30/6/10

Regreso al futuro

Por fin hay veredicto. Ya era hora. Un fallo que los expertos han considerado mucho más político y jurídico que efectivo, aunque al fin y al cabo es un ansiado desenlace que se esperaba como agua mayo. Pero, no nos confundamos, ¿eh? No estamos hablando de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, que por lo que se ve parece que sólo ha conseguido variar el semblante adusto del cordobés José Montilla por un gesto totalmente inexpresivo.
¡Qué va! No vamos a entrar en cotas tan elevadas. Simplemente se trata de un logro del Valencia, y que nadie se frote las manos pensando que Manolo Llorente ya ha vendido las parcelas del viejo Mestalla, porque los tiros no van por ahí. ¡Ojalá! ¡Qué más quisiera él, Olivas y Rato, que también tendrá algo que decir!
Tampoco se trata de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores haya dado luz verde a la Fundación del Valencia para que pueda vender sus títulos a los pequeños accionistas. Pero, caliente, caliente. Hablamos de un éxito menor por lo esperado. El Protectorado de Fundaciones ha dado la autorización para que la del Valencia pueda poner a la venta paquetes de 50.000 euros.
Algo es algo, dice ese amigo valencianista que tantas veces se ha asomado a esta columna. En esta oportunidad lo hace medio satisfecho, medio preocupado. El hombre está convencido de que lo de la CNMV suena más que a utopía, y dice que no sabe si lo que él propugna es legal o amoral, pero considera que de alguna forma el dictamen actual podría favorecer la ansiada democratización el club siempre que a través de la Agrupación de Peñas o del Pequeño Accionista se repartieran los paquetes de títulos. Pero, enseguida, mira el reverso de la moneda y le entran escalofríos y una repentina tiritona al imaginar lo que supondría un regreso al futuro, cuando el club estaba en manos de cuatro o de tres.
Como quien no quiere la cosa y para poner un poco de pimienta al asunto, le pregunto ingenuo: «¿Que ahora cuántos son?» Y a la tembladera le acompañan sudores fríos.
115. (Las Provincias, 30 de junio de 2010)

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