7/3/11

La sartén por el mango

A lo mejor hemos sido demasiado exigentes y rigurosos. Desde hace tiempo el Valencia viene ofreciéndonos buenos resultados, pero cada semana le pedimos algo más. Bastante más. ¿Acaso somos excesivamente severos? Pues a lo mejor, sí, porque mientras debatimos que falta fútbol y calidad, el equipo se ha convertido en un bajel que, como el de la canción del pirata, por su bravura es temido del uno al otro confín.
Después de afianzarse de nuevo en la tercera plaza de la clasificación, con la sartén por el mango, el Valencia no corta el mar, sino vuela camino de Gelsenkirchen que, por cierto, vaya nombrecito, con lo sencillo que resulta lo de Schalke.
El equipo viaja a Alemania y va decidido a tocar la gloria de los cuartos y de paso las narices del séquito de Raúl, que para demostrar que en el Bernabéu se equivocaron con él, le idolatran hasta tal extremo que provocan una especie de rechazo, como el pelo en la sopa.
Pero a lo que íbamos, el Valencia acude al Veltins Arena avalado por envidiables guarismos que en los últimos partidos ha acompañado de buenas sensaciones. El empuje, la fuerza que muestra el equipo de medio campo hacia adelante, está siendo suficiente para encubrir los defectos que reitera al defender. ¡Que no cambie allí! En ocasiones uno se pregunta si los desaciertos individuales son simplemente falta de atención del futbolista que los comete (errores no forzados) o están en relación con desajustes del grupo.
Un día de estos se lo preguntaré a Emery. Eso, y qué piensa de que Llorente dijera que la tercera plaza no garantiza la renovación del técnico aunque, eso sí, añadió que tiene su confianza, la del consejo y la de la dirección deportiva (¿?). Si el Valencia llega a cuartos y termina tercero en la Liga... la decisión seguramente acabará siendo de Unai y no de Manolo. Es otro mango de sartén.

219. (Publicado en Las Provincias, el 7 de marzo de 2011)

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