El
mundo del fútbol se ha adueñado del verbo polarizar. Yo polarizo, tú polarizas,
él polariza. Blanco o negro; día o noche; estás conmigo o estás contra mí.
Dicotomía total, y eso no es bueno porque no hay término medio en el que
siempre se ha dicho que reside la virtud. Es un verbo que lleva implícita la ausencia de
neutralidad, aunque a veces la competencia ha resultado beneficiosa, como
ocurrió en los años veinte en el incipiente Valencia CF, con la sana rivalidad
entre los "Montistas" y "Cubellistas". Pero aquello es otra
historia.
Ahora
no es así. Ni aquí ni allá. Lo sabe Albelda, lo está viviendo Casillas, y lo
vive Alcácer por la pugna por el dorsal 9 de la selección. Esto ha cambiado para
mal y ha desembocado en una falsa dualidad de cuadrilátero en la que los
periodistas tenemos responsabilidad. Más que nada por las defensas
incondicionales o, peor aún, por los apoyos que el tiempo acaba por desvelar
que se alcanzaron a cambio de no sé qué prebendas. El "estás conmigo o
estás contra mí" sigue ahí.
La
venta del Valencia también empezó con una dualidad, aunque hubo otros pretendientes
que llamaron a la puerta con un ramito de flores y el anuncio de una gran dote
que nadie llegó a ver porque en todos los casos faltó una mano de cristasol. Excesiva
opacidad. Se echó de menos la transparencia en aquellos y en los del mano a
mano, aunque eso a algunos les importó un bledo, porque cada cual ha tenido destacados
apoyos incondicionales sin mirar mucho más allá.
Al
final quedaron dos y estos días ha trascendido que lo de los rusos de Zolotaya fue
una trola como un piano. Eso es, al menos, lo que ha denunciado un defraudado
Alfonso Rus. El que entonces se erigió en su mejor embajador, ha desvelado que
aquellos no tenían ni un duro. ¿Y ni él ni Subirats ni Carboni llegaron a
sospechar el bluf? ¡Pues sí que se la metieron doblada!
Y
ahora resulta que en la otra acera los de Meriton, embajadores de Peter Lim,
que no sé cuánto tiempo llevan negociando con Bankia la compra del Valencia,
han recibido la orden de su jefe de plegar velas y han regresado a Singapur sin
cerrar la operación. Mare meva! Menos
mal que en lo deportivo el equipo ha sacado pecho, porque lo que es en lo social...
¿Y
ahora qué? ¿Quién es el bueno en este sainete?, porque esto tiene toda la pinta
de ser un sainete. ¿Peter Lim o Bankia? De momento, lo que escribió Campoamor: Todo
es según el color del cristal (léase intereses particulares) con que se mira. Las
dos partes dicen que lo retomarán, que es un simple descanso. Sí, tiene toda la
pinta de ser un relaxing cup of café con
leche in Plaza Mayor, y eso no es lo mismo.
553 (Publicado en Las Provincias, el 19 de septiembre de 2014)
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