22/1/09

Undiano y el optometrista

Pongamos que el fuera de juego es de unos centímetros. Pues vale. Cabe la duda. Vayamos ahora al supuesto de que la acción es de medio metro. Bien. Aceptamos que la jugada es tan rápida que puede inducir al equívoco... Pero vamos a trasladarnos a Mestalla. A la noche del miércoles. Al preciso momento en el que el sevillista Adriano, en un off side de esos que el llorado maestro Pedro Escartín explicaba con magisterio en sus libros de fútbol, hizo el segundo gol de su equipo, el 1-2, y Undiano Mallenco atendió a su árbitro auxiliar y le concedió el visto bueno. Errare humanum est, sí, pero el disparate fue tan excepcional que habría que ponerle una hache, porque resultó un horror. Testis unus, testis nullis. ¡Dame veneno que quiero morir, dame veneno...! Si a Pérez Burrull le han metido en la nevera por sus desatinos en el Bernabéu, a Undiano y a su compi habría que encerrarlos en un congelador que esté, al menos, cerca del Polo Norte. O del Polo Sur, que tanto monta. ¡Pero, ojo! Previamente que les hagan pasar por un optometrista, ¿eh? Más que nada por si volvieran a arbitrar alguna vez, que seguro que lo harán.

1 comentario:

El Dimoni dijo...

Y siguiendo con el latín: "Undiaus y Ferminus, la mater quels ha parinus".