15/6/11

Hablar un mismo idioma

El diálogo es necesario. Imprescindible en la convivencia. La sabiduría popular dice que hablando se entiende la gente, aunque en ocasiones es imposible porque el de enfrente hace oídos sordos o en otras, como la tecnología nos supera, no es difícil llevarse algún chasco cuando el interlocutor es una máquina, ya que puede suceder lo que a ese del anuncio de la tele, que pide ayuda porque su coche echa humo y el volante se bloquea, y la respuesta es que le envían un tuno que le canta 'Clavelitos' o lo que sea.
Aparte las ya conocidas incorporaciones de Alves y Rami, este último presentado ayer con toda pompa, en el asunto de los refuerzos en el Valencia ha habido momentos de oídos sordos o en los que ha ocurrido como en el anuncio. Mi amigo el valencianista dice que se habla distinto idioma y se apresta a recordar que toda la temporada se ha estado reclamando que el equipo precisa fortalecer el sistema defensivo y encontrar un hombre de creación y el punto de mira se fijó en el ataque. En un mediapunta, Parejo, y en un delantero que no ha querido venir.
Esto es para hacérselo ver y sobre todo para recordar la historia reciente, por el dicho ese de que si las cosas salen bien no hay por qué cambiarlas necesariamente. Desde hace años la fortaleza del sistema defensivo ha sido el sustento de un equipo sin problemas para hacer goles. Las virtudes ofensivas del Piojo, Ilie, Sánchez, Mendieta, Carew, Baraja, Villa. se complementaron con la fortaleza de la zaga.
Dado que este equipo suele formar con un delantero y un mediapunta, mi amigo insiste en que en ataque hay calidad y cantidad. Otra cosa es que se vaya Joaquín. Entonces, sí. Pero de momento, aparte de centrar la atención y los euros en un organizador de solvencia, es imprescindible construir el equipo desde atrás.
Y en lugar de fichar, ¿no será que lo que realmente necesita el grupo es trabajar más el sistema de contención, para que nadie ironice con eso de que cuando le acosan «el Valencia no para ni un taxi»?

259. (Publicado en Las Provincias, 15 de junio de 2011)




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