31/12/12

NOCHE DE UVAS

Se habrán dado cuenta de que vamos a despedir el año de mala uva. No paramos de echar cuentas y de hablar de rescates. Pero verán que no me refiero a los números ruborosos y a las obligaciones contables del Gobierno que preside don Mariano. Aludo al Valencia CF, que en su standing tampoco está para echar cohetes.

El Gobierno, no lo sé, pero el Valencia ha de  afrontar 2013 con la necesidad de un rescate. Se le ponga el nombre que se le ponga. Rescate, ayuda, salvamento, apadrinamiento... Y además la exigencia reales la de un rescate doble. El deportivo y el económico.

En la Liga la plantilla ha de espabilarse ligerito porque a punto de cruzar el ecuador del torneo, aparece lejos de los puestos de cabeza, que son los que dan opción a disputar la Champions. Y nadie se olvida de que la competición europea, aparte de prestigio, proporciona una inyección de euros que es fundamental para la subsistencia de la sociedad, cuyo capítulo financiero todos saben también que es preocupante.

El cuestionado Llorente aseguró hace un par de semanas que el club había recibido un par de muletas para ir tirando durante los próximos tres meses y encontrar soluciones que, desde luego, no están a la vuelta de la esquina. Es la prórroga que concedió Bankia para el pago de la parte principal de la deuda, que ronda los 370 millones de euros. Un respiro, sí. Pero a ver cómo se logra bajar esa cifra cuando ya no son posibles las ampliaciones ni  aparecen Villas, Silvas, Matas o Albas de los que echar mano.

Lo de los mayas fue tontería, pero el horno sigue para pocos bollos. Fichajes, economía, parcelas, nuevo estadio, Fundación... Esta noche, cuando tomemos esas magníficas uvas del Vinalopó que simbolizan la abundancia y dicen que hay que pedir un deseo por cada una de ellas, seguro que los más valencianistas lo harán pensando en el equipo de sus amores, porque buena falta le hace.
489 (Publicado en Las Provincias, el 31 de diciembre de 2012)

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