29/1/09

Del blanco al negro sin pasar por el gris

Brobro, mi amiga, cada día está más convencida de que las críticas en el fútbol son resultadistas a más no poder. Dice que se pasa del blanco al negro sin reparar en la gama de grises. Y asegura que lo ocurrido el jueves en el Sánchez Pizjuán es un claro ejemplo de su reflexión.
¿Que en la segunda parte el Valencia se echó atrás, acongojado por el empuje sevillista? Vale. Lo admite. Está de acuerdo e incluso acepta que el equipo de Unai se replegó de motu propio, sin que los andaluces le forzaran a ello.
Pero desde la noche del jueves, ¡que pesada!, Brobro no hace más que preguntarme qué hubieran dicho los cronistas si en el minuto 90 el árbitro llega a señalar falta a Maduro en lugar del córner al que sucedió el gol de Squillaci.
¿Se ensañarían con un equipo al que sin el menor reparo hoy tildan de conservador? ¿O elogiarían a los que, sin duda, calificarían de héroes de una gran gesta a orillas del Guadalquivir?
¡Mi amiga Brobro tiene unas cosas...!

Juegos malabares

28/1/09

26/1/09

Cuatro minutos para la moviola

Los desaciertos del Valencia rivalizan con los de Iturralde
El juego que el Valencia ofreció en Mallorca no tiene excusa. Ninguna. Derrota más que merecida. Sin embargo, si se quieren buscar pretextos, no resulta difícil encontrarlos. Los errores arbitrales siempre son un recurso. Los hubo. Un buen clavo donde agarrarse. No será la primera vez. Ni la última. Todo girará en torno al color del cristal con que se mire. Un sucinto análisis puede invitar a encontrar una coartada. La hay. Pero es necesario ponderar si vale la pena aferrarse a esa barandilla para justificar lo que incluso Unai Emery dijo que no tiene disculpa.
(Más información en LAS PROVINCIAS, 26-1-09)

22/1/09

Undiano y el optometrista

Pongamos que el fuera de juego es de unos centímetros. Pues vale. Cabe la duda. Vayamos ahora al supuesto de que la acción es de medio metro. Bien. Aceptamos que la jugada es tan rápida que puede inducir al equívoco... Pero vamos a trasladarnos a Mestalla. A la noche del miércoles. Al preciso momento en el que el sevillista Adriano, en un off side de esos que el llorado maestro Pedro Escartín explicaba con magisterio en sus libros de fútbol, hizo el segundo gol de su equipo, el 1-2, y Undiano Mallenco atendió a su árbitro auxiliar y le concedió el visto bueno. Errare humanum est, sí, pero el disparate fue tan excepcional que habría que ponerle una hache, porque resultó un horror. Testis unus, testis nullis. ¡Dame veneno que quiero morir, dame veneno...! Si a Pérez Burrull le han metido en la nevera por sus desatinos en el Bernabéu, a Undiano y a su compi habría que encerrarlos en un congelador que esté, al menos, cerca del Polo Norte. O del Polo Sur, que tanto monta. ¡Pero, ojo! Previamente que les hagan pasar por un optometrista, ¿eh? Más que nada por si volvieran a arbitrar alguna vez, que seguro que lo harán.

13/1/09

Remontada, con un par

Esto es fútbol. Con un par... de goles al final del partido. El Valencia sigue vivo en la Copa del Rey. A pesar de Undiano Mallenco. La semana que viene, en el Sánchez Pizjuán, se decidirá la clasificación. Los tantos de Rubén Baraja y Juan Mata en los últimos suspiros de la segunda parte, cuando el Sevilla tenía todo a favor para dejar la eliminatoria vista para sentencia, abren de par las puertas de la esperanza.
El Valencia pudo sentenciar en el primer tiempo. Llegó al descanso con ventaja, por el gol de David Villa, pero sin el Guaje, lesionado, y sin gasolina para seguir el camino. La inclusión del almeriense Diego Capel le dejó grogui. Sobre las cuerdas. Más aún, cuando el árbitro le robó la cartera al dar por válido el gol de Adriano, en fuera de juego de varios metros. El Sevilla no supo machacar y el Valencia, aunque con el depósito totalmente vacío, agotado, echó mano de unas gotas de casta, de genio, y remontó. Esto se llama fútbol.

El holocausto (II)