28/10/09

La leyenda de Alcoy

Lo de que en un árbol se encontrara encaramado un indiecito guaraní es otro cantar. Esta leyenda cuenta que en algún momento de la historia del Alcoyano, el equipo iba perdiendo por un resultado muy abultado y a punto de finalizar el partido los jugadores pidieron al árbitro una prórroga para ver si les daba tiempo de empatar. Dicen que la frase «tienes más moral que el Alcoyano» nació entonces, aunque en esto de las leyendas, cuando se desconoce el origen verdadero, se echa mano del runrún y la bola, rueda que te rueda, lo convierte en una historia real.

En su debut en la Copa, el Valencia deberá ir con cautela. En el legendario campo de El Collao se enfrenta a un equipo de inferior categoría pero con la máxima moral, y sólo por esa circunstancia ya ha de poner las orejas erguidas y tener los ojos muy abiertos. La historia está repleta de lamentos y en el cuaderno de bitácora blanquinegro aparecen capítulos para la reflexión. Un crochet en torneo del KO te puede enviar a la lona en un santiamén y cuando te quieres dar cuenta ya ha sonado la campana. Además, los números dicen que El Collao ha sido en la Copa un campo poco propicio para el Valencia. Aunque superó la cinco eliminatorias, en todos los casos lo hizo sin poder ganar en ese escenario.

Unai Emery hoy volverá a examinarse de la asignatura 'rotaciones', que le recrimina hasta su presidente. ¿Cuál es el número ideal? Él seguirá a lo suyo, y si critican, como dice la copla, «que critiquen, que el que lo prueba repite y yo no sé porque seraaaa.» Cambios lógicos ante un Segunda B, cuando además el domingo ha de seguir la buena racha liguera y ganar en Málaga.

La lógica dice que el entrenador vasco volverá a dar paso a los jugadores que han dispuesto de menos minutos. Pero lo importante será su arenga previa para que nadie olvide la leyenda de Alcoy y que la realidad dice que lo de creer que se puede ganar si bajar del autobús es una falacia que suele pasar factura.

16. (Las Provincias, 28 de octubre de 2009)

26/10/09

Tres goles, tres ceros

Pasieguito, que de fútbol sabía un rato largo, acostumbraba a destacar la importancia que para un equipo tiene mantener la portería a cero. «Da credibilidad y confianza», decía el recordado ex jugador, ex secretario técnico y ex entrenador del Valencia cuando analizaba la trayectoria de su equipo. Aunque primero miraba el resultado, los goles marcados, a renglón seguido se apresuraba a destacar lo que él llamaba «ceros en la portería».
En Almería el Valencia consiguió su propósito de principio a fin. Ganó, con lo que recuperó la posición de Champions League (cuarto clasificado), y mantuvo su portería inmaculada. Ya lleva tres 'ceros' consecutivos.

El fútbol que el Valencia desarrolló en Almería fue feo en el primer tiempo y muy efectivo tras el des- canso, aunque conviene recordar que la expulsión del portero Diego Alves resultó determinante, a pesar de que David Villa ya había abierto la lata. Después, con superioridad numérica, fue coser y cantar ante un Esteban metidito en años y kilos. Golazo de Pablo y mazazo de Mata. Sólo faltó el tanto de Silva para que 'mojaran' todos los bajitos del equipo. Para lograr el póquer.

El Valencia ganó el partido y Unai Emery, credibilidad. El técnico vasco supo improvisar en el escenario que le vio crecer como entrenador. Tuvo que adoptar rápidas decisiones y acertó. Buena partida de ajedrez. Inicialmente había descartado a Alexis (se había llevado a 19 jugadores) pero se vio forzado a recuperarlo por la lesión de Mathieu. Miguel entró en el once y Bruno pasó a la banda izquierda.

En el segundo tiempo fue listo cuando prescindió de Ever, muy diluido (y amonestado), y dio paso a Maduro para frenar el empuje de M'bami y Bernadello, que se estaban adueñando de la parcela central. Después, ya con ventaja, nuevo acierto. Sentó a Miguel, desdibujado y fallón, y entró Alexis, que desplazó a Bruno a la banda derecha. El control fue total, hubo efectividad, y de nuevo destacó la veteranía de César para cerrar a cal y canto la portería.

15. (Las Provincias, 26 de octubre de 2009)

El peaje de doña Elena

Allegro, ma non troppo

(Valencia Fruits, nº 2.420, 27-10-2009)

25/10/09

David Navarro

Errores no forzados

En los torneos de Grand Slam se repite con asiduidad la expresión «errores no forzados». Esa serie de yerros ajenos a la efectividad del rival, originados por el infortunio o la falta de concentración.

En el fútbol también sucede y después de los goles encajados es lo que más duele. Más si hay reiteración. Algunos jugadores del Valencia el jueves se levantaran con el pie izquierdo. Ante el Slavia hubo muchos errores no forzados. Desaciertos de quienes están llamados a llevar el liderazgo, y también de los que han de abrirse paso hacia futuro.

Se echó en falta eso que Unai Emery reclamó desde primeros de semana. «Concentración, cabrón!», le espetó entonces a uno de sus futbolistas en un entrenamiento. Durante el partido de Mestalla seguro que esa exigencia volvió a desfilar por la mente del técnico, aunque en la rueda de prensa, a pesar del disgusto por el resultado, se mostrase generoso con los jugadores. Hizo lo políticamente correcto porque los trapos sucios se lavan en el vestuario.

A Manuel Llorente tampoco le gustó empate, pero no fue sutil. Al contrario. Desveló la irritación con un mensaje de apercibimiento al entrenador. El presidente, que tantas veces ha admitido que sabe poco de fútbol, se desmelenó (valga la licencia literaria) y transformó su breve intervención radiofónica en una diatriba contra las rotaciones. Demasiadas, para su criterio.

Los excesos sólo son malos si se rebasa el límite. Pero ¿quién lo establece? ¿El razonamiento de Llorente hubiera sido el mismo con un marcador a favor? Y un detalle: el Valencia juega mañana en Almería, el miércoles en Alcoy, el domingo siguiente en Málaga, cuatro días después en Praga, apenas cuarenta y ocho horas más tarde recibirá al Zaragoza. Las rotaciones ni son buenas ni son malas, pero deben de resultar eficaces. Lo que sí debe incomodar son los despistes, los descuidos, la dispersión que propicia errores no forzados.

14. (Las Provincias, 24 de octubre de 2009)

21/10/09

Contratos

Manolo Llorente ha de apuntárselo en la agenda con letra muy clarita y, si fuera posible, luego remarcárselo por encima con un 'rotu' iluminador para que no se le pase nada por alto, aunque para recordárselo tiene a su lado a Javier Gómez.

Juan Mata y Carlos Marchena. Dos nombres y un destino. Ese es el trabajo de Llorente. Lidiar dos contratos cuando en la caja sólo aparecen telarañas. Al igual que la vicepresidenta Salgado ha defendido ante el aguacero de la oposición sus primeras cuentas como ministra de Economía, él ha de amarrar sobre el bolardo del dique valencianista los contratos de continuidad de los dos jugadores. En este caso, el papel de Rajoy lo interpretará papá Mata y García Quilón, los agentes, que no son fáciles de convencer.

Llorente tiene experiencia de años en estas guerras de guerrillas. Sin embargo precisamente por la confianza que destila la destreza de otras negociaciones, debe hilar con más cuidado si cabe, sobre todo por los agravios comparativos que pueden y seguro que van a surgir. Desde luego no es cuestión de cerrar un asunto y aparcar el otro, porque el Valencia necesita de los dos futbolistas.

El contrato de Mata está sobre la mesa y todo indica que esta semana habrá desenlace. El acuerdo para que deje de ser el que menos cobra de la plantilla debe llegar cuanto antes, no sea que hoy por ti, mañana por mí, la perla asturiana acabe por escaparse, que novios no le faltan, como se le esfumó al Real Madrid camino de Mestalla cuando jugaba en el Castilla. Por cierto, el responsable del Bernabéu que olvidó dar las vueltas al candado, todavía debe estar cumpliendo la penitencia.

La negociación con Marchena no es distinta. El sevillano tiene la promesa de una mejora salarial que le hizo el predecesor en la presidencia, y este compromiso es de obligado cumplimiento, del mismo modo que se formalizaron los que antes de su periplo en el Pamesa Llorente hizo a otros jugadores. Cuestión de señorío.

13. (Las Provincias, 21 de octubre de 2009)

19/10/09

Sueldos

(Valencia Fruits, nº 2.419, 20-10-2009)

Lágrimas de emoción

Hay muchos tipos de lágrimas. Desde las que son puramente de carácter fisiológico a las que responden a distintas emociones, a la alegría, el dolor, la pena... Pero en cualquier caso, puede decirse que todas son un reflejo de la sensibilidad y que los hombres también lloran.

A David Albelda le vi hacerlo hace un par de años, cuando le pregunté cómo un tío como es él, que llevaba desde niño ligado al Valencia, iba a contarle a sus padres (valencianistas hasta la médula) que un nefasto entrenador, sin más, le había puesto de patitas en la calle.

Aquél día David no pudo reprimir el sollozo de angustia, del mismo modo que hace unos meses, aunque en esta ocasión fueron lágrimas de ternura, rompió a llorar en el momento que le confirmaron que iba a ser papá; que su esposa, Vicen, estaba embarazada.

El sábado, a puntito de entrar en la madrugada del domingo, adiviné que a David se le había nublado la vista y que no sólo eran gotas de sudor las que resbalaban por su cara. Fue en el preciso momento en que todo Mestalla en pie le despidió con una tremenda ovación y él correspondió con aplausos a la grada.

Hay que ver las vueltas que da la vida. Apenas hace nada, algunos le pusieron a pies de los caballos por haber llevado al ex presidente Juan Soler a los tribunales. Ahora echan marcha atrás. Es como si hubieran dado la vuelta al proverbio de las cañas y las lanzas. David se los ha metido en el bolsillo.
Primero con su silencio y después con su trabajo en el terreno de juego, ha sabido ganarse el respeto de los aficionados. Ha dicho que por esfuerzo y poner lo que hay que poner, no será. Que aún queda Albelda para rato, por el bien de un Valencia que demostró que el Barça no es tan fiero como lo pintan.

12. (Las Provincias, 18 de octubre de 2009)

Joaquín Sánchez

17/10/09

Villa y el teniente Pinkerton

Hay días, como hoy, en que a uno le pide el cuerpo escribir de cualquier cosa menos de si Villa debe o no jugar contra el Barça. Ignoro si se debe a que sobran las palabras porque ya se ha dicho todo sobre su estado físico o a que Mefistófeles, el muy cabrón, te susurra al oído su invitación para que lleves la contraria, y caes en su trampa.

Me inclino más por lo primero. Llevamos más días hablando de las conveniencias y desventajas de la presencia de Villa en este partido que de Ricardo Costa. Y si Unai ha decidido esperar hasta hoy para desvelar si el Guaje estará o no entre los dieciocho escogidos para la gloria, no voy a ser yo quien juegue a rappeles, aramises y brujas lolas. Faltaría más.

Me recuerda aquello de que el futuro nos irá siendo entregado por fascículos, que escribió el maestro Máximo. Sólo nos falta el último. El de hoy. El que va acompañado de las tapas plastificadas para encuadernar el ejemplar que luego olvidaremos en una estantería, aunque no es el caso. Se seguirá hablando y escribiendo para bien y para mal. Es lo que tienen los Valencia-Barcelona. Son más que un partido y la presencia de los líderes siempre importa mucho.

Como la incógnita puede prolongarse hasta la noche, si alguien ha de rascarse el bolsillo y pagar los 125 euros, que es lo que cuesta una tribuna de Mestalla, el interrogante debe fastidiar. Es como si en diciembre acudes a retratarte a la taquilla del Palau para ver Madame Butterfly y el día antes te dicen que no se sabe qué tenor interpretará al teniente Pinkerton. Pero el fútbol siempre ha sido así.

Y a todo esto, Manuel Llorente, en un alarde de primer hincha, ha puesto una nota de color al largar que su equipo le va a hacer un traje al Barça. ¡Hala! Ha ido más lejos que Vicente Boluda, con aquello del chorreo al Liverpool. ¡Qué cachondo el presidente! Se ve que no reparó en que, con el temporal 'pepero', hablar de trajes en la Comunitat políticamente resulta poco apropiado...

11. (Las Provincias, 17 de octubre de 2009)

14/10/09

En bandeja

(Valencia Fruits, nº 2.418, 14-10-2009)

Criterio

Jorge Candel y Unai Emery tienen un marrón por delante. Un marronazo. Uno como jefe de los servicios médicos del Valencia y el otro como entrenador. A ver quién lo pone el cascabel al gato. ¿Jugará David Villa el partido del sábado contra el Barça? La decisión no es sencilla y sea cual sea, en función del resultado del partido, dará para llenar muchos folios y minutos de radio. Pero el Valencia no puede depender de un qué dirán.

A pesar de que el valencianismo no habla de otra cosa que no sea del estado físico de su ídolo y el jugador destila por todos los poros de su cuerpo ganas de jugar (cosa por otro lado que es muy importante), nada tiene que ver el deseo, la necesidad de satisfacer una carencia, con la conveniencia y el riesgo que conlleva esta participación. Habrá que medir con precisión de relojero. Con criterio y sensatez.

La última palabra siempre la tendrá el entrenador, tras escuchar al especialista, que es quien sabe de medicina. Hace una semana Candel desveló que al Guaje se le había practicado una resonancia y una ecografía, y que en las pruebas se apreciaba una rotura microfibrilar, aunque puntualizó que como los controles se habían realizado en un plazo inferior a 48 horas, el edema que presentaba la zona dañada podía inducir a la confusión.

Ayer Candel explicó la situación presente, tras someter al futbolista a una nueva prueba radiológica. El médico concretó que se había resuelto la zona edematizada, que la sintomatología era favorable, pero puntualizó que sería un error que el futbolista se entrenara al cien por cien. Más claro no lo pudo decir.

En la pasada Eurocopa Candel estaba al frente de La Roja y ya dejó al "siete" de España fuera nada menos que de la final. Ahora no va cambiar. Sobre todo porque tiene muy claro que hay más que perder que ganar. De todos modos, con Villa o sin en el campo, se escucharán opiniones para todos los gustos. Habrá quien diga que debería haber arriesgado y quien considere lo contrario. ¿Entonces...? Pues que a quien Dios se la dé, San Pedro de la bendiga.

10. (Las Provincias, 14 de octubre de 2009)

¡Sálvase quien pueda!

13/10/09

El más rápido

Sensaciones, riesgos y prioridades

La bonanza del largo puente que nos ha proporcionado Sant Donis y la Pilarica no ha acompañado al Valencia en lo deportivo y, meteorología aparte, la única alegría llegó envuelta con el gol que el sábado Juan Mata hizo a Armenia para que la selección española, con el billete a Sudáfrica en el bolsillo, pudiera seguir, invicta, su marcha triunfal. Un hito.
Pero sobre Mestalla se ciernen negros nubarrones en forma de lesionados, justamente ahora que se acerca el Barça. A las bajas de Villa y Joaquín se une la de Marchena, a quien un problema muscular le apartó del grupo de Del Bosque, y dejó la representación blanquinegra en la pareja Mata y Silva.
Bien es cierto que hasta el sábado pueden pasar muchas cosas y, entre ellas, alguna buena como, por ejemplo, que sin necesidad de esperar a las sensaciones ni asumir riesgos innecesarios, Unai Emery recupere efectivos. Pero no es fácil. En las últimas horas los valencianistas han utilizado más veces los términos médicos que los deportivos. Y eso no es bueno. Es mala señal.
Se ha hablado más de las roturas de fibras, de los isquiotibiales, del bíceps femoral y del recto anterior, que de las estrategias, de los goles, los remates, las coberturas o los contragolpes. Ha sido como cambiar de asignatura. Una especie de pasar del fútbol a la traumatología.
Con independencia de que el sábado el Valencia ha de tratar de frenar en seco la racha de victorias de los azulgrana, se impone la cordura. Aunque estos lances llevan implícitos un interés añadido, no se puede centrar todo en un partido. Y menos en ese.
La Liga es muy larga y aparte de los de Guardiola, sin mirar más allá están el Almería y Málaga a los que hay que visitar de manera inmediata y consecutiva antes de recibir al Zaragoza y viajar a Pamplona para cerrar octubre en casa, ante el Mallorca. Vamos, que no ha de ser Barça todo lo que reluce.
9. (Las Provincias, 12 de octubre de 2009)

César Sánchez

12/10/09

Tertulias para un largo puente

En el Valencia esta semana respiran hondo. Profundo. El parón liguero y el "puentazo" dejan como único motivo de desazón y comentario la ausencia de David Villa para el partido de la semana próxima ante el Barça. Aunque el doctor Candel ya ha dicho por activa y por pasiva que no, que el Guaje no va a estar a punto, muchos se autoengañan y quieren creer que se trata de una estratagema para echarle gambita al rival, porque el finalmente el pichichi estará a punto. Ojalá.

Por lo demás, tranquilidad absoluta, pero no sólo debido a que la selección, ya clasificada el Mundial de Sudáfrica y lo que haga falta, está ahí, a puntito de cumplir el trámite de enfrentarse a Armenia en Ereván, que es la capital y no un ansiolítico como podría parecer por el nombre.

Esta cita de la Roja proporciona motivos para seguir hablando del Guaje. Una significativa ausencia que merma la representación blanquinegra, cuando hemos estado acostumbrados a que el Valencia fuera sustento del equipo nacional, con hasta siete incorporaciones en una misma convocatoria. Ahora sólo aparecen tres futbolistas: Marchena, Mata y Silva.

Pero aparte de estos motivos para las tertulias que en este largo puente se darán en torno al cortado y las fichas del dominó, hay otras panorámicas donde fijarse y entretenerse.

En un escaparate aparece el pugilato que mantienen Juan Soler, Vicente Soriano y Dalport (pongo el nombre de la firma porque no me acuerdo ni quiero acordarme de cómo se llama el representante). Este es un asunto que va a dar para llenar más folios que el sumario del caso Gürtel, del que el juez ha levantado el secreto de los primeros 17.000, que para leer, ya son, ya...
Justo en la vitrina de al lado, pero desde luego con menos interés mediático, aparece el duelo entre Vicente Silla y Jesús Barrachina, que también puede hacerse largo. Lo que parecía un quítame esas pajas, no lo es, no.

9. (Las Provincias, 10 de noviembre de 2009)

7/10/09

La lesión de Villa y sus cifras

Ha llegado el momento de recurrir a la hemeroteca, de echar mano a las estadísticas y de repasar los partidos que ha disputado el Valencia desde el verano de 2005 hasta hoy. A muchos no les llega la ropa al cuerpo cuando recuerdan que los servicios médicos del club han estimado un plazo de tres semanas para la recuperación de David Villa, y sin mirar más allá, el rival inmediato que visitará Mestalla es ese Barça que esta temporada todavía no ha incluido en su diccionario la palabra derrota.

Como en años anteriores, la ausencia del Guaje ha reabierto el debate sobre la importancia de que el asturiano esté en el equipo, sobre todo porque se acerca el equipo azulgrana y también porque el Valencia no ha hecho más que salir de una minicrisis de resultados desfavorables.

¿Existe la 'Villadependencia'? Sus cifras, desde luego, parecen ratificarlo. Son harto elocuentes. Avalado por unos guarismos que quitan el hipo a los defensas rivales, el delantero de Tuilla lleva galones de estilete de primera fila.

Es el pichichi de la Liga española. Una garantía del gol y no hace falta preguntarse qué sería del Valencia sin él, porque ya lleva tiempo convertido en el principal referente del proyecto.

En la mayor parte de las ocasiones, que han sido pocas afortunadamente, cuando por hache o por be David Villa se ha ausentado de la formación blanquinegra, los resultados no han acompañado al Valencia. ¿Casualidad?
Ahora se repite la historia de hace dos años, pero que nadie tiemble que ni Soler ni Wolstein ni Koeman vuelven al Valencia. Es sólo la situación, que resulta similar. En diciembre de 2007, en Londres, ante el Chelsea, en Champions, una rotura de fibras (entonces en la pierna izquierda), apartó a Villa de aquel encuentro y del siguiente compromiso liguero, que era frente al Barcelona en Mestalla. Como ocurre ahora.

La 'Villadependencia' está ahí, sobre la mesa. Pero el Valencia debe tener un plan B. No puede ni debe quedarse en lamentaciones. Ha de ser y aspirar a algo más. El Guaje, con sus goles, ha proporcionado vida al equipo, y el equipo, ahora sin el artillero, está obligado a dar vida a sus fervientes seguidores.

8. (Las Provincias, 7 de octubre de 2009)

6/10/09

De Madrid al cielo

(Valencia Fruits, nº 2.417, 6-10-2009)

5/10/09

¡Es que son unos desahogados!

Tres puntos de inflexión

Como al opinar de fútbol hay gustos para todos, utilizar eso del punto de inflexión hoy viene que ni pintiparado, aunque más que uno, han sido tres, porque estamos hablando de una victoria.

La que ayer consiguió el Valencia en El Sardinero, ese espacio de inflexión separa la parte convexa de la cóncava; las críticas, de los elogios; la confianza, de la inquietud; el pasado, del futuro.

En Santander el equipo se despojó de la mochila que arrastraba desde la primera jornada de Liga. Portería a cero. Unai Emery aprobó el examen sin hacer un fútbol brillante, pero sin tener que justificarse en ninguna quinta enmienda que valga.

Esos tres puntos van a servir para que el equipo recupere la calma, aunque preocupa, y mucho, la lesión que sufrió David Villa, aparte de que en el foro queda la desazón que el sábado provocaron las palabras del ¿lesionado? Vicente Rodríguez, que seguro que traerán cola.

Pero en los próximos días se va a hablar menos de las carencias y las facilidades que daba la defensa blanquinegra. Emery acertó. De inicio hizo cuatro cambios sobre el once esperado, aunque lo fundamental no es que Moya, Alexis, Silva y Pablo se quedaran en el banquillo, sino la actitud que tuvo el equipo, el bloque, que mostró mayor solidez y confianza, con mención para César.

El gol Nicola Zigic fue providencial. El serbio resultó talismán, aunque participó casi por casualidad. La lesión del Guaje le abrió el camino, porque Pablo ya estaba calentando para reemplazar a Joaquín. Recibido con elogios por la que el año pasado fue su afición, no desaprovechó la oportunidad.

Por delante Emery tiene quince días de tranquilidad. Dos semanas para que el protagonismo mediático se centre en otros frentes, y no apunto a los inmediatos compromisos de la selección, sino a Juan Soler y Vicente Soriano, porque precisamente ayer es cuando vencía el compromiso entre los ex presidentes por la venta del paquete accionarial del primero. Ahí hay mucha tela que cortar.

6. (Las Provincias, 5 de octubre de 2009)

4/10/09

Unai Emery

Unai se confiesa

Unai Emery ha dado un volantazo. En el último partido modificó su filosofía de juego y su discurso. Lo del planteamiento, lo hizo ligeramente. Algo es algo. El equipo jugó más juntito. Lo de la doctrina, bastante. Podría decirse que el entrenador del Valencia siguió las pautas que establece el catecismo para una buena confesión, porque así fue su comparecencia pública.

«Está claro que defensivamente sufrimos», admitió en la madrugada del miércoles, apenas acabar el duelo frente a un Génova con más ínfulas que talento, pero que hizo planear en Mestalla sombras recientes. El preceptivo examen de conciencia, recordar los pecados cometidos, fue el primer paso de Unai ante los periodistas.

Nadie tuvo que hurgar en la llaga ni recordarle que, en los tres últimos partidos que el Valencia ha jugado en su campo, el equipo ha recibido seis goles en contra, dos por rival, y que desde que comenzó la campaña sólo en un encuentro oficial acabó con la portería impoluta. Los guarismos inquietan aunque el Valencia tenga como estandarte al pichichi Villa, que menos mal...

Al entrenador guipuzcoano le preocupan los continuos desaciertos que su equipo comete en defensa. Se lamenta de las facilidades y de los errores puntuales. Es su dolor por los pecados.

«Hemos de encontrar el equilibrio entre la defensa y el ataque», fue otra de las frases, que viene a ser como la resolución de no volver a cometer los mismos descuidos y evitar todo lo que pueda llevar a que el sistema defensivo se convierta en un pasillo con alfombra roja para los rivales. Propósito de enmienda con trabajo y concentración.

«Debemos corregir los desajustes para no perder la capacidad del juego ofensivo», agregó. Margen de confianza tras una confesión cuando la campaña no ha hecho más que comenzar y, por lo tanto, hay tiempo suficiente para hacer las cosas bien. Porque ayer mismo uno se preguntaba qué pasaría si este Valencia timorato en defensa se enfrenta ya a ese Barça que no perdona...
5. (Las Provincias, 3 de octubre de 2009)

1/10/09

Un líder y el sueño de Llorente

Es tal el momento que atraviesa el Valencia que en absoluto resulta difícil imaginar que Manuel Llorente anoche tuviera un sueño. Más que sueño debió ser un anhelo. Los compromisos de mañana, en Mestalla, y del domingo, en Santander, pueden y van marcar el futuro del equipo, y al presidente no le llega la camisa al cuerpo. Demasiados baches en los primeros kilómetros del largo viaje.

Llorente, en su fantasía, retrocedió en el tiempo hasta unas fechas en las que él todavía no era el mandamás, pero como si lo fuera, y el equipo aún no había ganado nada, pero estaba en el camino de conseguirlo. Esa ilusión se enmarca en los últimos días de marzo de 2002. Entonces, tras una prolongada ausencia por lesión, Rubén Baraja regresó a las alineaciones del equipo para convertirse en el mecanismo propulsor, en el sherpa que condujo al Valencia hasta a la cima de la Liga.

El sueño de Llorente es el mismo que tienen muchos valencianistas. Recuerdan al Pipo que, claro, con algunos años menos, supo convertirse en un líder decisivo para el asalto al campeonato. Ahora, el jugador castellano, repuesto de la rotura muscular que sufrió el pasado verano durante el trofeo Carranza, está en condiciones de reaparecer y volver a rendir. Además de que en forma resulta una garantía y asume responsabilidades, es la alternativa natural y necesaria del argentino Ever Banega, que en varias oportunidades ha demostrado que también sabe echarse al equipo a la espalda.

El Valencia necesita un líder y está claro que no puede ni debe funcionar a golpes de corazón, aunque en el ataque David Villa, rodeado de varios artistas con galones, sea una garantía, el killer que acongoja a los rivales. Sin embargo estamos hablando de un equipo, y un bloque necesita de todos. De unos más que otros, es evidente. Por eso hay que esperar que la incorporación de un futbolista de calidad y experiencia como Baraja sume, y que el sueño de Llorente y de los valencianistas no se convierta en una quimera.

4. (Las Provincias, 30 de septiembre de 2009)