6/3/15

TURNING POINT

Al fijar la vista en el partido que el domingo disputará el Valencia en el Calderón, viene al pelo ese término tan coloquial como es el llamado "punto de inflexión", aunque si en lugar de entenderlo como "un momento crucial" –que es lo que en realidad representa– nos atenemos al valor que conlleva, resulta que más que de un punto tendríamos que estar hablando de tres, porque en realidad nos referimos a la posibilidad de lograr una victoria; es en lo que sueñan todos los aficionados blanquinegros para ver como su equipo desplaza al de los colchoneros y se afinca en la tercera plaza de la clasificación. ¡Menudo golpe de mano a la competición!
Un punto es la ventaja que mantiene el Atlético de Madrid, asentado temporalmente en ese escalón de privilegio, y por eso el resultado de este encuentro, aunque ni se debe ni se puede calificar como definitivo para alcanzar el objetivo final –ya que todavía quedarán por delante doce jornadas, que nada menos que equivalen a 36 puntos en disputa–, sí que podría establecer un antes y un después, y marcar eso que los ingleses llaman "tourning point", pues la coyuntura invita a pensar que se trata de un momento clave en la temporada.
Incluso, al ser un enfrentamiento entre dos rivales tan directos, también podría decirse que este es de esos partidos en los que la victoria entraña más valor de los tres puntos, y no solamente por los que uno se apunta y otro deja de anotarse; interviene también el aspecto anímico. Y habrá que ver, además, cómo afrontan el duelo uno y otro equipo –los valencianistas llegan en mejor momento, aunque el factor campo debe influir– y desde luego en qué medida afectan a uno y otro equipo las ausencias de futbolistas fundamentales, especialmente la de Griezmann en el Atlético y, si no hay recuperación de última hora, la del central Otamendi en el Valencia.   
En circunstancias así es cuando los más adeptos se aferran como nunca a eso de que los resultados mandan, máxima futbolística que quienes consideramos que por encima de cualquier marcador debe de prevalecer el proyecto y el espectáculo, algunas veces tenemos que aceptarla y mantener silencio, porque no es cuestión forzar argumentos cuando la realidad de los guarismos se vuelven en nuestra contra. Es como aquello de que las finales no se juegan; las finales se ganan.
Siempre se mantendrá la disyuntiva de qué es más importante, si el buen juego o el resultado. Sin embargo ahora mismo en el valencianismo eso es lo que menos preocupa. La realidad desplaza a ese dilema viciosamente circular, porque la finalidad del juego es conseguir la victoria, y desde luego ganarle al Atlético encumbraría al Valencia, que hasta hace bien poco miraba más lo que podía hacer sus perseguidores, Sevilla y Villarreal –a los que a pesar de todo no debería de olvidar– que lo que se estaba cociendo por delante.
 
    571  (Publicado en Las Provincias, el 6 de marzo de 2015)

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