15/9/14

...Y DOS HUEVOS DUROS

El mundo vive acelerado. Deprisa, deprisa, como en la película de Saura. En esta carrera de obstáculos no conviene detenerse porque el que no corre, vuela. ¡Hala, hala! Máxima celeridad. La hemos vivido en el reciente relevo generacional que se ha producido en la banca; hace bien poco también se dio en la realeza; de igual forma tuvo lugar en la Iglesia, y más y numerosos cambios que se avecinan en la política.
En el Valencia también hay prisas en renovar a Paco Alcácer, y eso no es malo, porque luego pasa lo que pasa, que ejemplos hay, ¿eh? Ahora bien, donde no se aprecia tanta urgencia es en los despachos de Bankia y en los de Meriton Holdings Limited, aunque a lo mejor cuando el lector haya llegado a estas líneas los representantes de Peter Lim y los abogados del banco intervenido ya han alcanzado el definitivo acuerdo.
Pero no creo porque aún hay mucha tela que cortar. Que si el pago de los 230 millones se fracciona en tres tramos, que si las carencias, que si las garantías, que si la capacidad de endeudamiento, que si la suspensión del PAI de Porxinos, que si la sentencia del Tribunal Supremo, que si el OK del Protectorado de Fundaciones, ¡que si quieres arroz, Catalina...! Imagino las reuniones en una especie de camarote y que entre discusión y discusión, propuesta y contrapropuesta, alguien reclama unos cafés "¡y dos huevos duros!"
Ante tanta demora, y ahora que estamos hablando de huevos,  ¿por qué para, al menos adivinar lo que puede tardar este asunto, no se echa mano de la bruja Adelina? Sí, esa a la que dicen que tanto se aficionó Jordi Pujol porque, como pitonisa de cabecera, le pasaba unos huevos duros por la espalda para alcanzar limpiezas espirituales y a la vez que le daba respuestas acerca de asuntos familiares y de gobierno. ¿Qué, qué? Bueno, a lo mejor no fue tan eficaz, porque no llegó a advertirle de algo que a él se le pasó por alto durante años y años.
Aquí no hay brujas ni quieren que nada pase por alto. La negociación para la vender el Valencia no es como ir a la segunda plata del Corte Inglés y pedir una camisa de la talla 42. Los que negocian, para escudarse en las demoras, suelen decir que todavía quedan flecos. Complicada, sí, pero no como la que el club ha de abordar de inmediato. La de Alcácer, que decíamos antes. Eso sí que ha de ser cosa de una tarde, porque esta perla de la cantera que termina su contrato en 2016 quiere quedarse y el Valencia quiere que se quede. Hay que cerrar el acuerdo ya y, ¡virgencita, virgencita!, desear que luego no aparezca el listillo de turno y diga tal club ofrecía el oro y el moro y que era necesario el traspaso. También hay muchos ejemplos. Ahora, que, si entonces el club ya es definitivamente propiedad de Peter Lim, pues ni cantera ni cantero, que ya se sabe que donde hay patrón el marinero tiene poco que decir.
 
552 (Publicado en Las Provincias el 12 de septiembre de 2014)

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