12/12/12

BROTES VERDES

El triunfo siempre es el mejor bálsamo cuando las cosas han ido mal, porque restituye la confianza perdida para poder remontar el vuelo cuanto antes. Y eso es lo que necesitaba el Valencia. Aire fresco. Por eso, aunque el partido de ayer  en Pamplona resultó una castaña, que en general no fue otra cosa, la victoria supone otro brote verde, como dicen algunos políticos. Otro brote que necesitará continuidad, sí, pero que proporciona mucha tranquilidad. No quiero ni pensar cómo afrontaría el equipo la visita del Rayo, el domingo, si el resultado hubiera sido adverso.

Hablar de grandes cambios en el juego del Valencia sería fantasear, pura falacia, ir demasiado lejos. Además, en cuatro o cinco entrenamientos pocas cosas se pueden variar, ¿no? Las varitas mágicas no existen. Sólo aparecen en los cuentos de hadas, aunque no se puede negar que Ernesto Valverde, a modo de fondo de rescate para recapitalizar el vestuario, le ha transferido sentido común. Pero el horizonte aún queda lejos.

El cambio que se puede observar ha sido más cuestión de conceptos y de comportamiento que de otra cosa. No nos engañemos que a este equipo le queda mucho por decir. Está en el buen camino, porque además en los tres últimos partidos no ha encajado goles, pero apenas ha empezado a hablar.

En los dos duelos en el Reyno de Navarra, ante un rival muy flojito, muy flojito, el Valencia ha conseguido el máximo premio. No vamos herir sensibilidades de hooligans y añadir que con el mínimo esfuerzo. Pero sí con muy poco. Con el justo.

¿Cambios? Hasta ahora sólo hemos visto que las líneas están más juntas que hace un par de semanas y que los futbolistas ponen un poquito más de su parte. No ha habido mucho más. Y con eso ha sido suficiente para ganar, no pasar apuros, y en este último caso, prácticamente sentenciar la eliminatoria de Copa. ¡A ver...!
 
482 (Publicado en Las Provincias, el 12 de diciembre de 2012)

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