Numerosos colectivos han recuperado el eslogan utilizado en
2008 por el Obama que aspiraba a la Casa Blanca. Aquél "Sí, se
puede", más que justificado en repetidas situaciones sociales que claman
al cielo -como es la respuesta a las mentiras de la banca a aquellos infelices
que les entregaron su dinero y la confianza-, también ha entrado de lleno en el
mundo del fútbol, aunque en este caso se debe más a una ilusión o quimera que a
una realidad.
En las últimas semanas el "yes, we can" se ha
escuchado hasta la saciedad, pero por mucho que en el Bernabéu invocaron al
espíritu de Juanito, se quedaron sin la ansiada décima. En el Camp Nou fue
peor. Los alemanes del Bayern Munich dejaron a los barcelonistas con tres
palmos de narices; siete en total.
El Valencia no iba a ser menos y el "podemos" tiene
dos vertientes. En la social hay confianza en salir adelante, aunque no se
vislumbra un inminente armisticio consejo-Fundación, porque parece que cuesta mucho
dejar el sillón y que moleste que el nuevo patronato esté decidido a levantar
las alfombras, quitar todas las telarañas y acabar con prebendas presidenciales
o de consejeros.
En el área deportiva la esperanza va más allá. Se mantiene
viva la llama de la ilusión con el grupo que dirige Valverde, a pesar de que el
"Sí, se puede" de la semana pasada no era otro que romper la racha
que llevaba la Real Sociedad y adelantarle en la clasificación que conduce a la
Liga de Campeones, y ya sabemos lo que pasó. Ahora, a quince puntos del final
del campeonato y pese a los cinco de desventaja, los más optimistas no sé si
apelan al espíritu de Montes, de Asensi, o de Puchades, pero lo que está claro
es que sueñan con un quince de quince y que los "guputxis" se den un
morrón. Mucho soñar es eso, pero...
Para Aurelio y Valverde lo que se avecina es una carrera de
obstáculos que conviene afrontarla con la máxima confianza porque, como dijo
Winston Churchil, "es bueno ser optimista ya que no parece muy útil ser
otra cosa".
511 (Publicado en Las Provincias, el 3 de mayo de 2013)
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