16/3/11

Control, Miguel y Merkel

La confianza es una apuesta de futuro que muchas veces parece que lleve dos copitas de más, porque va dando tumbos y con facilidad cambia de color. ¡Hip! Ocurre en todos los órdenes. En la economía, en la política y en el deporte. Por ejemplo, leemos que la confianza del inversor alemán ha caído respecto al mes anterior debido a la subida de los tipos de interés que anuncia el BCE, y que la de los 'inversores' del Valencia CF SDA (no, no voy a hablar de la Fundación, que podría) también ha dado un paso atrás después de las visitas del equipo a Gelsenkirchen y Zaragoza.
A lo mejor es que la confianza que ofrecía el Valencia también era demasiado frágil, porque en cuatro días la seguridad de ánimo se ha hecho añicos y el camaleón se ha mimetizado.
Para estos casos, existe un proverbio alemán que afirma que cuando sólo se buscan objetivos es buena la confianza, pero el control es mucho mejor. Aquí, en el Valencia, la confianza del aficionado en el equipo lleva tiempo tambaleándose. Incluso con los buenos resultados, en el mejor de los casos ha estado fifty-fifty.
Por eso ahora, como al desencanto de caer en la Champions ante un rival considerado inferior le acompañó el desastre de La Romareda frente a un colista, todo se cuestiona mucho más. Desde lo que hace el entrenador, a lo que hacen los jugadores y lo que decide el consejo.
La mano amiga que se le ha vuelto a tender al castigado Miguel Brito, puede entenderse como el enésimo voto de confianza para el futbolista portugués, aunque suena más a necesidad de contar con él que a otra cosa, porque el equipo en defensa no anda muy sobrado que digamos. Ha sido como lo de Angela Merkel y las centrales nucleares alemanas. Años a favor y ayer se bajó del burro al anunciar que siete de las diecisiete del país cerrarán de forma provisional. Uno se pregunta si se debe al sonido de los tambores lejanos o a que tiene elecciones regionales a la vuelta de la esquina.
La confianza es buena, sí; pero el control es mejor.

223. (Publicado en Las Provincias, 16 de marzo de 2011)

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