23/1/15

DESQUITE Y FICHAJES

Tarde o temprano el fútbol suele ofrecer un desquite, sustantivo que parece menos agresivo que otras acepciones que suenan más provocadoras, como venganza o vendetta. Una cosa es la rivalidad y otra lo que implica hostilidades. Tengamos la fiesta en paz. Nadie pone en duda que el valencianismo le tiene ganas al Sevilla, porque en su última visita a Mestalla el equipo andaluz frustró las aspiraciones de alcanzar la final de la Europa League. Hay ganas de resarcirse. Aquello supuso un mazazo tremendo que costó de digerir. Incluso seguro que los que son acérrimos recuerdan más el primero de mayo del año pasado por el gol de M´Bia que por los actos de ese día internacional del movimiento obrero.
El desencanto fue superior porque el Valencia estaba a escasos veinte segundos de Turín. Además enfadó mucho la carrera de alegría que se dio por la banda el técnico que unos años antes había estado tres temporadas sentado en el banquillo local. Se juntó todo. Pero no es necesario que desde algunos sectores se aireen las circunstancias. La derrota dolió en el corazón del aficionado y la ausencia en la final, además de en prestigio, también hizo mella en la economía del club.
El domingo es otra historia. No hay ninguna final, y aunque por delante quedarán 18 jornadas, ese partido con el Sevilla –ganas de ganar aparte– supone bastante más de tres puntos. Pero no sólo por tratarse de un adversario directo en la lucha por una plaza para disputar la próxima edición de la Champions. Es eso y más. El Valencia tiene una obligación, sin mirar atrás ni pensar en si regresa Banega o si en el banquillo está Unai Emery. Debe de dar un definitivo paso adelante y borrar la debacle en la Copa y los apuros que tuvo ante el Almería, porque a pesar del golazo de Negrego terminó pidiendo la hora.
Cuando después de ese encuentro Nuno anticipó que la semana iba a ser muy importante para el futuro del Valencia, probablemente sólo se refería a su deseo de que se lleven a cabo nuevas incorporaciones para reforzar la plantilla, aunque cuando habló de echar mano del filial seguro que lo hizo con la boca pequeña porque espera que su avalista, Mendes, mueva ficha.
En otra situación se podría decir que con la plantilla que hay y con el compromiso de sólo 19 partidos por delante, es más que suficiente. Aunque, claro, si lo otro supone mejorar lo que hay, y dado que el amo tiene muchos duros, pues bienvenido sea, porque como se suele decir en valenciano, "Quant més sucre, més dolç". Y que se lo tuiteen traducido a Lim, porque parece que el valencianismo no se conforma con lo que le han ofrecido hasta el momento.

566 (Publicado en Las Provincias. el 23 de enero de 2015)

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