23/3/12

El fútbol coge al ratón

Estos días se habla de nuevas legislaciones contra el photoshop, por el peligro que en el campo de la moda supone el engaño de los falsos cánones de belleza. En la vida real puede bajar la autoestima del resto de mujeres y se pretende que siempre se advierta si ha habido una manipulación gráfica.
Y digo yo que, aun con advertencias, ya quisiera más de un director de comunicación de equipo de fútbol poder utilizarlo también para retocar las acciones y declaraciones que hacen los futbolistas, entrenadores y presidentes de sus clubes. Bueno, en el caso del Madrid menos, porque Mourinho ha impuesto la ley del silencio a todo quisque. Chitón hasta nuevo aviso. Pero, ¡menudo alivio para los jefes de prensa! A pesar de tener que advertir del uso de la lima (que muchos pasarían por alto), ya quisieran que esa aplicación que elimina michelines, estrías y patas de gallo, se convirtiera también en el bisturí que les liberara de llevar en la mochila un extintor, y en algunos casos del pecado de matar al mensajero o echarlo a los leones. En el Bernabéu tendrían que empezar por encontrar a los mejores especialistas en la popular aplicación informática para, primero, suavizar las imágenes de jugadores y del entrenador. Por ejemplo situaciones de algo más que sonrojo que muchos vieron en directo en El Madrigal, y bastantes más a través de la televisión. Luego ya vendría la manipulación de los textos, eso sí, advirtiéndolo, a sabiendas de que muchos pasarían de avisos. Se discute y se insiste en que hay Liga. Diez jornadas en la competición de tres puntos suponen 30 en liza, que es mucho. Al Valencia le vienen bien las discrepancias Madrid-Barça. Distraen la atención del azoramiento que el equipo sintió en Mestalla frente al Zaragoza. En la hipótesis inicial, imagino al amigo Vidagany con ratón en la mano, tratando de modificar la pañolada en bandada de palomas, y también la palabras de Unai, porque con frecuencia se disfraza de Ricky Martin y da un pasito p’alante... y un pasito p’atrás.
376 (Publicado en Las Provincias el 23 de marzo de 2012)










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