14/5/12

EL BUCLE (DE LA ESTÉTICA A LO ÚTIL)

Cuando todavía no se ha ido, el adiós a Unai ha estado aliñado de lágrimas, dicen que de reconocimiento. Pero sin ser un lince se puede intuir que en buena parte han sido lágrimas de cocodrilo. En ese escenario ha habido bastante teatro. ¿Qué quieren que les diga? A mí se me hace difícil entender tanta tristeza.

Después de cuatro temporadas, la valoración que se puede hacer de Unai es fundamentalmente por los números. Por los terceros puestos que, de forma consecutiva, ha logrado en las tres últimas temporadas. Y partir de ahí es donde radica el debate. En si hay que darse por satisfecho con la clasificación del Valencia para disputar la Champions o si aparte se debe de exigir que el equipo ofrezca un fútbol que enganche más para, entre otras cosas, tratar de llenar Mestalla.

Unai ha vivido cuatro años inmerso en un bucle, entre la estética y lo útil. En la disyuntiva del espectáculo y la victoria (no se trata de elegir una cosa u otra, ¿eh?), y ahora parece que se olvide que si no se le ofreció la renovación, fue precisamente porque esa mesa estaba coja.

Desde una perspectiva lejana hay quien no da crédito a las críticas que aquí ha recibido el técnico. Defienden su trabajo alegando que se le privó de jugadores importantes (Villa, Silva, Mata…) y que con él el equipo ha seguido siendo el mejor de la llamada Liga terrenal, por delante de rivales como Sevilla, Atlético, Athletic o Villarreal, que en un pasado reciente le echaban el aliento en la nuca, o como ocurrió en la temporada de su debut en Mestalla, terminaban por delante. Todo eso es cierto. Es una realidad, como también lo es que la puntuación, diferencias con los rivales y número de goles a favor, ha ido mermando.

El desasosiego que muchas veces se ha visto en las gradas de Mestalla indica que Unai no entró bien; que desde el primer momento el aficionado del Valencia ha aspirado a bastante más. Que le importa ganar, claro; pero también le importa gustar. Es el bucle que ahora le espera a Pellegrino.

397 (Publicado en Las Provincias, el 14 de mayo de 2012)
 

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