18/3/11

Victoria para la primavera

Sevilla tendrá todo el color especial que diga la canción, pero para el Valencia sólo tiene el de la esperanza. Se trata del inmediato rival después de los tropiezos en Gelsenkirchen y Zaragoza, y el equipo no debe ni puede permitirse otro devaneo. Tonterías las justas, que ya ha habido suficientes en un apretado margen de tiempo. Quedan diez jornadas y hay mucho en juego.
Si la cremà de las fallas, con su fuego purificador marca la inmediata llegada de la primavera, un día después de las hogueras el Valencia está obligado a poner luz al periodo de oscuridad que le ha perseguido desde su viaje a Alemania.
Se impone el triunfo frente al Sevilla. Primero por obligación, y después porque debido al calendario internacional, el lunes da comienzo un periodo de descanso futbolístico para la Liga, y una semana sin fútbol, después del desencanto de La Romareda, puede hacerse muy larga, eterna.
Hace casi un año, cuando se especulaba en la continuidad de Unai, Llorente alargó el desenlace. El entrenador confesó pronto su deseo de crecer con el Valencia y, sin detenerse a pensar en los traspasos de Villa y Silva, antepuso ese planteamiento al presumible pulso para asegurarse un «uno más uno» (un año de contrato más otro en el caso de alcanzar los objetivos fijados).
El equipo ahora está en la misma dinámica. Llorente calla y Unai repite que quiere seguir. ¿Qué cambia si el decorado es el mismo? Nada. Quizá que hay un poquito más de desconfianza que el año anterior.
En las últimas horas Llorente invitó a la plantilla a comer paella, pero no desveló nada nuevo sobre el futuro del técnico. Eso es algo que establecerá el resultado del domingo en Mestalla. Porque, sin ser determinante (ya que quedarán nueve finales más), marcará un antes y un después. Y Unai necesita que el equipo empiece la primavera con una victoria.

224. (Publicado en Las Provincias, 18 de marzo de 2011)

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