17/4/15

DELITOS DE ODIO


Hace un par de días Interior presentó el último informe sobre los "delitos de odio" cometidos en España. Se trata de un estudio que recoge infracciones verbales y físicas por cuestiones de intolerancia hacia inmigrantes, discapacitados, homosexuales, mendigos, prácticas religiosas... o cualquier otro factor similar, como son las diferencias ideológicas.

El mundo del fútbol no se escapa de esos delitos de odio, aunque el calificativo de "diferencias ideológicas" no parece  el más idóneo para la definir la mentalidad de quienes en la grada de un estadio se expresan como verdaderos energúmenos y que además parece que consideran que para dar ánimo al equipo propio vale el insulto al contrario.

Este tipo de infracciones, de carácter penal y administrativo, no son nuevas en los recintos deportivos. Habitualmente las cometen espectadores en forma de agresiones verbales, como insultos, o pancartas y banderas prohibidas. Sin embargo en los últimos tiempos también se han dado casos protagonizados por los propios jugadores; son agresiones gestuales de las que hay recientes ejemplos.

La violencia, como agresión física, es el mayor peligro y se produce muchas más veces en los aledaños de los campos que dentro de los estadios. Los hechos lo demuestran así. No obstante, como reflejo de una sociedad intransigente, en los recintos deportivos se reiteran situaciones de agresiones verbales y gestuales como paso previo a la violencia física, y el sentido común reclama que se erradiquen de una vez por todas. Para eso se estableció la Ley contra la Violencia en el Deporte, la aplicación de disposiciones contra los "delitos de odio", la reciente cruzada que inicio la LFP tras la muerte de un aficionado ultra en una reyerta en las inmediaciones del estadio Calderón, y la colaboración de los clubes, aunque muchas veces sea más de boquilla que otra cosa. Pero con independencia de las distintas medidas cautelares y denuncias que se tramitan a la Fiscalía debe aparecer la prevención, la concienciación de la sociedad, obligada a aportar su esfuerzo para ponerle proa a tanto sinsentido.

En Mestalla el lunes vimos el reflejo de esta consideración, cuando parte de los aficionados silbó al unísono para hacer callar a quienes trataban de ofender o provocar al rival, Levante, entonces con cánticos de "A Segunda, oé", aunque en otras ocasiones se han escuchado cosas peores. No es la primera vez que el público del recinto de Artes Gráficas se muestra con mayoría de edad, aunque no la suficiente. Hace falta más. La sensibilización ha de ser la mejor medicina para apartar a quienes confunden dar apoyo con provocar y ofender.  Pero si diariamente vemos ejemplos que se ofrecen en algunos programas de televisión y no pasa nada, pues...

574 (Publicado en Las Provincias el 17 de abril de 2015)

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