30/8/10

El Valencia y la ley de Murphy

Cada temporada resulta siempre una amalgama de carrera de fondo y de obstáculos. El Valencia la ha empezado con el pie derecho, que dicen que es el bueno. Dado que a la competición ahora le llega un paréntesis, el partido de La Rosaleda podría considerarse una prolongación de la pretemporada. Pero es bastante más porque reportó tres puntos, ha dado sosiego a los dirigentes y confianza al grupo. Estamos en la antesala de las rotaciones. En dos semanas se retomará la Liga y empezará a alternarse con los compromisos de Champions. El calendario se comprime con partidos cada tres o cuatro días.
La victoria del Valencia en Málaga tiene el valor de una fuente extra de nutrientes y antioxidantes para que el equipo tome fuerzas porque, con los obligadas permutas, de manera consecutiva ha de medirse al Racing, Bursaspor, Hércules, Atlético, Sporting, Manchester y Athletic.
De momento, tres puntos y tranquilidad. En La Rosaleda ganó el favorito, no sólo porque así lo decían las estadísticas y porque el equipo andaluz afrontó el duelo diezmado por las bajas. Los valencianistas plasmaron su impronta. Buena actitud y superioridad. Otra cuestión es que, tal como refleja una de las leyes de Murphy, «cuando las cosas parecen ir bien es que has pasado algo por alto». Y, efectivamente, el Valencia, dominador desde el principio, pasó por alto o se olvidó de que si uno se entretiene demasiado y baja la guardia, el rival toma oxígeno y le puede dar un susto. Por eso del posible descabello en un mano a mano de Mata con Arnau se pasó a la ansiedad cuando Sebas hizo el empate al filo del descanso. En la segunda mitad se impuso la lógica.
Para ser principio de temporada, en Málaga vimos una aceptable representación valencianista y un buen argumento. Respecto a la anterior temporada, en esta primera escena sólo varió el vestuario (camisa naranja y pantalón blanco). El atrezzo fue similar, la escenografía idéntica (4-2-3-1) y los actores estuvieron tan metidos en su papel que no hubo que echar de menos a los que ya no están.
141. (Las Provincias, 30 de agosto de 2010)

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