Aseguran que a
Braulio Vázquez le molesta mucho que le digan que la plantilla del Valencia es
como la ONU, aludiendo al número de nacionalidades de los futbolistas que la
integran. Es posible que el director deportivo sea susceptible, pero no es para
rasgarse las vestiduras aunque cada temporada hay más foráneos que nacionales,
e incluso menos futbolistas de la tierra.
Ocurre que, a medida
que pasan los años, los equipos van dejando en el camino trocitos del
sentimiento con el que se fueron forjando y no sé si por un chauvinismo mal
entendido, prefieren mirar fuera que fomentar lo propio. Lo que está claro es
que en los últimos años el número de jugadores nacionales en la plantilla del
Valencia ha ido disminuyendo de forma progresiva al tiempo que, por lógica,
aumentaba el de extranjeros.
La realidad
determina que cada día que pasa los clubes pierden un poquito de su romanticismo
y ganan en evolución empresarial. En otras palabras: el fútbol ya es menos ocio
y más negocio, y como tal la cuenta de resultados de esas empresas llamados
equipos siempre estará por encima de cualquier otras consideraciones.
Sigo pensando que lo
de molestarse por la broma de la ONU parece un tanto exagerado. No es el caso,
pero lo que a Braulio le debería de preocupar es que se hablara de una torre de
Babel, porque ese es un temor común que se palpa en el mundo del fútbol cuando
las situaciones se complican y pintan bastos. Hoy por hoy, el recelo por la capacidad de sacrificio
de quienes llegan de fuera en el Valencia sólo tendría el fundamento de algunas
situaciones del pasado. Sin embargo, los más idealistas y apasionados de cada
equipo se preguntarán quienes serían los que, en esos momentos de máxima
dificultad, estarían dispuestos y en condiciones de tirar del carro. Cada uno
hará su quiniela.
¿Usted ha hecho la
suya?
443 (Publicado en Las Provincias, el 7 de septiembre de 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario