Eso de que
hasta el rabo todo es toro viene que no pintado. Hecho a medida. Para la
selección española y para Roberto Soldado. Estaba el equipo nacional ahí, dale
que te pego, mandando en Tiflis, tuya mía-tuya mía, y otra vez más dale que te
pego, pero sin el acierto ni la fortuna de romper la doble muralla del rival, y
además el jugador valencianista, al que por fin Del Bosque le había ofrecido la titularidad,
se desesperaba ante la falta de ocasiones.
Pero, sí, hasta
el rabo todo es toro. Los partidos duran noventa minutos (más lo que el árbitro
considere añadir por las interrupciones), y cuatro minutos del final a la
selección y a Soldado les llegó el premio, porque se trata de una doble recompensa.
De una parte, la gratificación global para un equipo dominador, que se lleva los
tres puntos del encuentro que abría su participación en el torneo que debe de conducirle
a Brasil, y a la vez el premio individual para el jugador valenciano, y valencianista,
porque si le está costando que el técnico le de bola, en el partido de ayer lo
tuvo muy difícil para brillar ya que el combinado de Georgia estableció un sistema
de contención sin dejar apenas resquicios, aunque sin otra ambición que tratar
de aprovechar alguna contra.
Roberto lo
tuvo difícil. Aparentemente no era el mejor partido para él. Por sus
características. Porque es un 9, un killer, pero brilla más cuando tiene espacios.
Y los georgianos no dejaron no le
dejaron un milímetro para mostrar su movilidad y aunque tuvo algún buen
desmarque, por momentos se diluyó entre la maraña de futbolistas que se
amontonaban en el área.
Sin embargo no
bajó la guardia y siguió buscándola hasta el último suspiro , como hace en el
Valencia, y cuando aquellos se
conformaban con el puntito, en una perfecta asociación con Pedro y Cesc tumbó
la muralla, para alegría del grupo, propia y de los seguidores, aunque algunos parece
que celebran con más ardor la ausencia en la selección de algún otro futbolista
que el buen trabajo de Soldado, que salió de Tiflis con más galones.
445 (Publicado en Las Provincias, el 12 de septiembre de 2012)
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