retahíla de verbos como son motivar, organizar, contrarrestar, acertar y rendir. Aunque los repitió en varias oportunidades, horas antes, cuando era necesario, no supo enunciar ordenadamente las formas que denotan sus diferentes modos, tiempos, números y personas. Desde el momento en que escribió el once en la pizarra, se equivocó en las conjugaciones y se encendió su piloto rojo.
165. (Publicado en Las Provincias, 25 de octubre de 2010)

23/10/10

Adiós, presidente; adiós, amigo

LUIS FURIÓ VALENCIA.- Arturo Tuzón fue un señor presidente del Valencia y un presidente señor para el club. Ayer se consumió la lumbre y nos dijo adiós con el mismo silencio y la misma compostura que siempre le caracterizó. Tuzón fue un hombre recto, ecuánime y honrado, con la sensatez por lema. El valencianismo estará en permanente deuda con él porque fue quien en 1986 devolvió al equipo a la Primera División y a las competiciones europeas y quien estableció los criterios para sanear la economía de la sociedad.
Tuzón, que aunque se crió en la Vall d’Uxo, nació en Montán (Castellón) hace 82 años, fue un empresario de prestigio. Un industrial del sector de la maquinaria agrícola y propietario del trinquete Pelayo de Valencia, que llegó al de Mestalla encabezando un grupo de consenso formado para tratar de sacar adelante una nave que iba a la deriva.
Aquella candidatura la fraguaron amigos, políticos e incluso empleados del club, con la premisa de sacar adelante un proyecto deportivo y económico. Y lo consiguieron. Durante los siete años que Tuzón estuvo al frente de la sociedad (1986-1993), aparte de que en la primera temporada rescató al equipo del pozo de la Segunda, todos los ejercicios se cerraron con superávit.
Las acuciantes deudas habían obligado al nuevo presidente a enarbolar el estandarte de la austeridad y, rodeado de un equipo con ganas de trabajar y muchas ideas (el primer consejo lo formaron Andreu, Aznar, Domingo, Marco, Moret, Orihuela, Pont… ), uno a uno fue cumpliendo los objetivos, a pesar de que los últimos años de su mandato, bajo la obligada conversión del club en sociedad anónima deportiva que él nunca compartió, se enturbiaron por las críticas de un sector de la grada que entonó aquello de “Arturo, suelta los duros” como respaldo a la oposición del consejero Francisco Roig, que tenía otros aires de grandeza.
Sin embargo, bajo el mandato de Arturo Tuzón se fomentó el trabajo de la cantera con la presencia de jugadores como Giner, Voro, Camarasa, Quique, Arroyo, Revert, Fenoll, Mendieta y los ya consolidados Sempere, Arias, Subirats y Fernando, y además en su haber aparecen los fichajes de futbolistas del nivel de Ochotorena, Eloy Olaya, Mijatovic, Penev…
Esta noche Mestalla tiene una obligación. La condolencia para doña Natividad y para sus hijos Arturo, Vicente y María Dolores y el respetuoso recuerdo a un señor presidente del Valencia; a un presidente señor.

(Publicado en la página web de Las Provincias, el 22 de octubre de 2010)

Ricardo Costa

22/10/10

Juego por las bandas

Ya hay que mirar de frente al partido de mañana con el Mallorca, aunque no me resisto a recordar que Unai se equivocó en Escocia. Y él lo sabe. Pero, ¡ojo!, los futbolistas que alineó frente al Rangers también deberían hacer un examen de conciencia y darse los correspondientes golpecitos en el pecho, porque estamos hablando de un colectivo y, como tal, cada palo debe aguantar su vela. Y no hace falta dar nombres.
Es lógico que las críticas se centren en el capitán del barco, porque es la cabeza visible. Y hasta cierto punto también es normal que se critique el dibujo y se discuta si es más efectivo el 4-2-3-1, el 4-4-2 o el 4-3-3, porque todos llevamos dentro un entrenador en potencia. Pero aparte de estos debates y de lanzar dardos al timonel, habrá que pensar que tampoco estuvieron inspirados los encargados de manejarse en el trinquete, en el palo mayor y en el de mesana, o los que desenvolvieron entre jarcias y botavaras.
La culpa no fue sólo del cha-cha-cha y habría mucho que hablar de la falta de personalidad con la que el Valencia afrontó el partido de Ibrox. La primera lectura es que el equipo transmitió la sensación de que ignoraba que el campeón escocés iba a entregarle el balón para jugar a la contra, porque acabó por mostrarse como un bloque que careció del hambre de victoria con la que nos había acostumbrado.
El miércoles muchos aficionados echarían de menos la concentración, la determinación, la ambición y el ansia de los últimos partidos. Yo al menos no la vi. Mucha posesión de balón, sí, pero como un día ironizó Di Stéfano, «¿en estos casos también se contabiliza el tiempo que el jugador está en con el balón en las manos cuando va a realizar un saque de banda?».
Vamos a pensar que lo de Escocia fue un mal día y que los graves problemas que el equipo tuvo atrás y delante no fueron sólo culpa del medio campo. Pero otro vez, cuando un rival tenga a todos colgados del larguero (bueno, dejaron a Miller en punta) convendrá pensar en las bandas. Quiero decir, jugar por las bandas, para no acabar siendo una banda.
164. (Publicado en Las Provincias, el 22 de octubre de 2010)

20/10/10

Saber elegir

Todos sabemos la importancia que tiene saber elegir y acertar en la elección. En la que sea. Hoy Unai se va a encontrar en esa tesitura. El entrenador del Valencia se ha llevado a Escocia a todos los futbolistas disponibles, 21 jugadores, de los que primero tendrá que descartar tres y después seleccionar los once que considere más apropiados para iniciar en Ibrox Park el decisivo partido frente al Rangers.
¿A ustedes no les ha pasado alguna vez eso de decir «esto ya lo he vivido» sin que se trate de un dèja vu? ¿Que concurra una situación idéntica a la real de un pasado más o menos lejano? Pues eso me viene a la mente al pensar en el partido de hoy, porque hace treinta y un años hubo un duelo similar en necesidad y escenario. El Valencia estaba obligado a ganar para seguir vivo, entonces en la Recopa de Europa.
En la madrugada del 7 de noviembre de 1979, en el hotel donde los valencianistas velaban sus armas para enfrentarse horas después al Rangers, Di Stéfano, que era el entrenador, le daba vueltas a la alineación. Estaba decidido a dejar fuera del once a Kempes y Bonhoff, mientras el presidente, Ramos Costa, se hacía cruces: «¡Este hombre quiere que además de perder la eliminatoria nos maten al llegar a Valencia.!»
Tal vez fue la labia de Ramos o la reflexión del técnico, pero finalmente jugaron los dos y, además, el centrocampista alemán abrió el camino de la victoria y luego el Matador hizo dos dianas que sentenciaron la clasificación (1-3).
La clave de aquel partido estuvo en el bloque. En la apuesta revolucionaria de Di Stéfano, que entre otros dio paso a un joven Subirats, que realizó un gran encuentro, y al también imberbe Pablo Rodríguez, extremo asturiano a quien por su velocidad los escoceses bautizaron como 'la ardilla de Ibrox Park'.
Hasta ahora Unai ha elegido bien (con algún borrón, como el mejor escribano) y hoy está obligado a acertar, como hizo Alfredo hace treinta años. Pero además, de la misma forma que entonces, los elegidos han de mostrar su tino para que sus nombres puedan brillar con letras de neón.
163. (Las Provincias, 20 de octubre de 2010)

19/10/10

Corbacho no necesita inscribirse en el INEM

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.465 (19 octubre 2010)

18/10/10

Escocia, Barça y Laporta

Conviene recordar una vez más, aún a riesgo de pecar por reiteración, que el partido que importa de verdad es el de pasado mañana en Glasgow. El del Camp Nou ya es agua pasada y ahora toda la atención hay que fijarla en Ibrox, porque de la victoria frente al campeón escocés va a depender la clasificación para los octavos de final del torneo, que lleva emparejada una cuestión de evidente interés crematístico.
Sin embargo, antes de seguir con lo del equipo de los protestantes, resulta adecuado recordar que en Barcelona el Valencia demostró personalidad durante el primer tiempo. Luego pagó el esfuerzo, se esfumaron las ideas y le dio vida al Barça. En el cómputo global salió del recinto de Travesera de les Corts con la frente muy alta. A pesar de la derrota no humilló, como unas horas antes del partido lo habría hecho Joan Laporta, ex presidente blaugrana y ahora cabeza de lista de Solidaritat Catalana.
No me hagan mucho caso, pero un conocido que vive en de la calle Muntaner esquina General Mitre me ha contado que el susodicho Joan se tuvo que agachar un par de veces para recoger la cara, porque se le iba cayendo de vergüenza cuando en la junta general le sacaron los colores y los trapos sucios por todos los excesos económicos cometidos durante sus años de mandato.
Y a propósito de junta general de accionistas: el consejo de administración del Valencia ya ha establecido fecha para la suya. Será el próximo 20-N, un sábado sabadete, en las horas previas a la visita al campo de El Madrigal. En este caso no creo que a nadie se le pueda ocurrir y pretenda impulsar la propuesta de una acción de responsabilidad por los desfases financieros que ocasionó la gestión del pasado reciente. ¿O tal vez sí?
Pero a lo que íbamos, que es el partido del miércoles, frente al Glasgow Rangers. Escocia se le ha dado bien al Valencia, dicho sea en el mejor sentido de la expresión, porque el buen whisky de la tierra nunca se le ha subido a la cabeza. Sus dos visitas a Ibrox se saldaron con sendas victorias y ahora no tiene porqué ser diferente.
162. (Las Provincias, 18 de octubre 2010)

16/10/10

Francisco Ros Casares

15/10/10

El partido con más valor

A medida que se acerca el fin de semana adquiere mayor protagonismo el Barça-Valencia. No se habla de otra cosa. Bueno, también está lo de la Esteban y el tal Fran, pero no es el caso. La atención se centra en el partido porque es el inmediato. Porque la visita al Camp Nou siempre entraña un aliciente especial. Porque los de Mestalla acuden vestidos con el maillot de líder y no quieren perderlo, y además porque quienes miran con lupa al equipo azulgrana aseguran que ni es el mismo ni juega con igual soltura que el año pasado.
Todo eso está muy bien y al partido hay que darle la importancia que tiene, que es mucha. El Valencia es el líder y está obligado a demostrarlo allá dónde vaya. Ahora mismo ganar en el Camp Nou sería la caraba. Menudo chupinazo. Todo eso es fenómeno. Pero conviene tomar una dosis de pragmatismo para que el árbol no nos impida ver el bosque, porque el miércoles, en Glasgow, hay otro partidazo no menos importante. Incluso yo diría que más trascendental.
La competición de Liga es una carrera de fondo que aún va a entrar en la séptima jornada. En cambio, del resultado del duelo con el Rangers, en el Ibrox Stadium, dependerá que el Valencia mantenga la tranquilidad y la confianza para seguir en la aventura Champions. Está en juego la segunda plaza. La que da la clasificación, prestigio y dinero.
Nadie olvida lo que avecina y por eso es muy posible que en Barcelona Unai ofrezca alguna sorpresa en la alineación. ¿4-2-3-1? ¿4-3-1-1? ¿4-3-3? Por delante de todo eso está la implicación, pero se imponen las rotaciones, e incluso la reserva de algún jugador para no perder fuelle el miércoles.
Dicho eso, al Barça no hay que dejarle pensar ni permitir que disfrute con las habituales diagonales que tanto daño hacen a los contrarios. Decirlo es sencillo. Se escribe en dos líneas, pero la práctica implica mucho más. Se trata de un enorme trabajo colectivo, como el que desarrollaron el Hércules o el Mallorca, por citar sólo a los dos que se han llevado un buen botín de un feudo que no es inexpugnable.
161. (Las Provincias, 15 de octubre de 2010)

Ricardo Costa: «Villa es un peligro, el mejor finalizador de Europa»

El portugués, que se reencontrará con el Guaje tras sufrirlo en el Mundial, avisa de que el Barça es mucho más que el asturiano

LUIS FURIÓ VALENCIA..-
Ricardo Costa no se fía un pelo del Guaje. El defensa del Valencia lo conoce bien porque ha visto muchos vídeos suyos y cuando se enfrentó a él en el Portugal-España del Mundial sufrió para marcarlo. Mañana volverá a estar frente al delantero asturiano.
Su opinión sobre Villa disipa toda duda. «Es un gran jugador, muy peligroso, y hemos de tener mucho cuidado con él. Pero no sólo yo; todos debemos de estar muy atentos», indica el luso.
Con la experiencia sudafricana ya tuvo bastante. Por eso reacciona de forma enérgica cuando se le pregunta si tiene ganas de verse las caras con Villa otra vez. «¡No! -reacciona tajante antes de romper a reír-. Si no juega, mucho mejor».
En el partido del Mundial, Villa se desenvolvió en la banda y Ricardo Costa actuó como lateral. «Antes de ese encuentro, cuando nos enfrentamos a Brasil, también jugué ahí para marcar a Robinho. Y como el partido fue bueno y las cosas me salieron bien, el técnico me volvió colocar en esa posición», recuerda el ex jugador del Lille. Ahora será diferente. En el Camp Nou regresará al eje de la fensa. «El lateral no es mi posición natural y la verdad es que no me gusta jugar ahí», reconoce Costa.
Pese a la vuelta a los orígenes, sabe que tener enfrente a Villa es garantía de permanente zozobra para cualquier defensa. Por eso tiene más que estudiados los movimientos del asturiano. «Ahora no he visto vídeos suyos, pero antes del Mundial sí lo hice. Además, lo conocía bien, porque había seguido al Valencia en muchos partidos de Liga».
Su manual de supervivencia para el Camp Nou establece una prioridad: asfixiar al ex delantero del Valencia dejándolo sin espacios. «A algunos delanteros puedes darles un metro, pero si a Villa le dejas algo de espacio, si le das medio metro, estás perdido», replica sin dudarlo.
¿Infunde más respeto Villa cuando juega por el centro o si lo hace por la banda? Ricardo Costa se sincera. Tanto monta. «Me da igual. Es un delantero tan peligroso y tiene tanta movilidad que no puedes perder la concentración porque te sorprende».
Por todo ello, si bien no se atreve a calificar a Villa como el mejor delantero europeo, sí le regala un piropo similar tras meditar unos instantes. «Yo diría que es el mejor finalizador».
El problema ante el Barcelona es que enfrente estará algo más que un delantero sideral. No hay que olvidar a Messi. «Los dos (español y argentino) son complicados de marcar. Hablamos de muy buenos jugadores».
Pero el Valencia tiene armas para salir victorioso. «Hemos de jugar igual que hasta ahora. Siempre debemos de respetar al adversario, aunque pensando más en lo nuestro». Será fundamental jugar con cabeza. Un exceso de ambición se puede pagar caro. «Es posible ir variando cosas durante el partido, según convenga, porque la filosofía del Valencia ofrece muchas alternativas».
(Publicado en Las Provincias, 15 de octubre de 2010)