20/2/15

EXIGENCIAS

A falta de buen juego, de intensidad, de ofrecer el mejor nivel y por lo tanto, todavía sin transmitir lo que se espera, al Valencia al menos le están acompañando los resultados, que ya es bastante. Ahora mismo, tras los de las últimas jornadas, llega el momento de exigirle que lleve a cabo un decisivo regate para dejar atrás la ristra de dudas e inquietudes con las que ha venido coqueteando. Porque son 38 jornadas y esta ya es la 24. Mañana, frente al colista, Córdoba, el equipo que dirige Nuno debe de mostrar el verdadero objetivo que tiene como equipo y su capacidad para conseguirlo.
Es el momento propicio para dejarse de chácharas y afianzarse en la clasificación como bastante más que uno de los aspirantes a las plazas que conducen a la próxima edición de la Champions League. Lo contrario no sería más que un cuento chino. Un equipo que se precie no puede estar continuamente bailando lo de Ricky Martín, un pasito p'alante, María, un pasito p'atrás... No se le debe de permitir.
Aún a falta del buen juego, los aficionados blanquinegros han demostrado confianza total en el equipo, aunque mucho mejor que refugiarse en lo que no es más que una apuesta de futuro, siempre –y la visita a un colista no es la excepción– resulta más efectivo que el apoyo llegue como contrapartida por el control, para no reincidir en decepcionantes historias de un pasado demasiado reciente. Pero, en fin... ¡allá cada cual con sus consideraciones! Sin embargo ni puede ni se debe pasar por alto lo ocurrido hace apenas un mes, primero en Vigo y luego en Málaga, donde Nuno y sus jugadores echaron por la borda sendas oportunidades de arrimarse más a la cabeza de la clasificación. En aquellos partidos, en lugar del once titular del Valencia salió eso que en el argot futbolístico se califica de "equipo aspirina", porque alivió los males del rival. Los gallegos acumulaban seis derrotas consecutivas, aparte de siete encuentros sin marcar, y... ¡zasca! Frustración a pesar del empate.  Tres semanas después, con los de La Rosaleda en horas bajas –sólo habían logrado dos puntos de los doce últimos disputados–, otro ¡zasca! Mayor decepción porque la acompañó una derrota.
En Córdoba no vale otra cosa que no sea ganar, a pesar de que el fútbol es imprevisible porque –así lo argumentaba Boskov– todos los partidos empiezan cero a cero. Sin embargo el Valencia tiene sobrada plantilla para ganarle con la gorra a un rival que ni es de enjundia ni puede serlo aunque se encomiende a su nuevo Arcángel, o a pesar de que cuando las cosas salen torcidas siempre sale alguien que se aferra a eso de que se juega mejor contra los poderosos. ¡Oiga, mire usted, que no compro! Aún a falta de buen juego, no valen excusas ni pretextos.   
569 (Publicado en Las Provincias, el 20 de febrero de 2015)

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