2/7/10

18 bodas y un pastel

Poderoso caballero. Ni conceptismos quevedianos ni agudezas ni arte ni ingenios. Al pan, pan, y al vino, vino. Cuando se terminó la última Liga, que resultó un mano a mano entre el Barcelona y Real Madrid, más de un especialista advirtió de que nos encontrábamos ante el principio del fin porque, en el menos sangrante de los casos, los dos trasatlánticos habían percibido el triple de lo que por ingresos de derechos televisivos había correspondido al Valencia y al Atlético. Con otros equipos las diferencias rozaban la humillación.
Ni los representantes de los clubs agraviados ni sus aficionados tardaron en elevar la voz, y cuando todavía los dos privilegiados estaban discutiendo si el título se lo llevaba uno u otro, hubo advertencias de que la cosa no seguiría así. O jugamos todos o rompemos la baraja, dijeron. 18 bodas y un pastel. No estaban dispuestos a admitir el argumento de que tal club arrastra más gente que el otro. ¡Que organicen una Liga entre ellos dos!, ya entonces bromeó imperturbable Del Nido y nadie dudó en respaldarle ni en poner el ejemplar ejemplo de la Premier, en la que el reparto resulta mucho más equitativo.
Manuel Llorente, junto a los representantes del Athletic, Sevilla, Villarreal, Atlético, Deportivo y Zaragoza, asistió el miércoles a una cumbre en la que los participantes pusieron los puntos sobre las íes del desproporcional reparto televisivo. Eligieron un día sin fútbol para evitar lo de los líderes del G-20, que en la sesión plenaria de Toronto, torontontero, cuando se debatía la tasa bancaria o la reducción del déficit presupuestario, abandonaron la sesión para ver el Inglaterra-Alemania.
Estos del fútbol, mira por donde, esta vez han sido más serios. Pero habrá que esperar para ver qué fuerza tienen los clubes y cómo soportan las presiones porque, vamos a suponer que el Valencia está arropado por Bancaja y que el Real Madrid tiene mucho que agradecerle a Cajamadrid... ¿Qué ocurriría si entre las entidades financieras fusionadas surgiera un conflicto de intereses?
116. (Las Provincias, 2 de julio de 2010)

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