La partida de Vicente Soriano

No es ningún secreto que en los últimos días Vicente Soriano le ha dado más vueltas a la cabeza que el Antonius de Bergman en El séptimo sello. ¿Más de cuarenta millones de euros por Villa? Durante días este asunto ha sido y será eje de tertulias y discusiones. Muchos encontrarán cincuenta millones de razones para resolver lo que no consideran un dilema. Son quienes, además, le hubieran puesto un lazo al Guaje antes de que empezara a hacer las maletas camino del paseo de la Castellana. La maltrecha herencia económica de Mestalla es su argumento. Otros, en cambio, defienden que el Valencia ha hecho lo más correcto al dar con la puerta en la narices al rival de la meseta, y apoyan su tesis en que un equipo grande no debe desprenderse de sus estrellas, en este caso del goleador de la Eurocopa. Y quedan los más radicales. Los que consideran al adversario un enemigo y sólo alcanzan al drástico razonamiento de que, sobre todo si va vestido de blanco bernabéu, hay que negarle incluso el agua. El presidente del Valencia, como Antonius frente a La Muerte, cada noche ha tenido que aplicarse delante del tablero de ajedrez, obligado a mover ficha con acierto. Ahora ya es dos de septiembre, la Liga ha puesto un punto final a la partida y Villa sigue en el Valencia. No hay vuelta atrás. Desde la barrera habrá aplausos o lanzamiento de almohadillas pero, como siempre, el juez Cronos será quien dé o quite razones.