3/3/11

Podemos

Nunca había visto a Unai Emery tan seguro de sí mismo. Desde su debut en Mestalla, allá por agosto de 2008, jamás le había escuchado hablar con tanto aplomo. Y como eso ha ocurrido a escasas horas del Valencia-Barcelona, la lectura es positiva. Desde luego las palabras del técnico adquieren valor porque están repletas de coherencia y confianza.
Si no fuera porque se trata de un entrenador de fútbol, uno diría que ayer escuchaba a un político sensato dispuesto a ganar unas elecciones, sin vanas promesas. En la rueda de prensa previa al partido, Unai echó mano repetidas veces del espíritu de aquél 'Yes we can', que en el famoso mitin de New Hampshire utilizó Obama en su camino hacia la Casa Blanca.
El entrenador guipuzcoano se pronunció con enorme naturalidad, determinación y, desde luego, no vendió humo y, aunque con toda la razón lamentó las fechas que la LFP ha fijado para sus siguientes partidos, no centró el discurso en desacreditar al oponente como acostumbra los políticos de medio pelo. Al contrario. Elogió al rival por su trayectoria, por sus jugadores, por su técnico, pero dejó muy claro que bajo el paraguas de la responsabilidad y la fortaleza mental, el Valencia puede y no debe desaprovechar la oportunidad de ganar, porque otras veces ha demostrado que es capaz de hacer las cosas tan bien como ha de hacerlas hoy contra el líder, al que se le resiste Mestalla.
Me quedo con unas ideas de Unai en torno al control del juego. Advierte que su equipo se convertiría en carne de cañón si permite que el Barça tenga la posesión del balón en el porcentaje que acostumbra, y como sabe que no será fácil manener la inicitiva, insiste en que el rival ha de sentir «que les podemos hacer daño, porque ellos nos lo van a hacer». El espectáculo está servido y si realmente Unai consigue que el Valencia lo afronte convencido de poder, tiene mucho ganado.

217 (Publicado en Las Provincias, 2 de marzo de 2011)

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