3/10/12

EL TRANSISTOR Y LA CENICIENTA


Tal como se desenvolvieron las cosas, al partido de ayer en Mestalla hace unos años le hubiéramos llamado "de transistores", porque aquí ya no sólo vale lo que hagas, sino lo que puedan hacer los rivales. Pero aparte de que los de la UEFA son muy dispuestos,  hace tiempo que la tecnología ha superado y desplazado a aquellos aparatos de radio que se convertían en el único vínculo entre el espectador y lo que sucedía en otros campos, donde se cocían encuentros que implicaban la clasificación. Aún recuerdo aquella imagen de Di Stefano levantado del banquillo de Sarriá, mirando hacia la grada, con los dos dedos índices extendidos e inquiriendo al aficionado de la fila de atrás si el Atlético y el Barça mantenían el empate, que es lo que daba el título de Liga al Valencia.

Es evidente que el camino del Valencia en la Champions League  no ha hecho más que empezar, que faltan aún cuatro jornadas de esta fase de grupos, pero el inicial tropiezo con el Bayern Munich obligaba más si cabe a ganar al Lille, y ayer los pocos seguidores valencianistas que acudieron al campo de Mestalla (por cierto, esa baja asistencia merece un estudio en profundidad) estaban tan pendientes de lo que hiciera su equipo ante los franceses, como de lo que estaba haciendo el Bate Borisov, que desde el minuto 23 iba ganando al equipo bávaro, y acabó adjudicándose la victoria.

Malos augurios, porque aunque el equipo de Pellegrino sacó adelante su partido, sin gran brillantez pero sin excesivos apuros, las quinielas apostaban por un triunfo del Bayern en Bielorrusia, que no se dio y ahora coloca a los de Borisov, inmediata visita del Valencia, en cabeza del grupo F.

La mayoría de las veces nos desenvolvemos por impulsos y quizá por eso, a un equipo que nos resultaba desconocido, que no tiene siquiera cuarenta años de historia, de antemano le habíamos considerado comparsa. Y ya se sabe lo que pasa a veces con las cenicientas. Pues que, sean de Perrault o de los hermanos Grimm, suelen dar la sorpresa.  

453 (Publicado en Las Provincias, el 3 de octubre de 2012)

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