24/9/09

Soriano y el otoño caliente

Al mismo tiempo que sobre el vestuario de Mestalla se cierne la amenaza de un otoño tan caliente como el que preparan los sindicatos para desbloquear la negociación colectiva, Vicente Soriano ha reaparecido decidido a hablar de su gestión.


El ex presidente del Valencia ha querido poner los puntos sobre las íes y ha echado mano de la semántica. Pero nada nuevo bajo el sol. Su discurso se ha sustentado sobre los mismos cimientos de antaño. Más de lo mismo. Ha sido una especie de sí, pero no, o de ni blanco ni negro, sino todo lo contrario.

Soriano afirma que no se puede avergonzar de nada, proclama que nunca ha mentido, insiste en que tenía vendidas las parcelas del viejo Mestalla y, como máxima concesión a sus detractores, deja ver que, en todo caso, su único pecado, o más que pecado desliz (porque lo califica de venial), fue el de la precipitación a la hora de hacer pública una transacción que todavía estaba en gestación. Fue cuando acuñó aquello de «Tot està embastat», una especie de eslogan que se convirtió en su santo y seña permanente, en su estandarte, y que lo acompañará de por vida.

Sin pretenderlo, el Tigre de Puzol ha salido a la palestra justo en el mismo momento en que en el club andan de aquí para allá cargados con extintores, porque en el vestuario hay tufo a gasolina, a pesar de que David Villa haya matizado las críticas con las que el domingo encendió la mecha que conducía directamente al barril de pólvora sobre el que se sienta el entrenador, Unai Emery.

La principal secuela de un fuego es la erosión que produce y el técnico, con sus últimas decisiones, ha sufrido un importante deterioro. Planteamientos al margen, Unai ha cambiado de rasero para medir al que se encandila en los brazos de Morfeo y al que levanta el puño. Y eso, a la larga, puede terminar pasándole factura. Ahora más que nunca se impone un triunfo en Getafe para que se estabilice la tensión arterial.

1. (Las Provincias, 23-9-2009)

1 comentario:

El Dimoni dijo...

Lo peor, Luis, es que dos gilipollas como Soler y Soriano sean capaces de arrastrar a gente como Silla, Tuzón, Cichella, Peris Frígola, Alegre, etc. ¡Pobre Valencia!.