14/9/11

Unai ha de tocar madera

El empate sin goles en su debut en la Champions es un pésimo resultado para el Valencia. El 0-0 supone un batacazo ante la cenicienta del grupo. Aparte del tremendo desencanto, porque creo que todos nos habíamos hecho ya un abrigo con la piel del oso, Unai ha reeditado dos viejos debates. El del sistema de juego y el de la portería, con la presencia de Alves y la suplencia de Guaita. Un triunfo, aunque apuradísimo, lo hubiera disimulado todo. Pero no. Por eso el técnico deberá de tocar madera porque ayer, martes y trece, su equipo dio un paso atrás. Y eso no es nada bueno.
Vamos a partir de la premisa de que el Valencia es más que teóricamente superior al Genk belga, pero también que está muy claro que al equipo se le atraganta el 4-3-3 y que Unai, erre que erre, no se baja del burro. Ayer volvió a apostar por un dibujo que reportó escasa fluidez al juego. Aunque dispuso de mejores ocasiones que el rival, al equipo le costó dios y ayuda alcanzar el área contraria, especialmente porque Ever y Parejo se retrajeron a la hora de pisarla.
Las rotaciones en el fútbol moderno resultan habituales, sobre todo si los equipos son de alto copete y, por lo tanto, participan y se la juegan en diferentes competiciones. Es lo que le ocurre al Valencia. Aunque la realidad dice que esto no ha hecho más que empezar y, por lo tanto, se supone que los entrenadores deberían de alinear a los que están en mejor estado de forma, también es lógico que no pasen por alto lo que se avecina.
Los técnicos, y en este caso Unai, acostumbran a alternar a algunos futbolistas y dar descanso a los que, por su estado de gracia o por su calidad, van acumulando minutos. Se podría pensar cuando como ahora, sábado-martes-sábado, se suceden los compromisos. Pero por otro lado también se hace extraño hablar de descansos cuando llevamos dos jornadas. Y encima el cambio del dibujo.


298. (Publicado en Las Provincias, el 14 de septiembre de 2011)



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