23/11/08

El taxista de Sevilla

En Sevilla hay un taxista que tiene un ahijado novillero, Juan Belda, que es quien dice que le tiene que sacar del volante. Es su anhelada jubilación. “Argunas veses le tiran almohadillas y yo le digo, arrímate más quillo , que ansí no vamos a ninguna parte”, relata apasionado, sin quitar ojo a la fotografía del aspirante, que lleva engarzada en el salpicadero del vehículo, junto a un mostoso calendario de publicidad y una imagen de Escrivá de Balaguer. “Me la regaló una muher y me contó que es un santo que hase mushos milagros. Yo la llevo ahí por si acaso...” Tiene mucho salero el amigo. “¿Er fútbol? ¡Quita! No. Ni Sevilla ni Betis. No tengo ni idea. A mí me gustan los toros”, y confiesa que adora a Curro y que donde disfruta de verdad es en La Maestranza. Si anoche ese taxista hispalense hubiera acudido al Sánchez Pizjuán, no habría cambiado de opinión. Seguiría prefiriendo al diestro de Camas, aunque el encuentro resultó ciertamente vibrante. Pero un partido sin goles es como un huevo sin sal. Soso. Sobre todo porque en el campo había dos pistoleros del área como son Villa y Luis Fabiano. Sin embargo, el cero-cero final para el Valencia, el empate, supone seguir arriba y mantener la condición de equipo invicto como visitante. Para hacer cualquier cosa bien hecha es necesario emocionarse, aunque siempre sea con cierta moderación, como pregona el divulgador científico Eduard Punset. Sin embargo tampoco conviene que la agitación sea en cuentagotas. Mientras el Sevilla se sacudió muy pronto la precaución inicial y empezó a enamorar a la bulliciosa afición, que como siempre llevó a los suyos en volandas, el Valencia se preocupó mucho más de mirar sus espaldas.
(Más información en LAS PROVINCIAS del 23-11-2008)

13/11/08

El 4-3-3 y el escepticismo pirroniano

Hablar de los sistemas de juego siempre me ha provocado sarpullidos. No obstante, antes de continuar, debo confesar que desde que era niño las matemáticas se me atragantaron hasta llegar al esófago. Debe de ser por eso que cuando alguien insiste en la conveniencia de un cambio del 4-2-2 al 4-3-3, en seguida he de visitar al dermatólogo. Ya sé que la comunidad científica asegura que se ha demostrado que los métodos matemáticos resultan muy efectivos para resolver problemas de toda índole. Desde los de la ingeniería, a biológicos, pasando por los económicos, médicos y, por supuesto, deportivos. Pero mi aprensión a los números, incluso tan sencillos como los aplicados a los planteamientos futbolísticos, es espeluznante. Cierro los ojos y de repente los cuadernos de anotaciones de Ronald se ciernen sobre mí y por mi mente van desfilando fenómenos extraños en concomitantes relaciones sobre el sistema de juego que ahora utiliza el Valencia, con los mismos futbolistas de la pasada temporada estuvieron en un tris de subir a la barca de Caronte. ¿Acaso ahora nos debatimos ante un dualismo cognoscitivo? ¿Qué pensaría un maestro del escepticismo pirroniano como Sexto Empírico? ¿Tal vez Schopenhauer se excede cuando escribe del mundo como voluntad y representación? No sé, no sé... Pero de momento me voy a refugiar en lo de "el fútbol es así", porque todavía vacilo sobre si la metafísica puede ser considerada una ciencia. Luis Furió

7/11/08

Rotaciones indigestas

Las permutas que introduce Unai en el equipo habitual no responden a las expectativas, salvo en el partido de la Copa del Rey ante un Tercera
Rotaciones indigestas
No tienen nada que ver con los espacios vectoriales de las matemáticas, pero también entrañan muchas complicaciones. Las rotaciones en el fútbol son obligadas aunque a veces resultan indigestas. A Unai Emery se le atragantaron el jueves, en el debut del equipo en la liguilla de Copa de la UEFA, frente al Copenhague. Consciente de que entre los partidos de Liga, Copa, UEFA y competiciones internacionales el calendario se puede hacer eterno, el entrenador del Valencia utiliza ese tradicional sistema que consiste en dar descanso a los futbolistas que, por su estado de gracia o por su calidad, acumulan mayor número de minutos de juego que el resto de compañeros. Aunque en algunos casos, como es el de Miguel en el lateral derecho, no se repite demasiado. Pero las permutas son obligadas y en ocasiones lógicas, aunque en más de una oportunidad han resultado excesivas. Sucedió en la ida de la eliminatoria europea ante el Marítimo, en el estadio Dos Barreiros, frente al humilde equipo de Funchal. Se repitió en el partido de vuelta, en Mestalla, y el jueves volvió a darse en Valencia, en el arranque de la liguilla del torneo continental. Siete, ocho o nueve permutas sobre el once habitual se antojan excesivas variaciones... Sobre todo cuando los resultados no responden a las expectativas, porque por ejemplo cuando el equipo goleó al Portugalete en la Copa del Rey nadie se atrevió a rechistar. Aunque en más de una ocasión se hayan producido para tener contento al grupo, las rotaciones son obligadas. Todos los entrenadores las utilizan. Pero no estaría de más que los técnicos recordaran que ese término, que nació del hockey sobre patines, también se interpreta como un reiterado intercambio de posiciones de los jugadores, en posesión del balón o sin él, con el objetivo de tratar de abrir la puerta de un rival que se cierra a cal y canto. De buscar el gol.
(Las Provincias, 8 de noviembre de 2008)

Yes we can

El querer y el poder El Copenhague sorprende al Valencia en los minutos finales con un tanto que amarga el regreso del equipo a la Copa de la UEFA (1-1) Seguramente los daneses del Copenhague hicieron suyo el "Yes we can" de Barack Obama. Ese mensaje de confianza que ha popularizado el nuevo presidente estadounidense, que afirma que cualquiera puede alcanzar la meta que se proponga, no importa lo lejana que se vea. "El sueño está vivo", añadió antes de poner sobre las cuerdas a su oponente, McCain, y eso es lo que hizo el rival del Valencia. El recadito de Obama debería hacerlo suyo el equipo de Unai Emery, que en menos de una semana ha acumulado dos decepciones consecutivas. Ha iniciado la fase de grupos de la Copa de la UEFA con mal pie. Con un juego que no es de recibo. Pero... "Yes we can". Si quieres, puedes, y el Valencia puede y está en la obligación de dar la vuelta a una situación inquietante.
(Más información en LAS PROVINCIAS de 7-11-2008)

3/11/08

En el juzgado

Esto me lo ha enviado un amigo por mail y como me he reído un buen rato, lo cuelgo aquí por si queréis desternillaros también.

Si algo puede salir mal...

El Valencia acumula seis temporadas consecutivas sin ganar en la novena jornada y cae al cuarto puesto
Halloween maldito
Mouchos, coruxas, sapos e bruxas... En Mestalla habrá que ir pensando en preparar algún conjuro o implorar a las meigas porque últimamente el equipo se atragante en la noche de Halloween. Desde hace seis años el Valencia no sabe lo que es ganar un partido en esa fecha, en las inmediatas o próximas, siempre coincidiendo con la novena jornada del campeonato de Liga. Cuando se acerca la Noche de Brujas, que es como también se conoce Halloween, parece que no hay remedio. El marcador acaba siendo adverso. En los últimos ejercicios se ha pasado de los varios empates que resultaban decepcionantes, a dos dolorosas derrotas. El Racing echó por el suelo la posibilidad de que el Valencia de Emery siguiera haciendo historia en su mejor inicio liguero. Le frenó en seco en una noche de lluvia, de rayos y truenos, y le desplazó a la cuarta posición. Con el hat-trick de Tchité, el equipo montañés amargó las golosinas que esperan los niños en la festividad de origen celta, que se ha popularizado por obra y gracia del despliegue comercial de los estadounidenses. Pero esa es otra historia. La que nos trae debe poner en guardia a los blanquinegros es vísperas del Día de los Difuntos o de Todos los Santos, que es como siempre se ha conmemorado el inicio de noviembre. En la pasada temporada, en vísperas de la Noche de Halloween, el Valencia sufrió tremendo sobresalto con la destitución del entrenador Quique Sánchez Flores. El equipo ocupaba puestos de Champions League desde el segundo partido -era el cuarto clasificado-, pero el consejo que presidía Juan Soler no supo digerir la goleada del Sánchez Pizjuán (3-0), que también se produjo en la jornada novena, que ya parece maldita. Corvos, pintigas e meigas, feitizos das mencinheiras! En los años precedentes, del mismo modo en idéntica novena jornada, rayando la Noche de Halloween, el disgusto de forma consecutiva los desencadenaron el Espanyol, otra vez el Racing de Santander y el Atlético de Madrid, que igualaron a un gol, y en la 2003-2004 el Celta, que lo hizo a dos tantos. Y si miramos la campaña inmediatamente anterior, de nuevo un empate a un gol, que en aquella oportunidad obtuvo el Betis Como haberlas haylas, para quienes a pie juntillas comulgan con los gafes, pueden anotarse que además de la escasa fortuna que coincidiendo con esa novena jornada el Valencia ha tenido en cuanto a resultados, en la plantilla hubo una procesión como la Santa Compaña, con significativas lesiones. En 1999 cayeron Angloma y Bartual, un año después Zahovic, Gerard y Deschamps, De los Santos en 2001, Vicente en 2003, Pablo Aimar en la 2004, Moretti en 2006, y en la pasada temporada un latigazo cervical y una tendinopatía, privaron de la continuidad a Marchena y Fernandes, respectivamente. El mal fario que para muchos supone el número trece, en el Valencia cambia de guarismo. Parece que es se trata de el nueve, la novena jornada... Pero dejando aparte supersticiones, conviene recordar que el viernes lo advirtió Emery ante la presencia del Racing en Mestalla. No habló de manías, sino de realidades, y veladamente aludió a la Ley de Murphy. Si algo puede salir mal, seguro que saldrá mal...
Las Provincias (3 de noviembre de 2008)