29/11/13

A SALVO LE PATINA EL EMBRAGUE

Eso de que en mundo el fútbol nada sorprende a veces no es cierto del todo, porque por ejemplo a nadie, por muchos años que lleve en esto, le puede dejar indiferente ver a Rufete, el recién nombrado Manager General deportivo del Valencia, vestirse de chándal para presenciar a ras de césped el entrenamiento del equipo que dirige Djukic, el técnico que está siendo más cuestionado que la financiación de algunos partidos políticos. Eso, y que además ordenara la filmación de la sesión y que su gente de confianza fiscalizara el trabajo.
Decir que esa apresurada puesta en escena tiene todo el color de un esperpento, de falta de respeto al entrenador y del mensaje que Amadeo Salvo no se ha atrevido a lanzar, es elemental, querido Watson. Muy elemental, a pesar de que Djukic, con su "no veo nada sospechoso", tratara de quitarle toda la retama que conlleva el asunto, aunque a lo mejor es lo que le tocaba decir.
El presidente lo entenderá porque domina lo de cambiar el discurso. Primero defendió al entrenador a capa y espada --"seguirá hasta final de temporada, pase lo que pase"-- y hace unos días se desmarcó con el "yo no soy quien tiene que destituir a Djukic", y encontró en  Rufete el perfecto colchón.
¿Alguien duda que el futuro de Djukic al frente del Valencia es gris marengo, por no decir negro azabache? Con independencia de lo que ocurrió anoche en Gales o lo que suceda el domingo frente al Osasuna, los nubarrones de tormenta se ciernen sobre Mestalla. Mucho tendrían que cambiar las cosas para este esperpento no termine en destitución.
Salvo se ha dado prisa en desmarcarse del marrón que le atenazaba. Le ha pasado a Rufete la patata caliente, porque después del exacerbado apoyo al serbio, hubiera tenido que asumir la responsabilidad y hacer la maleta al mismo tiempo que el técnico. Ahora, como un Pilatos, vivirá más tranquilo... O no.
En lo económico, aunque también es un asunto a debatir, lo podrá estar haciendo bien, pero en lo deportivo a Salvo le patina el embrague. Precisamente él, que cuida tanto las formas, con esos devaneos ha provocado que el club las pierda. Y eso no está nada bien para entidad como el Valencia, con casi cien años de historia.
529 (Publicado en Ls Provincias, el 29 de noviembre de 2013)

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