21/2/14

INDIGNADOS

Si como dijo Benedetti cinco minutos bastan para soñar toda una vida, lo que ocurre en el mundo del fútbol se puede resumir en un plis plas. Es vergonzoso, cuestiona la moral de los que mandan en un deporte que mueve masas, y al mismo tiempo hurga en la dignidad de los observadores que lo permitimos.

El botón que ha exhibido la UEFA ante la dramática situación que Ucrania no deja dudas. A pesar del cambio de escenario de última hora, es algo que no se puede mirar de reojo. Platini y sus adláteres tienen una extraña percepción de la realidad y de nuevo demostraron que carecen del mínimo sentido de la coherencia, y desde luego de humidad, porque en este caso hablamos de la mecha de una guerra civil, con muchos muertos. Su despotismo produce tanto asco como la arrogancia de quienes defienden límites administrativos apoyándose en concertinas o pelotas de goma.

En la distancia Tebas es otro que tal baila. El que hace y deshace en la Liga de Fútbol español se ha mofado de los aficionados del Valencia y Betis al alterar de forma unilateral la fecha y horarios de sus partidos con Rayo y Villarreal, de la jornada del 2 de marzo. Entre otras cosas le importa un bledo si para acompañar a sus equipos los aficionados de Mestalla o del Villamarín habían comprado billetes por adelantado u organizado desplazamientos colectivos.

La variación se debe a una petición del Villarreal, que quiere premiar el comportamiento de sus seguidores tras la inconsciencia del vándalo que arrojó césped del Madrigal un bote de gas lacrimógeno. Bueno, en Sevilla dicen que es un guiño a la Generalitat, para que Fabra pueda darse un baño de multitudes.

Sea por lo que sea, los que mandan en el fútbol tienen pocas luces, y si están en la poltrona es porque lo quieren los presidentes de los clubes, que a su vez ocupan el palco porque lo permiten aficionados.

Dicen que cada uno tiene lo que se merece y en este caso, mientras los indignados futbolísticos lo permitamos, lo será. A lo mejor en este deporte hace falta un 15-M.
539 (Publicado en Las Provincias, el 21 de febrero de 2014)


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