5/12/12

LA CASA DE LOS LÍOS

En el Valencia sería conveniente hacer un paréntesis, aunque no es fácil pasar por alto cuanto ocurre en el club. En lo deportivo hoy vendría bien un inciso porque el equipo, con Voro como entrenador temporal, afronta en Lille el último partido de la fase de grupos de la Champions, con opción de terminar primero. A partir de mañana también resultaría oportuno un  periodo de calma para dar a Valverde la confianza que merece en el nuevo reto.

Sin embargo el presente obliga a poner los puntos sobre las íes. No se pueden negar las evidencias y el Valencia ahora mismo es un avispero. En lo deportivo han de ser los futbolistas quienes de una vez por todas hablen en el campo para evitar que nadie vuelva a calificarles de mercenarios. Pero a la vez, para desmentir que el vestuario sea una torre de Babel donde  predominan las cuadrillas, aunque eso es difícil de rebatir. Ahí es donde el nuevo entrenador tendrá que poner mayor énfasis, con el objetivo de bajar del pedestal a alguno que se ha subido en él y espabilar a quienes desde abajo hacen de palmeros. Aunque, no nos engañemos, todo esto no es más que un árbol que impide ver el bosque de despropósitos de una organización deportiva que desde hace años está pidiendo un cambio profundo.

Lo social tampoco se queda rezagado. Apenas hace tres semanas Llorente admitió que lo que había faltado en el club era una buena comunicación. Sin embargo fue una declaración de intenciones de tinte político ya que de momento la luz y los taquígrafos no se han visto por ninguna parte. Por ejemplo, se han desvanecido las explicaciones oficiales sobre qué ha ocurrido o va a ocurrir con el pago anual que no ha podido afrontar la Fundación que preside el consejero Piles, y se percibe el tufillo de Manolo va a hablar menos de lo justo sobre qué respuesta dará el club a la deuda que tiene con la nacionalizada Bankia.

Unos deben de hablar en el campo pero los otros deberían de hacerlo con los socios, pero con mayor  frecuencia y, sobre todo, claridad.
 
479 (Publicado en Las Provincias, el 5 de diciembre de 2012)

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