27/2/15

50 PUNTOS, 50 SOMBRAS

Dice el refrán que cada cual echa su cuenta, y unas veces va errado y otras acierta. En el fútbol lo único que no admite discusión son los números. Se puede discrepar de todo, de los sistemas, de la calidad de los jugadores, de sus habilidades y talante, de su implicación, del espectáculo que ofrece el grupo... Todo admite pareceres. Todo, menos los números. En ese aspecto no hay nada que debatir. No conceden réplica, aunque siempre puede salir alguien que recuerde que como en determinado partido (o partidos) el árbitro cometió errores de bulto, su desafortunada actuación cambió el signo de los acontecimientos y la cifra podría ser mayor (o menor). Sin embargo realidad es la que hay, y aunque aquel torpón acabe castigado una temporadita en la nevera –que es cuando lo hace rematadamente mal y el Comité Técnico no tiene más narices que enviarlo al rincón de pensar–, el marcador permanece inalterable.
Por eso los 50 puntos que lleva el Valencia en la presente Liga están ahí, sin opción de controversia. Se trata de una cifra de récord, que dice mucho, porque coloca al equipo blanquinegro en situación de aspirar a la tercera plaza del campeonato, cosa que hace tres semanas parecía utópica. Es un guarismo similar (un punto menos) al que hace poco más de un decenio lucía el Valencia de Benítez a estas alturas de la competición. Sí, el del año del doblete, que fue su última temporada en Mestalla. Ahora los 50 puntos antes de recibir a la Real y luego visitar el Calderón suponen una dosis ideal de confianza. Los 50 puntos ponen el objetivo más cerca, aunque no se deben olvidar las 50 sombras que aparecen justo al lado, cuando se reflexiona sobre si el equipo ofrece lo que se espera, si lo que hace está en consonancia con la calidad de la plantilla, si el entrenador acierta, si el juego engancha... Pero todo eso parece que es otra historia. 
Quizá porque el Valencia es un equipo en formación, lo que le falta para desterrar todos los peros es un líder en el terreno de juego. Me lo insinuó ayer mi amigo José Luis, que sabe que fútbol y medicina, y lo dejó caer así, como conjugando el viejo tópico de que "cada uno lleva un entrenador dentro" y la máxima de Ovidio respecto a que "mil enfermos requieren mil curas". Tal vez es el caso del Valencia, y con independencia de la calidad de los Diego Alves, Otamendi, Mustafi, Javi Fuego, Parejo o Negredo, falta alguien que tome el testigo de referencia, como en su día hicieron los Fabián Ayala, David Albelda, Rubén Baraja... Eso de tirar del carro en el momento necesario. Es una hipótesis. Porque ya sabemos que en esto del fútbol la única realidad incuestionable son las cifras y lo demás es susceptible de opiniones. ¿O no?
570 (Publicado en Las Provincias el 27 de febrero de 2015) 

24/2/15

Suite rural

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.662 (24 de febrero de 2014)

20/2/15

EXIGENCIAS

A falta de buen juego, de intensidad, de ofrecer el mejor nivel y por lo tanto, todavía sin transmitir lo que se espera, al Valencia al menos le están acompañando los resultados, que ya es bastante. Ahora mismo, tras los de las últimas jornadas, llega el momento de exigirle que lleve a cabo un decisivo regate para dejar atrás la ristra de dudas e inquietudes con las que ha venido coqueteando. Porque son 38 jornadas y esta ya es la 24. Mañana, frente al colista, Córdoba, el equipo que dirige Nuno debe de mostrar el verdadero objetivo que tiene como equipo y su capacidad para conseguirlo.
Es el momento propicio para dejarse de chácharas y afianzarse en la clasificación como bastante más que uno de los aspirantes a las plazas que conducen a la próxima edición de la Champions League. Lo contrario no sería más que un cuento chino. Un equipo que se precie no puede estar continuamente bailando lo de Ricky Martín, un pasito p'alante, María, un pasito p'atrás... No se le debe de permitir.
Aún a falta del buen juego, los aficionados blanquinegros han demostrado confianza total en el equipo, aunque mucho mejor que refugiarse en lo que no es más que una apuesta de futuro, siempre –y la visita a un colista no es la excepción– resulta más efectivo que el apoyo llegue como contrapartida por el control, para no reincidir en decepcionantes historias de un pasado demasiado reciente. Pero, en fin... ¡allá cada cual con sus consideraciones! Sin embargo ni puede ni se debe pasar por alto lo ocurrido hace apenas un mes, primero en Vigo y luego en Málaga, donde Nuno y sus jugadores echaron por la borda sendas oportunidades de arrimarse más a la cabeza de la clasificación. En aquellos partidos, en lugar del once titular del Valencia salió eso que en el argot futbolístico se califica de "equipo aspirina", porque alivió los males del rival. Los gallegos acumulaban seis derrotas consecutivas, aparte de siete encuentros sin marcar, y... ¡zasca! Frustración a pesar del empate.  Tres semanas después, con los de La Rosaleda en horas bajas –sólo habían logrado dos puntos de los doce últimos disputados–, otro ¡zasca! Mayor decepción porque la acompañó una derrota.
En Córdoba no vale otra cosa que no sea ganar, a pesar de que el fútbol es imprevisible porque –así lo argumentaba Boskov– todos los partidos empiezan cero a cero. Sin embargo el Valencia tiene sobrada plantilla para ganarle con la gorra a un rival que ni es de enjundia ni puede serlo aunque se encomiende a su nuevo Arcángel, o a pesar de que cuando las cosas salen torcidas siempre sale alguien que se aferra a eso de que se juega mejor contra los poderosos. ¡Oiga, mire usted, que no compro! Aún a falta de buen juego, no valen excusas ni pretextos.   
569 (Publicado en Las Provincias, el 20 de febrero de 2015)

17/2/15

... y los políticos duermen a pierna suelta.

 
Publicado en Valencia Fruits, nº 2.661 (17 de febrero de 2015)

13/2/15

HORARIOS Y GUSTOS

Me gusta el fútbol, sí, aunque siempre hay partidos y partidos, y también, como sucede ahora, horarios y horarios. Ocurre que más de un día vas al estadio con la mejor predisposición, repleto de ilusión por ver un buen espectáculo, y te encuentras con una castaña de esas que no hay por donde cogerla. Eso es cuestión de suerte. Pero que te coloquen el encuentro a un horario que chirría por los cuatro costados, cuesta de digerir. Cuestión de gustos. Por ejemplo este domingo, por primera vez desde que funciona la memoria, el Valencia va a disputar a las 12 de la mañana, en Mestalla. 
Eso de los partidos al mediodía que se inventó la Liga de Fútbol para sacar más dividendos de los derechos televisivos de la competición, pues como que no. ¿Que donde hay patrón no manda marinero? Sí; ¿que para gustos, colores? También. Pero las doce del mediodía de los domingos a algunos nos resulta de un gris marengo que no veas. ¡Justamente el día que te puedes dar el gustazo de aguantar unas horas más en la cama antes del paseo, la cañita y la ración de calamares a la andaluza previos a la paella, va y te colocan un partido.
Sí, ya sé que el horario no es nuevo, aunque para el Valencia, en Mestalla, será la primera vez. También sé que en otros lugares juegan a las tres de la tarde, que aquí es la hora de la comida. Y que el Valencia, en ocasiones, ha fijado partidos que empezaban un día y terminaban al siguiente (casos del Trofeo Naranja). Llamadme "viejuno", anticuado, renegón, o lo que os parezca. Pero a mí el fútbol me gusta a la hora de toda la vida. No sé si el viento se lleva los algodones y en las esquinas hay grupos de silencio... pero desde luego me gusta a las cinco de la tarde; a las cinco en punto de la tarde. Como los toros.
Quizá es por hábito, porque me gusta levantarme tarde, o porque el subconsciente me recuerda que hace ya años, cuando el filial valencianista disputaba sus encuentros a esa hora, en Mestalla, perdí allí durante un buen rato a mi hijo, al que me llevé al partido aunque el fútbol siempre le ha importado tanto como porqué el graznido del pato no hace eco.
Mientras Junior iba de aquí para allá, escaleras arriba, escaleras abajo, yo permanecía atento a las evoluciones de aquellos chavales que luego fueron titulares en el primer equipo. Pero de pronto un reojo hizo que el corazón me diera un vuelco. ¡Luis! Algunos de los pocos espectadores que acudían aquellas matinales colaboraron en la búsqueda. No tardamos en dar con él. Pero menudo susto. Se había encaramado hacia el anfiteatro y al verme se limitó a soltar con total naturalidad: "¿Dónde te habías ido, papá?"
Lo dicho. Será por eso o por aquello. No sé. Me gusta el fútbol, sí,  pero a la hora que toca. Igual que cuando no hay fútbol, considero que la hora de la siesta es la perfecta para ver en La 2 los programas de la migración de los ñus en el desierto del Kalahari. Es cuestión de gustos.
 
568 (Publicado en Las Provincias, el 13 de febrero de 2015)

10/2/15

A ver si conseguimos salvar la agricultura

 
 
Publicado en Valencia Fruits, nº 2.660 (10 de febrero de 2015)

3/2/15

Objetividad

    Publicado en Valencia Fruits, nº. 2.659 (3 de febrero de 2015)