Apenas han transcurrido cuatro jornadas de Liga y los planteamientos de Unai siguen en entredicho, porque las críticas al sistema filosófico del entrenador guipuzcoano no son de ahora, aunque cuando Villa, Mata o Silva hacen diana, resulta fácil olvidar el desengaño que producen las reiteradas lagunas defensivas. Hay muchos que defienden que el fútbol se construye desde atrás y recuerdan que la firmeza defensiva ha sido el estandarte del Valencia durante muchos años.
En los últimos días, en las últimas horas, Unai ha recibido muchas presiones. No para que abandone sus teorías filosóficas sino para que abra el abanico. Como Descartes con Balzac, Fernando ha tratado de influenciarle y hacer ver al de Fuenterrabía que, sin dejar de lado las ideas propias, conviene prestar algo de más de atención al equilibrio defensa-ataque, porque el Valencia ya lleva encajados siete goles. Y la manta da para todo.
Esta noche en Mestalla, en el Valencia-Atlético, Unai ha de pasar un examen, del mismo modo que Abel Resino. Los dos entrenadores han sido ratificados por sus presidentes y la mayor parte de las veces eso se entiende como la antesala de la cola del INEM.<
Manuel Llorente ha defendido a Unai. Y eso que el presidente del Valencia no es adulador ni se casa con nadie, aunque un estamento como Bancaja le haya puesto al frente el club. Pero, si las cosas no funcionan como deben, no le temblará el pulso. Lo demostró el año pasado, al frente del Pamesa y apenas cumplida la quinta jornada, cuando envió a casa a Katsikaris. Aunque en el Valencia la caja de caudales no está para muchos trotes.
2. (Las Provincias, 26 de septiembre de 2009)
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