Publicado en Valencia Fruits, nº 2.652 (25 de noviembre de 2014)
18/11/14
14/11/14
DERECHOS Y PATALETAS
¡Pasen, señores pasen! ¡Entren, porque esto va de
entradas! Por un lado, la que restringe el Valencia para el acceso la junta
general de accionistas que celebrará el próximo día 20 de noviembre en el Palau de la Música, y por el otro las que despacha
el Levante para asistir el derbi local que tres días después se disputará en el
campo de Orriols.
Cada uno es dueño de su casa. Pero los dos casos de
entradas han puesto la polémica sobre la mesa. Ambos asuntos han supuesto cruzar
la línea roja que es una metáfora que últimamente ha adquirido tanto
protagonismo como escasa eficacia. Existen diferencias en lo de traspasar las
líneas que marcan límites de actuación y cada vez es más complicado llegar a un
acuerdo que contente a todos porque siempre acaba saliendo el discrepante de
turno que dice que bueno, que vale, pero que su vara de medir es otra distinta.
En su derecho como sociedad privada, el Valencia ha
marcado una serie de requisitos para la inmediata junta de accionistas. Una serie
de normas que a lo mejor en Singapur están a la orden del día, no te digo que
no. Pero aquí, después de tanto empalago con la palabra transparencia, los
blindajes desencadenan críticas y pataletas. A uno, que con los años disfruta cada
día más del "animus jocandi", lo de prohibir la retrasmisión de la
junta o limitar la asistencia de un sólo periodista por medio de comunicación, no
es que le suene a un veto sin precedentes, es que le parece una proclama
Goebbeliana. Pero, bueno, están en su derecho.
La discusión sobre las entradas del derbi radica en el
precio que el club azulgrana ha fijado para las 1.500 localidades que destina a
los aficionados rivales y al supuesto pacto por el que la cantidad a pagar
debía de ser de 15 euros en lugar de los 30 que se han establecido.
Por mucho que se pueda pensar que los pactos se
sobreentienden, siempre deberían de suscribirse para luego poder pisar firme. Entre
el Valencia y el Levante no existe desde hace tres años un acuerdo verbal en
eso de fijar los precios. Ha habido de todo, como en botica. Y ahora el consejo
levantinista se apoya exclusivamente en el punto de equilibrio en que se cruzan
las curvas de la oferta y la demanda, porque pretende hacer caja como cualquier
otro club que recibe la visita de un equipo de mayor enjundia.
Es su derecho, de la misma forma que lo tiene el consejo del Valencia para, como ha anticipado
a modo de protesta o medida de presión, no acudir al partido de Orriols. Pero
cada uno en su casa... ¡Hala!, como si las cosas no estuvieran
suficientemente tensas, ¡échenle más madera!
560 (Publicado en Las Provincias, día 14 de noviembre de 2014)
11/11/14
¡Elige, y que la suerte te acompañe!
¡Que la suerte te acompañe para poder asistir a la junta general de accionistas del Valencia!
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El Valencia CF ha comunicado hoy a los medios de comunicación las pautas establecidas para la asistencia a la Junta General de Accionistas del próximo 20 de noviembre en el Palau de la Música de Valencia. Entre esas normas destaca la prohibición de retransmitir la junta en cualquier formato audiovisual, radiofónico o incluso a través de las redes sociales; que únicamente se podrá acreditar un redactor por medio, y la advertencia de que cualquier redactor o medio que publique alguna imagen -sea en directo o en diferido- "no volverá a ser acreditado para ningún evanto organizado por el club, incluidos los partidos".
8/11/14
PARALELISMOS
Del nuevo Valencia se ha hablado mucho en los últimos
meses. Desde que se anunció la venta de la sociedad ha habido tiempo por
delante y suficientes argumentos para ello, y como a muchos, me da en la nariz
que al club de Mestalla le ha ocurrido y le ocurre algo parecido a lo que
sucede con Podemos, dicho sea salvando todas las distancias, que las hay, claro
está. Pero desde el decorado, que es bastante similar, aparecen otras analogías.
La primera, que desde una orilla llegan toda clase de
alabanzas de quienes se sentían huérfanos de esperanza, y han encontrado en Amadeo
Salvo y en Peter Lim el soplo de aire fresco que les ha ilusionado, como le
ocurre a Pablo Iglesias con sus correligionarios. Además, otra semejanza es que
desde la acera opuesta se agudizan los nervios y se escuchan repetidas censuras,
reproches e incluso algún que otro insulto de los más críticos, que no asimilan
la transformación; o dicho de otra forma, la pérdida de poder que en este caso
conlleva la presencia del empresario de Singapur. Las castas han pasado a ser
historia.
El personal estaba harto de recibir más de lo mismo.
¿Les suena de algo la situación? Cansado de ver las mismas caras de siempre, esperaba
y pedía a gritos un cambio que en el Valencia ha llegado de la mano de Salvo,
que aunque ha sido quien ha traído a Lim, se ha convertido en una especie de Pablo
Iglesias. Sin coleta, pero con gomina, Amadeo tiene capacidad mediática y labia
de líder para meterse en el bolsillo a esos tantos y tantos aficionados que esperaban
un mesías y el maná en forma de nueva estructura. Más paralelismos. Si a uno le
están acompañando los resultados de las encuestas, a los otros les arropan los marcadores
deportivos.
Pero de la misma forma que el discurso de Podemos
ilusiona, también genera algunas dudas porque habrá que ver si la formación es
capaz mantener el proyecto que ambiciona para que no se sustente únicamente en
que los que están y los que estaban no han dado pie con bola. Ha de haber más. Y en
el Valencia de Salvo (y de Lim que es el dueño) también ha de haber bastante
más que anhelos. Ilusionaron los fichajes, maravilla el presente, con el equipo
codeándose con el líder, y entusiasma el futuro, aunque de la misma forma genera
dudas razonables. Entre otras cosas habrá que exigir que el nivel de plantilla no
baje por la venta de jugadores, que se reanuden y terminen las obras del nuevo
estadio, y confiar en que Lim no se canse y acabe vendiendo las acciones, y que
lo de las castas sea algo del pasado.
559. (Publicado en Las Provincias, el 7 de noviembre de 2014)
5/11/14
4/11/14
3/11/14
COSA DE LOS NERVIOS
Desde que el rey Juan Carlos dijo aquello de "Lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir", casi todo el mundo ha hecho suyo este tipo de coletilla para resolver situaciones comprometidas. Pero últimamente se abusa de eso y mucho. Un día sí y otro también estamos escuchando reiteradas disculpas por aquí y por allá, como si de esa manera, sin más, se pudiera pasar página, en unos casos a los desmanes que la Justicia ha desvelado de algunos correligionarios, y en otros para zanjar discrepancias y determinadas acciones que se habían producido, vamos a justificar, porque los nervios estaban a flor de piel.
En el panorama político no hay que irse demasiado lejos para escuchar los repetidos actos de contrición. Sin embargo en el futbolístico no ha sido tan habitual, aunque echando de memoria aparecen las recientes excusas, como las de Piqué, por su genio ante la Guardia Urbana; las de Simeone, después de darle una colleja a un árbitro; las reiteradas del hoy barcelonista Suárez, por su instinto agresivo-bucal, o las de Blatter a Cristiano Ronaldo, porque... si este señor estuviera más veces callado diría menos sandeces.
El Campeonato de la Liga española apenas ha cumplido un cuarto de competición, pero por una cosa o por otra se está viviendo mucha tensión y, como se suele decir, los protagonistas llegan a pasarse más de un pueblo y cuatro aldeas. En la Comunidad Valenciana, la proximidad del derbi Villarreal-Valencia, por mucha "gemanor" que se quiera buscar, presenta más tensiones que otra cosa. En el caso del equipo castellonense probablemente incide que cuesta mucho digerir la apurada remontada del Sevilla y también que escuece y mucho la baja de Musacchio, que se está haciendo notar.
En el Valencia también hay inquietud porque sin Dani Parejo para unas cuantas semana, se presumen algunos cambios, incluso de dibujo, y eso acelera todavía más a los futbolistas.
Ayer en la ciudad deportiva de Paterna Alcácer y Filipe Augusto se dieron algo más que golpecitos de contrición en el pecho, como hacen algunos mandamases estos días. Durante un lance del entrenamiento saltaron chipas por un quítame esas pajas, aunque el rifirrafe y terminó con un "lo siento".
Pero es que el día anterior, en la ciudad deportiva de Miralcamp, que es donde se entrena el Villarreal, fueron Bruno y Marcelino García Toral, su entrenador, quienes terminaron teniendo que aclarar posturas en el vestuario, porque en un momento de la sesión de trabajo se fueron un poco de la lengua y el asunto también terminó con otro "me he equivocado".
Será cosa de los nervios.
558. (Publicado en Las Provincias el 31 de octubre de 2014)
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