3/11/14

COSA DE LOS NERVIOS

Desde que el rey Juan Carlos dijo aquello de  "Lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir", casi todo el mundo ha hecho suyo este tipo de coletilla para resolver situaciones comprometidas. Pero últimamente se abusa de eso y mucho. Un día sí y otro también estamos escuchando reiteradas disculpas por aquí y por allá, como si de esa manera, sin más, se pudiera pasar página, en unos casos a los desmanes que la Justicia ha desvelado de algunos correligionarios, y en otros para zanjar discrepancias y determinadas acciones que se habían producido, vamos a justificar, porque los nervios estaban a flor de piel.
En el panorama político no hay que irse demasiado lejos para escuchar los repetidos actos de contrición. Sin embargo en el futbolístico no ha sido tan habitual, aunque echando de memoria aparecen las recientes excusas, como las de Piqué, por su genio ante la Guardia Urbana; las de Simeone, después de darle una colleja a un árbitro; las reiteradas del hoy barcelonista Suárez, por su instinto agresivo-bucal, o las de Blatter a Cristiano Ronaldo, porque... si este señor estuviera más veces callado diría menos sandeces.
El Campeonato de la Liga española apenas ha cumplido un cuarto de competición, pero por una cosa o por otra se está viviendo mucha tensión y, como se suele decir,  los protagonistas llegan a pasarse más de un pueblo y cuatro aldeas. En la Comunidad Valenciana, la proximidad del derbi Villarreal-Valencia, por mucha "gemanor" que se quiera buscar, presenta más tensiones que otra cosa. En el caso del equipo castellonense probablemente incide que cuesta mucho digerir la apurada remontada del Sevilla y también que escuece y mucho la baja de Musacchio, que se está haciendo notar.
En el Valencia también hay inquietud porque sin Dani Parejo para unas cuantas semana, se presumen algunos cambios, incluso de dibujo, y eso acelera todavía más a los futbolistas.
Ayer en la ciudad deportiva de Paterna Alcácer y Filipe Augusto se dieron algo más que golpecitos de contrición en el pecho, como hacen algunos mandamases estos días. Durante un lance del entrenamiento saltaron chipas por un quítame esas pajas, aunque el rifirrafe y terminó con un "lo siento".
Pero es que el día anterior, en la ciudad deportiva de Miralcamp, que es donde se entrena el Villarreal, fueron Bruno y Marcelino García Toral, su entrenador, quienes terminaron teniendo que aclarar posturas en el vestuario, porque en un momento de la sesión de trabajo se fueron un poco de la lengua y el asunto también terminó con otro "me he equivocado".
Será cosa de los nervios.
558. (Publicado en Las Provincias el 31 de octubre de 2014)
 

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