26/10/12

MÍCHEL Y LA CANTERA


En lo que va de Liga hay un chaval de Burjassot que, después de un efímero paso por Mestalla, destaca con la camiseta del Levante. Se llama Miguel Herrero, pero en el fútbol se le conoce por Míchel. Sustituto o alternativa de Barkero, se ha convertido en talismán o revulsivo, aparte de ser el máximo realizador. A sus 24 años le queda por decir, pero está en el buen camino.

Tan cerca y tan lejos. El presente le sonríe en el equipo azulgrana, lo que contrasta con su trayectoria en el Valencia, marcada por la falta de confianza desde que llegó en 2007. El resumen es sencillo: tuvo algunas opciones el primer año de Unai, que se esfumaron en el siguiente ejercicio, luego se fue cedido al Dépor (una lesión de menisco le dejó KO), en la pasada campaña al Hércules (donde  alcanzó unos registros que le avalan) y este verano le dieron puerta.
Los informes de la dirección deportiva del Valencia sobre Míchel no han sido positivos, por lo que la cláusula de repesca para este y el siguiente ejercicio, de 400.000 y 600.000 euros, respectivamente, suena más a un seguro que evite que a alguien le puedan volver a sacar los colores.

Cuando  los clubes han de apretarse el cinturón, no es necesario recurrir a las encuestas para saber cuál es el valor de la cantera. Ese trabajo de futuro, cuesta. Exige una buena planificación, dedicación, confianza en los técnicos. Pero a la larga es más barato y permite subsistir. Si no, ¿de qué aquél Valencia de finales de los ochenta, sin un duro y debiendo nóminas, levantó el vuelo? ¿Es necesario recordar de dónde salieron Sempere, Arias, Giner, Revert, Voro, Camarasa, Subirats, Fernando, Fenoll...?

A los entrenadores les incomoda que les hablen del vivero porque viven tan el presente (uno o dos años de contrato) que se aferran a la veteranía, aún sabiendo que nada garantiza. Los dirigentes incluso se olvidan de que es el fruto que más se revaloriza, que ofrece mejores dividendos. Y si hay alguien vaya a tirar la primera piedra, que apunte bien no sea que le caiga encima.

462  (Publicado en Las Provincias el 24 de octubre de 2012)

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