Un prestigioso abogado
que peina canas en asuntos de Derecho concursal y que además sabe de fútbol, me
ofreció una amplia sonrisa de asentimiento cuando durante la cena que
compartimos el miércoles le pregunté si la mejor solución para el Valencia
podía haber sido someterse a un concurso de acreedores en lugar de tratar de
vender la sociedad a un empresario que
todavía no ha aclarado cuántos maravedíes está dispuesto a soltar para comprar el
club. ¿La oferta? Pues un día digo, digo, y al siguiente digo Diego. Las cifras
bailan más que Tony Manero. Ya no se trata de bromear con "demasiados
taquígrafos y poca luz". Después de lo que está sucediendo habría que
decir "muy pocas luces".
Peter Lim, igual que los
rusos de Zolotaya, habla pero aún no ha echado mano de la cartera, lo que
viene a recordar al espabilado de las tertulias de bar a la hora de pagar la
cuenta. "No se me adelanten, pero tampoco no se me atrasen",
interpretaba el genial Cantinflas. ¿A ver si al final de la corrida resulta que
alguien quiere comprar sin dinero a quien pone precio de lo que no es suyo, y además
espera que le agradezcan la chorizada?
Ahora ya ni se habla de acabar el Nuevo
Mestalla, que sería un soplo de aire fresco para reflotar el barco que hunde
entre deudas. No nos olvidemos que por intereses el Valencia paga diariamente
alrededor de 15.000 euros, que se dice de carrerilla, pero cuesta de digerir.
Aunque siempre hay
tiempo para arrimarse al concurso que haría temblar a más de uno, las cosas
están como están, y mientras unos se agazapan en sus
poltronas en lugar de bajar a la arena y poner solución al desaguisado que
generaron, Salvo se aferra ya no sé a qué para tratar de "salvar" al
Valencia y a la vez salvarse él. Porque después de haberle dado la puntilla al
entrenador –que, eso sí, llegó para cuadruplicar el suelo que percibía en
Argentina–, si no se formaliza la venta a Peter Lim, tiene garantizada la caída
libre en la que arrastrará a sus compañeros de viaje, consejeros y director
deportivo. Ese caos es lo que lleva a pensar que Amadeo debe guardase una carta
en la manga. Si no es así...
547 (Publicado en Las Provincias, el 4 de julio de 2014)
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