26/3/10

Ni prisas ni pausas

Cuando de lesiones se trata, no se puede ir con prisas pero tampoco conviene encandilarse. Unai Emery ha admitido su inquietud. En la madrugada del miércoles, en la conferencia de prensa que ofreció tras el partido con el Málaga, el entrenador reconoció que lo que está pasando en el Valencia no es normal. Al paso que vamos el club tendrá que hacer obras y ampliar la enfermería.

Unai exteriorizó su preocupación por la plaga de lesiones que atormenta a la plantilla. A modo de pequeña coartada aludió a la exigencia que entraña la alta competición, porque lógicamente conlleva un mayor riesgo. Pero enseguida desveló que el cuerpo técnico/médico trabaja en busca de una solución y agregó que probablemente habrá que indagar en las situaciones individuales de cada futbolista para regular las cargas de trabajo. Quizá también habría que estudiar el nivel de dureza de los terrenos de entrenamiento...

Con independencia del susto que dio David Villa que, como consecuencia de una contusión en la cabeza tuvo que pasar la noche en observación, en un centro médico, Miguel Brito ha sido el último en caer. Uno más. ¡Y van...! La relación de lesionados y tocados recuerda los partes de guerra: Mathieu, Albelda, Marchena, David Navarro, Domínguez, Vicente, Bruno.

La preocupación que ha exteriorizado Unai es lógica. Siempre se puede hablar de infortunio, pero esta vez hay demasiadas lesiones musculares, que no son producto de contusiones como concurrió hace dos o tres años, cuando varios jugadores (Edu, Gavilán, Regueiro.) se vieron forzados a pasar por el quirófano por la rotura del cruzado.

Aunque las prisas nunca son buenas consejeras, en este caso sería conveniente que los responsables valencianistas se dieran un poquito de aire para encontrar una inmediata solución. No vaya a ser que resulte necesario terminar el campeonato echando mano del filial porque, cuando descubran el enigma, la Liga ya se haya acabado. Si alguien todavía no ha echado cuentas, sólo quedan diez partidos. A vore que fem!

75. (Las Provincias, 26 de marzo de 2010)

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