Del nuevo Valencia se ha hablado mucho en los últimos
meses. Desde que se anunció la venta de la sociedad ha habido tiempo por
delante y suficientes argumentos para ello, y como a muchos, me da en la nariz
que al club de Mestalla le ha ocurrido y le ocurre algo parecido a lo que
sucede con Podemos, dicho sea salvando todas las distancias, que las hay, claro
está. Pero desde el decorado, que es bastante similar, aparecen otras analogías.
La primera, que desde una orilla llegan toda clase de
alabanzas de quienes se sentían huérfanos de esperanza, y han encontrado en Amadeo
Salvo y en Peter Lim el soplo de aire fresco que les ha ilusionado, como le
ocurre a Pablo Iglesias con sus correligionarios. Además, otra semejanza es que
desde la acera opuesta se agudizan los nervios y se escuchan repetidas censuras,
reproches e incluso algún que otro insulto de los más críticos, que no asimilan
la transformación; o dicho de otra forma, la pérdida de poder que en este caso
conlleva la presencia del empresario de Singapur. Las castas han pasado a ser
historia.
El personal estaba harto de recibir más de lo mismo.
¿Les suena de algo la situación? Cansado de ver las mismas caras de siempre, esperaba
y pedía a gritos un cambio que en el Valencia ha llegado de la mano de Salvo,
que aunque ha sido quien ha traído a Lim, se ha convertido en una especie de Pablo
Iglesias. Sin coleta, pero con gomina, Amadeo tiene capacidad mediática y labia
de líder para meterse en el bolsillo a esos tantos y tantos aficionados que esperaban
un mesías y el maná en forma de nueva estructura. Más paralelismos. Si a uno le
están acompañando los resultados de las encuestas, a los otros les arropan los marcadores
deportivos.
Pero de la misma forma que el discurso de Podemos
ilusiona, también genera algunas dudas porque habrá que ver si la formación es
capaz mantener el proyecto que ambiciona para que no se sustente únicamente en
que los que están y los que estaban no han dado pie con bola. Ha de haber más. Y en
el Valencia de Salvo (y de Lim que es el dueño) también ha de haber bastante
más que anhelos. Ilusionaron los fichajes, maravilla el presente, con el equipo
codeándose con el líder, y entusiasma el futuro, aunque de la misma forma genera
dudas razonables. Entre otras cosas habrá que exigir que el nivel de plantilla no
baje por la venta de jugadores, que se reanuden y terminen las obras del nuevo
estadio, y confiar en que Lim no se canse y acabe vendiendo las acciones, y que
lo de las castas sea algo del pasado.
559. (Publicado en Las Provincias, el 7 de noviembre de 2014)
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