9/1/15

EXAMEN DE CONCIENCIA



Un partido también basta para soñar toda una competición, porque así de relativo es el fútbol. La idea de Benedetti sobre la vida y el tiempo, cambiando el nombre de ambos elementos, probablemente evidencia lo que ha sido el Valencia en Mestalla en los últimos días, en los dos últimos partidos. Aunque refleje los recientes enfrentamientos con Real Madrid y Espanyol, no se trata de compararlos como el azúcar con la sal, el día con la noche o el hielo con el fuego. A cada cual, lo suyo. Pero probablemente se infravaloró el merecido triunfo frente al trasatlántico y de esa manera ha sobrecogido tanto la apurada victoria ante lo que para muchos no debía de ser más que un paseo en barca, que acabó con marejada y desde luego sin perder de vista los chalecos salvavidas.
Por delante de las elementales comparaciones conviene hacer una amplia lectura de lo ocurrido, y aunque en la búsqueda de todos los porqués posibles aparecen los argumentos de siempre, destaca sin embargo que, a pesar de que muchos dicen que para el Valencia la Copa de este año se presenta como una buena oportunidad, en general el equipo ha ofrecido demasiadas lagunas. Además, no se puedo obviar el aparente escaso interés general que despierta el torneo. Basta con echar una mirada a las gradas de los distintos recintos y también observar que desde hace tiempo todos los equipos llevan emparejada en exceso, y en muchos casos labrada a fuego, la palabra rotaciones. Porque una cosa son unos cambios y otra poner al equipo del revés.
A lo mejor al Valencia, o mejor dicho, a Nuno tampoco le interesa la Copa tanto como se ha estado diciendo. En el partido con el Espanyol –como hizo en el anterior ante el Rayo–­, el técnico portugués volvió a meter mano a las rotaciones. Si en aquella ocasión fueron ocho cambios, en esta siete. Y aparte del acierto o no del planteamiento, así como de lo que hizo o dejó de hacer el rival, la consecuencia de tantas permutas fue que repercutieron en el juego del equipo.
Las rotaciones influyeron en dos sentidos, y no precisamente a partes iguales. Por un lado contribuyeron por la aptitud –con pe– de una plantilla que evidencia escaso fondo de armario, y por otro, debido a la actitud –con ce– de determinados jugadores, que tampoco resultó ser ejemplar que digamos. Todo eso provocó que el apurado triunfo sobre al Espanyol contrastara tanto con la brillante victoria de tres días antes frente al Real Madrid. Porque por encima de todas las demás consideraciones aparece, y debe computarse, la actitud, la disposición, el talante...
Desde luego no toca que un equipo que se precie termine el partido reclamando la hora, y no estaría de más que Nuno y los jugadores hicieran examen de conciencia antes de viajar a Cornellá.
564 (Publicado en Las Provincias el 9 de enero de 2015)

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