19/10/09

Lágrimas de emoción

Hay muchos tipos de lágrimas. Desde las que son puramente de carácter fisiológico a las que responden a distintas emociones, a la alegría, el dolor, la pena... Pero en cualquier caso, puede decirse que todas son un reflejo de la sensibilidad y que los hombres también lloran.

A David Albelda le vi hacerlo hace un par de años, cuando le pregunté cómo un tío como es él, que llevaba desde niño ligado al Valencia, iba a contarle a sus padres (valencianistas hasta la médula) que un nefasto entrenador, sin más, le había puesto de patitas en la calle.

Aquél día David no pudo reprimir el sollozo de angustia, del mismo modo que hace unos meses, aunque en esta ocasión fueron lágrimas de ternura, rompió a llorar en el momento que le confirmaron que iba a ser papá; que su esposa, Vicen, estaba embarazada.

El sábado, a puntito de entrar en la madrugada del domingo, adiviné que a David se le había nublado la vista y que no sólo eran gotas de sudor las que resbalaban por su cara. Fue en el preciso momento en que todo Mestalla en pie le despidió con una tremenda ovación y él correspondió con aplausos a la grada.

Hay que ver las vueltas que da la vida. Apenas hace nada, algunos le pusieron a pies de los caballos por haber llevado al ex presidente Juan Soler a los tribunales. Ahora echan marcha atrás. Es como si hubieran dado la vuelta al proverbio de las cañas y las lanzas. David se los ha metido en el bolsillo.
Primero con su silencio y después con su trabajo en el terreno de juego, ha sabido ganarse el respeto de los aficionados. Ha dicho que por esfuerzo y poner lo que hay que poner, no será. Que aún queda Albelda para rato, por el bien de un Valencia que demostró que el Barça no es tan fiero como lo pintan.

12. (Las Provincias, 18 de octubre de 2009)

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