2/2/11

Aptitud, actitud y rectitud

Resulta curioso que un empate en campo ajeno irrite tanto. La pérdida de dos puntos en Santander escuece al valencianismo porque, records aparte, se trataba de no perder la estela del Villarreal y meter tierra por medio con el Espanyol. El enfado es por eso y porque el rival no asustaba a nadie, pues por mucho marajá que ponga los cuartos, es un equipo con tufillo a Segunda.
Claro que si nos atenemos a los habituales tópicos, a eso de «todos los partidos son difíciles» y «no hay enemigo pequeño» que dicen los futboleros, pues sí, el Racing resultó ser un adversario que jugó más tiempo mejor que el equipo de Unai, que lo que es jugar-jugar sólo lo hizo en los últimos veinte minutos.
Al principio de temporada el Valencia resolvía los partidos antes del descanso. Entonces se cuestionó el fondo físico de los jugadores. Últimamente ocurre lo contrario. El equipo saca la casta camino del final y todo apunta falta de implicación, por mucho que se hable de profesionales, que claro que lo son, pues se dedican al fútbol como medio de vida.
Una cosa es que uno tenga mayor destreza y otra el sentido futbolístico. El nivel de exigencia técnica no puede ser el mismo para todos. Pero sí el de entrega, amigo. Ahí no hay excusa que valga. La rectitud por encima de todo.
Unai consideró que el resultado fue justo. ¡Y tan justo! Más que justo fue 'apretao', que es como se bailan los tangos. Por cierto, qué bien lo bailó el Chori, ¿verdad Éver?
205. (Publicado en Las Provincias, 2 de febrero de 2011)

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