18/9/11

Unai y el hacha de guerra

Unai repite que cada partido es un examen y es cierto. La vida en sí es un examen diario del que en ocasiones no sabemos las materias que vamos a tratar y, precisamente por eso, lo afrontamos sin la debida preparación.
Con esto no cuesiono la capacidad del entrenador del Valencia. En el tiempo que lleva en Mestalla ha dado suficientes muestras de su solvencia. Pero, caray, cuando el horizonte se presentaba despejado después arrancar la Liga con apuros pero con sendas victorias, el hombre va y se despacha con un ensayo que digo yo que podía haber hecho con gaseosa y en el laboratorio de Paterna.
El ¡cataplum! continental ha hecho pupa. Unai desenterró dos viejos debates, el del sistema de juego y el de la portería, y como el resultado fue decepcionante, quienes le tienen entre ceja y ceja no tardaron en coger la pala, pero para desenterrar el hacha de guerra. Aunque la chilena de Rami hubiera llevado el balón un milímetro más abajo, el técnico no se habría librado de los dardos.
Mi amigo el valencianista está que trina. «¡Ahora veremos qué pasa en El Molinón!», exclama, y recuerda preocupado que el equipo asturiano cuenta sus partidos por derrotas y que eso es un arma de doble filo.
Hace poco comenté con él las diferencias que se observan entre la actual plantilla y la del pasado reciente. Hablamos de bloque y calidad y a priori tiene mejor pinta. Parece más homogéneo, pero sigue siendo pronto para sacar conclusiones. La experiencia invita a ser prudente y dejar pasar unos partidos. Hay que esperar, al menos, hasta mediados de octubre. Para entonces el Valencia habrá visitado Gijón, Sevilla y Mallorca, y por Mestalla habrán desfilado Barça, Chelsea y Granada.
Tiempo al tiempo, pero sin licencia para dormirse en los laureles porque el hacha de guerra la desentierran con la misma facilidad que él reabre el debate de la portería o del sistema de juego.


299. (Publicado en Las Provincias, el 16 de septiembre de 2011)





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