27/1/12

Las semis y Bernat

La Copa tiene momentos de encanto de y de menos interés. A pesar de que el fútbol siempre mantendrá ese halo de imprevisible que le caracteriza, y ahí están tantas y tantas sorpresas (que se lo pregunten a los vecinos de Miranda de Ebro), muchas veces los marcadores del partido de ida dejan las eliminatorias tan sentenciadas que pierden todo su sabor. Además, la licencia para soñar que se mantiene con alfileres, se desvanece en un santiamén si, en la devolución de la visita, como ayer, el rival vuelve a mandar en el marcador.
Lo positivo de estos encuentros hay que buscarlo en la efectividad, en la clasificación, en este caso del Valencia. Pero ojo que el miércoles le espera el primer round con el Barça, que esa es otra, porque a doble partido... ¡Ahí es nada!, aunque la esperanza ha de mantenerse hasta el final. Además del acceso a semifinales, el partido ofreció otras lecturas, y sobre ellas destaca la presencia de esos jugadores a los que los entrenadores les ofrecen el pequeño resquicio que les han negado en la Liga. Les dejan una puerta entreabierta que, eso sí, les cerrarían su la canción fuera otra, porque viven de los resultados y además les falta valentía para decididamente jugársela con ellos. En el Valencia destacó Juan Bernat. un chaval que cumplirá 19 años en marzo, que en la pretemporada ya dijo aquí estoy, pero Unai prefirió que siguiera en el filial. A lo mejor, con buen criterio. Los técnicos le ven trabajar a diario y son quienes mejor lo saben. Es posible que aún deba madurar. Pero una cosa es hacerlo con la máxima ilusión y otra viendo que se esfuman las oportunidades. No sería el primer caso de un futbolista que acusa falta de cariño. Bernat brilló, ofreció asistencias, trabajo, tuvo desparpajo y... vamos a esperar que no sea un Guadiana. A ver si encuentra continuidad en el primer equipo.
355 (Publicado en Las Provincias el 27 de enero de 2012)










25/1/12

Brindis por la Copa

Uno de los muchos encantos del fútbol es que se trata de deporte imprevisible, en el que cualquier equipo, por pequeño que sea, puede dar la campanada y ganar a un rival de mayor enjundia. Ha ocurrido en muchas ocasiones. Y eso, en vísperas de los partidos de vuelta de la Copa del Rey, a los que han de remontar un amplio resultado adverso, les lleva a pensar que se puede.
Yes we can, dirán los del Levante ante el encuentro de mañana en el Ciudad de Valencia. Pero los de Mestalla, cuando se hallen en ese estado de beatitud con el que se reciben los telediarios, y escuchen esa reflexión, seguro que sonreirán maliciosos. Es lo que tiene dejar los partidos casi sentenciados. La eliminatoria, se quiera o no se quiera, ya está descafeinada. Está claro que hasta el rabo todo es toro, pero se hace muy difícil imaginar que el Valencia vaya a echar por la borda la ilusión que ha trasladado a sus seguidores, sin que ello suponga el mínimo feo a la capacidad del Levante. El 4-1 de la semana pasada es un colchón muy mullido como para que los azulgranas sueñen más de la cuenta. A no ser que el rival se duerma en los laureles, error en el que ha incurrido esta temporada en más de una ocasión. La reciente visita a Pamplona es un ejemplo de esos despropósitos. Quizá el hecho de que en la Liga el Valencia tenga afianzada la tercera plaza provoca que, sin querer, los futbolistas afronten los partidos con una mentalidad menos guerrera que los de la Copa. Eso de verse tan cerquita de la semifinal, debe dar alas. Aunque, claro, con los pies en el suelo; porque (y sé que decir esto es antipopular) frente al Barça, que imagino que se deshará del Real Madrid, pues como que hoy por hoy, a doble partido, es un Tourmalet que a ver quién es el guapo que lo sube. Pero, bueno, no nos olvidemos de que el fútbol es imprevisible. Así que, de momento, brindemos por la Copa porque un equipo valenciano estará en la semifinal.
354 (Publicado en Las Provincias el 25 de enero de 2012)














La otra feria de Sevilla


Publicado en Valencia Fruits, nº 2.522 (24-1-12)

23/1/12

Déjà vu en Pamplona

No es la primera vez que sucede. Esta temporada ocurrió en Mallorca y en Sevilla, ante el Betis. Con los de ayer son siete puntos que han volado, y aunque el equipo alcanza el ecuador de la Liga en tercera posición, cada vez está más lejos de los dos primeros y además, de año en año va cediendo puntuación: 39, 37, 35...
Apenas transcurridos unos minutos de juego en el Reyno de Navarra -sistema de tres centrocampistas al margen- tuve una sensación de dèjá vu. Fue como un flash. Íbamos a ver poco fútbol, juego a la contra, gol de Soldado y a otra cosa, mariposa; pero, eso sí, mucho ojo con los habituales despistes. "Esto ya lo había vivido antes". ¿Quién no ha pronunciado alguna vez esa frase? Lo de "recordar" situaciones que aún no han sucedido es un fenómeno popular que desde hace años estudian los científicos. Freud lo consideraba como "fantasía del inconsciente", pero que nadie piense que aludía a la quimera de un tipo insensato, aunque podría... El padre del sicoanálisis se refería al conjunto de procesos mentales que desarrollan una actitud de forma independiente a la voluntad del individuo. Aunque no es para reírse, a mí me hace más gracia lo del inconsciente, lo del individuo irreflexivo, porque a veces un déjà vu como el de ayer nos invita a indagar en los mecanismos que provocan la irresponsabilidad de quien tiene un bagaje en Primera. A lo mejor habría que preguntarle a Punset, porque si en ese momento hay que mirar al entrenador, lo único que se me ocurre es proponerle que en Paterna ensaye más esas situaciones, para ver si así les entra en la mollera a los futbolistas. Repetirlo hasta la saciedad, para que lo aprendan a machamartillo, como algunos chavalitos memorizan las tablas de multiplicar. Lo de recibir un gol cuando está a punto de sonar la campana, es amargo como la hiel, sí. Pero, ojo, y que el árbol no nos prive de la perspectiva y creamos que hubo un amplio bagaje ofensivo. Eso también fue un déjà vu.
353 (Publicado en Las Provincias, el 23 de enero de 2012)










21/1/12

Detalles y algo más

Siempre se ha dicho que los clásicos se deciden por pequeños detalles. Que son de marcador imprevisible y que al final se revuelven por la destreza de fulano o el error de mengano. Puede ser, pero como seguramente ese argumento sólo se sustenta con los datos que arrojan algunas estadísticas, no conviene pasar por alto que en los derbis, y también en los que no lo son, se producen tal sucesión de particularidades que llegan a adquirir el valor de un todo.
Después de analizar el partido de ayer en el estadio de Mestalla y los cinco goles registrados, habrá muchos que darán un valor especial a la habilidades de unos y a los yerros de otros, porque eso fue lo que a primera vista propició que, aunque el rabo todo es toro, la eliminatoria prácticamente esté sentenciada. Hay que estar ahí, desde luego, y aptitud y facilidades, las que se quiera. Y evidentemente dos goles en los momentos finales de cada parte marcan el devenir de una eliminatoria. Pero, mire usted, me resisto a aceptar que se diga que este clásico se decide por pequeños detalles. En este primer acto de la obra ha habido mucho más que eso. Porque esos detalles forman un todo. Aunque antes del partido Unai Emery se sacudió el cartel de favorito, queriéndolo o sin querer el Valencia lo fue de pe a pa, y desde el primer momento demostró más hechuras que el Levante para alcanzar la semifinal de la Copa. Es más, los azulgrana, desdibujados en la primera parte -aunque dando coletazos tras el descanso-, a lo largo del encuentro ofrecieron la imagen de que, posiblemente por los problemas de plantilla que se le plantean, refleja que su batalla no pasa por el torneo del KO. Todo lo contrario que el Valencia. La intensidad que puso el equipo de Unai contrató demasiado con la... ¿cómo llamar la del Levante? Y al final todo eso hizo del derbi valenciano una eliminatoria algo descafeinada.
352 (Publicado en Las Provincias el 20 de enero de 2012)










19/1/12

Mis dibujos (125)

Un bosque de antenas

18/1/12

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Transporte público

¿A quién le amarga un dulce?

Es habitual hablar de favoritos cuando se trata de un derbi y más si es de carácter tan local como ocurre con el Valencia vs Levante de mañana. Sin embargo son pocos los que ponen en duda que, sorpresas aparte, el equipo de Mestalla lo afronta con mayor obligación y también con cierta preferencia, entre otras circunstancias porque se trata de una competición a doble partido y dispone de mejor plantilla y más amplia que la del rival.
En las últimas horas Unai ha despojado a su equipo del cartel de favorito, mientras que nadie duda de que el Levante acudirá a Mestalla con la piel de cordero puesta. JIM alude a que en fútbol puede pasar cualquier cosa. ¡Y tanto! Sin olvidar que para una posible rectificación queda otro partido una semana después. A medida que se acerca el día del encuentro se acentúan las dudas y las discusiones en torno a las prioridades de cada equipo. Para el Valencia son todas. Se nos ha vendido así desde el primer momento. ¡Menudo accidente quedarse en puertas! En cambio para el Levante se antoja distinto y quizá mire más hacia la Liga, aunque para la sociedad el acceso a semis sería una inyección económica, a la vez que anímica para los jugadores. Su mejor premio. ¿Y a quién le amarga un dulce? Quizá para algunos el duelo no será tan espacial como el de hoy en el Bernabéu, pero sí es muy especial. El camino que conduce a las semifinales de la Copa ha despertado enorme interés. Hay muchos motivos y sobre todos ellos prevale el hecho de que hace un montón de años que no se daba un enfrentamiento con Valencia y Levante en tan buena situación -primero y segundo de la Liga terrenal-, aunque los azulgranas llevan lastrados varios partidos y los blanquinegros han empezado el año dando tumbos. La clasificación para los cuartos fue oxígeno para ambos y ahora la de semifinales puede difuminar decepciones.
351 (Publicado en Las Provincias, el 18 de enero de 2012)








17/1/12

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Cortesía

¡Corta, recorta y amputa!

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.521 (17-1-12)

Los líderes de la Liga terrenal

Se acerca el partidazo, el clásico copero que, con permiso de madridistas, barcelonistas y bailadores del agua, por momentos adquiere un inusitado protagonismo. Al menos en estos lares ya no quiere recordar el sopor del sábado en Mestalla ni la colleja de ayer en San Mamés.

Desde ahora, y en los próximos días, no se va a hablar de otra cosa que no sea de los cuartos de final que protagonizan Valencia y Levante, a no ser que el señor Rajoy cambie de parecer y nos suba el IVA. Pero mucho me temo que aún en ese lamentable supuesto, seguiría siendo prioritario todo lo que rodea al derbi, porque el habitual y general encogimiento de hombros, denota que nos preocupa muy poquito la que cae y la que se avecina. Da la sensación de que mientras queden un par de monedas para pagar unas cañas, como que no hay de qué preocuparse de nada. Y el libre acceso para los socios y los 15 euros para los que no lo son, invitan a llenar Mestalla. ¡Viva la Copa!

Valencia y Levante afrontaron la última jornada con diferente prisma. Aunque los azulgrana seguro que miraban de reojo el duelo del jueves, aparte de que están con lo justo, en La Catedral fueron más pragmáticos y pese a encajar tres goles, pusieron distinto énfasis al de los blanquinegros, espesitos-espesitos. Unai echó mano de las rotaciones pero no le dieron buen resultado. Ni tampoco los cambios. ¿O es que la Real se llevó los tres puntos por culpa de Aduriz, Topal y Parejo? Veremos si Liga es Liga y Copa es Copa, que decía aquél.

Muy probablemente en las próximas horas las televisiones nos van a inundar la mesa y la sobremesa con el clásico de los clásicos, que sí, que es el otro partidazo que se disputa el miércoles en el Bernabéu. Pero eso no quita para que el derbi comunitario del jueves pierda un sólo centímetro de perspectiva ni de interés. Porque además de la rivalidad local, se trata del enfrentamiento entre los dos primeros de la Liga terrenal. Al menos lo son de momento… ¡Y que dure!


350 (Publicado en Las Provincias el 16 de enero de 2012)







16/1/12

Mis dibujos (122)

Pascua en Iwo Jima

15/1/12

Mis dibujos (121)

Polución

14/1/12

Mis dibujos (120)

13/1/12

Ni tanto ni tan calvo

Todo el mundo se sube al carro. ¡Alegría, alegría! Es normal que haya ilusión, porque el Valencia llevaba tres años de penuria copera, los dos últimos sin pasar de los cuartos. Pero sorprende que de la noche a la mañana quienes ponían a Unai a caer de un burro, ahora pretendan elevarlo a los altares. Ni tanto ni tan calvo. Esto es como lo de los jugadores que yerran en un partido y enseguida hay quienes saltan para pedir que se le dé la baja, pero si tres días después aciertan, esos mismos no dudan en reclamar la ampliación de su contrato. Criterio, vamos.

Todos vimos el partido, ¿eh? Lo importante es que el Valencia ha dado un paso adelante en la Copa y que a la vez Unai empieza a sacudirse el hechizo que le ha perseguido desde que aterrizó en Mestalla hace cuatro años. Pero la escalera es larga y sólo se ha subido un peldaño. En la carrera hacia la final todo el mundo sabe qué hay por delante.

Por eso, al mirar ese horizonte sin perder de vista lo ocurrido en el Pizjuán, nos invita a pensar que el equipo no debería depender sólo de los reflejos de Diego Alves ni del empuje de Feghouli, las asistencias de Jonás y los desmarques de ruptura y efectividad de Soldado-selección. Ha de haber más. Bastante más. No sólo detalles, que aunque alumbran de momento, no hacen más que esconder los defectos debajo de las alfombras. El Valencia soportó el chaparrón y aprovechó su oportunidad. Sí. Eso está claro. Pero el Sevilla de la primera parte y el del tramo final, aún con la puntería del que dispara con un rifle de caseta de feria, estuvo en un así de dar un disgusto.

La boutade de que en el fútbol todo se complica por la presencia del rival no es del todo cierta porque muchas veces no sólo es el enemigo quien pone a un equipo fuera del partido. Eso lo hemos visto infinidad de veces. Demasiadas. Quizá esta sufrida eliminatoria haya servido para ayudar al Valencia a "reilusionarse", que es lo que le escuchamos decir al elogiado Unai. Si realmente va a ser así, pues sólo se puede añadir amén.


349 (Publicado en Las Provincias, el 13 de enero de 2012)







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Esfuerzo

12/1/12

Mis dibujos (118)

Edificios para oficinas de tabacaleras

11/1/12

La ley de Murphy y Unai

Eso de que la tostada siempre cae al suelo por el lado de la mantequilla, aparte de que no es cierto, tiene una explicación. Influye la altura y el peso. No hay que darle más vueltas. ¿Si algo puede salir mal, saldrá mal? No necesariamente. La ley del tal Murphy sólo sirve para sonreír cuando se justifican adversidades.

Aunque infortunio es lo que ocurre con los porteros del Valencia, la situación no es de sonrisa. La cuestión se resume en lesiones, necesidades, confianzas y, sobre todo, riesgos. 1º, Alves se ha recuperado y hoy será titular en Sevilla. 2º, Guaita sigue afectado por un edema óseo en la mano derecha, pero Unai, que vive de los resultados, lo convoca porque, además, los servicios médicos del club no le han dado la baja. 3º, El entrenador lo prefiere lesionado a tener que echar mano de un novato. Y 4º, Si apenas demostró confianza con Pereira, ahora también en la enfermería, ¿cómo iba a dársela a un chico del filial?

La postura de Unai entraña una dosis de egoísmo y a la vez de lógica. Guaita lleva lesionado desde finales de octubre y como ha visto que se esfumaba la titularidad, apenas ha puesto reparos en parar y recuperarse. Y el técnico se ha aprovechado, aparte de la carga de presión que le han metido, con lo de que al menos hay que llegar a las semifinales de la Copa.

Realmente Unai se juega mucho en Sevilla, pero la situación también entraña un riesgo para Guaita. En el supuesto de que el de Torrent tuviera que intervenir, debería de hacerlo infiltrado y sería un paso atrás en su recuperación. De nada habrían servido los diez o doce días de descaso que lleva, porque los especialistas le recomendaron veinte más. Pero, ¿qué pasaría en el caso de que el técnico hubiera llamado a un chaval del filial que, como un flan, se viera forzado debutar en Sevilla? ¿Y si lo hiciera mal, se le perdonaría a Unai?

No es cosa de pensar en que lo que pueda salir mal, va a salir mal. Lo de Murphy no es más que un cuento chino y lo lógico es que Guaita no tenga que intervenir y que Unai respire tranquilo.


348 (Publicado en Las Provincias, el 11 de enero de 2012)









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10/1/12

¡Subiendo, que es gerundio!

Publicado en Valencia Fruits, nº 2.520 (10-1-12)

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9/1/12

Topal, de cara a la pizarra

El Valencia es un equipo desconcertante. Parece que le gusta ir contra corriente aunque eso le obligue luego a hacer un tremendo esfuerzo y tener que remar en los rápidos. Hace unos días se hablaba de las precauciones que debía de adoptar porque como visitante suele encajar los goles en los minutos finales de los partidos. Cuatro de los cinco. Sin embargo en El Madrigal ocurrió lo contrario. Fue precisamente el equipo de Unai quien en el tramo final marcó el gol que sirvió para equilibrar el marcador y salvar los muebles porque en el primer tiempo a los que estuvimos pegados a la tele nos invitó repetidamente a cambiar de canal.

En fútbol, los yerros que son ajenos a la habilidad de un rival -eso que en tenis se califica de errores no forzados-, se resumen en ausencia de concentración. No es la primera vez que al Valencia se le atraganta un partido por esa carencia, exceso de confianza o vaya usted a saber qué motivo. Aunque luego sea capaz de equilibrar el marcador. Probablemente Unai utilizará hoy el vídeo para estudiar los errores que cometió su equipo. Muy bien. Es lo que toca porque el miércoles hay que ir a Sevilla con la lección muy bien aprendida.

Lo también podría hacer el técnico de Fuenterrabía es un ejercicio semántico, aunque tenga que recurrir al traductor electrónico. En castellano está claro el mensaje: "No volveré a tener ausencia de concentración". Seguro que él sabe que en euskera se dice “Ez dut kontzentrazio falta”, y aunque en el vestuario se hablan otros idiomas, no es cuestión de recordarlo en francés y portugués. Pero seguro que a Unai ayer le entraron ganas de poner a Topal de cara a la pizarra y aunque fuera en turco, que le copiara cien veces “Ben konsantrasyon eksikligi olmayakak”.

En Sevilla hay demasiado en juego. No se admiten despistes ni las dispersiones que lleva a los errores no forzados.


347 (Publicado en Las Provincias el 9 de enero de 2012)







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8/1/12

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7/1/12

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Necesito más grafito

6/1/12

Reyes y yernos en Mestalla

Un dicho popular afirma que el creyente no necesita las explicaciones que siempre le sobran al escéptico. Por eso cuando como estos días se habla del grupo inversor costarricense, con capital británico, que tendría intención de comprar el Valencia, ocurre que unos lo aplauden y otros fruncen el ceño convertidos en devotos discípulos de Santo Tomás. Cuestión de fe.
De momento habrá que preguntarse por qué en el club de Mestalla han restado crédito a la pretendida inversión. ¿Quizá porque no es la primera vez que aparecen pretendientes de este tipo? Seguramente. Hace unos años surgieron otros galanteadores que enarbolaban bandera holandesa, de Bahréin, de Uruguay y de Suiza, y finalmente en unos casos no pasó del simple comentario mientras que en otros el interés se desvaneció como las volutas de humo por lo esperpéntico de la propuesta (Dalport) o por la falta de interés.
Probablemente todo eso es lo que ahora provoca el recelo y que en el club pidan y pregonen la máxima cautela. Sin embargo no hay que obviar que para algunos no resultaría agradable ese desembarco. Los floreros tendrían que buscarse otro escenario para posar y los cargos ejecutivos irían por el aire. Si alguien pone en la mesa casi mil millones (250 por los terrenos, 81 para ser máximo accionista, 150 para las obras del nuevo campo y 500 para fichajes), lógico es que entre otras cosas elija el color de la pintura de las paredes y si en el hall hay que poner rosas rojas o un ficus, ¿no? Pero como primero hay que poner esos mil kilos sobre la mesa, el asunto hay que dejarlo en cuarentena.
Precisamente ahora que tras el acuerdo con Bankia parece que el club ha enderezado su economía (aunque seguimos sin conocer la letra pequeña del compromiso), y casi coincidiendo con la llagada de los Reyes Magos, ¡vaya por Dios!, aparece el grupo de Costa Rica que quiere comprar el club.
-¿Tú crees en los Reyes?
-Sí, claro. En quien no tengo ninguna confianza es en los yernos.
346 (Publicado en Las Provincias, el 6 de enero de 2012)




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(Para Salva, mi hermano)

5/1/12

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Esta noche vienen los Reyes

4/1/12

Un motivo para brindar

Estamos en unas fechas en que son habituales los brindis y los sorteos. Parece obligado lo de tomar una copa pero por otro lado tenemos la sensación de que ahora mismo hay pocos motivos para brindar. Si es por el año que acabamos de abrir, todos los expertos nos auguran que va a salir pepino y nos preguntamos, ¿para qué, pues, vamos a levantar la copa? Si es por el resultado de los sorteos, salvo algunos pocos agraciados en la lotería (que a lo mejor luego van y dicen que sólo tienen una papeleta), el resto tampoco tenemos nada que festejar. Y si nos detenemos en los emparejamientos de la Copa, ya gustaron bien poco y ahora que ya están ahí los partidos, al recordarlo complacen menos.

Bromeando en torno al asunto de las bolas que se utilizan en los sorteos deportivos, y al aludir a esa leyenda de que las calientan para su elección y así disimular unos emparejamientos dirigidos, mi amigo Diego dijo ayer que de haber sido así, los seleccionados para realizar las extracciones no entendieron de qué iba la cosa, porque los caminos no quedaron equilibrados. Aunque, claro, puestos a sospechar, en ese supuesto de bolas marcadas, a lo mejor lo que se pretendía era allanar el recorrido hacia la final de alguno del lado opuesto del cuadro... Pero, bueno, todo esto no pasa de ser conjeturas que se remueven cada vez que algo no gusta.

Otra cosa que incomoda, irrita y hasta enfada es el asunto de los horarios, sobre todo el de mañana en Mestalla. El carbón que llevan los magos de oriente para castigar a quienes se han portado mal durante el año, con mayor motivo debería ir íntegro para el genio que estableció que se jugara a las diez de la noche de Reyes, aunque mucho me temo que con lo que al pajarito le gusta la pasta gansa, no tardaría en montar una carbonería para hacer negocio.

Ahora mismo hay poco por lo que levantar la copa. Pero en el valencianismo hay ilusión contenida, e incluso justificada. Y el mejor motivo sería poder hacerlo el 25 de mayo, ¿no les parece?


345 (Publicado en Las Provincias, el 4 de enero de 2012)







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Raíces profundas (pero sin Alan Ladd)

3/1/12

Mis dibujos (109)

2/1/12

Las doce uvas del Valencia

Cuentan que la tradición de comer las doce uvas en la Nochevieja viene de principios del siglo pasado, cuando unos viticultores tuvieron tal excedente que decidieron repartir los racimos entre sus paisanos y así crearon un hábito de consumo que dicen que da suerte. Luego, antes de la llegada de los grandes almacenes, como tenemos algo de supersticiosos, apareció eso de que cada grano de uva corresponde a un mes y que el deseo que uno haya pedido mientras se comen al son de las campanadas, se cumplirá en el nuevo año.

Seguro que los valencianistas se encomendarían al espíritu de la Navidad al recibir a 2012, y por todo lo que nos dicen de malo que va a traer el año nuevo, al comer las uvas tratarían de ahuyentar la mala fortuna. Con el primer grano mirarían con optimismo el futuro inmediato para soñar con algo más que el tercer puesto, que por lo que se ve ya parece garantizado.

Segunda uva: Un título, porque la ilusión no la quita nadie cuando se disputa la Copa y la Europa League.

Tercera campanada: El pensamiento iría para que el nuevo campo de Mestalla sea pronto una realidad.

La cuarta llevaría a reclamar la máxima estabilidad social y la unión del vestuario, porque la fuerza del lobo está en la manada.

La mano rígida de Unai sería el deseo con la quinta uva y su acierto en las decisiones deportivas con la sexta. Una mirada hacia la cantera estaría en la siguiente, y en la octava, que el lateral derecho no se volviera a dormir nunca más.

Novena campana: Soldado, selección.

Décima: Ausencia de lesiones.

La máxima transparencia en las operaciones del club aparecería con la undécima uva.

Y con la última, volver a pensar en un título y afrontar lo que se avecina con una amplia sonrisa para desentonar de los aburridos.


344 (Publicado en Las Provincias, 2 de enero de 2012)



















Mis dibujos (108)

1/1/12

Mis dibujos (107)

... y los constructores hicieron un brindis al sol