24/9/12

HORARIOS Y OPINIONES

Aparte de que nunca llueve a gusto de  todos, si quienes conducen nuestro destino cambian el discurso y se pasan de un extremo al otro sin el más mínimo rubor, qué no iba a ocurrir en el mundo del fútbol, que también mueve montañas... pero de dinero.

Antes del reciente parón liguero, aquellos horarios casi de discoteca que la LFP decidió poner a algunos partidos, sorprendieron a unos, disgustaron a otros, y a más de cuatro, encabritaron. Pasado el temporal pensábamos que iba a llegar la sensatez, y aunque parece que no se volverá  jugar a horas tan intempestivas, se ha visto que no. Que aún falta cordura. A la Liga le siguen interesando bastante más las transmisiones de televisión que quienes asisten a los estadios, o los propios futbolistas. Ha dado un nuevo tumbo, ahora hacia el otro costado. Los horarios siguen sin gustar.

Como ejemplo basta recordar los establecidos para de los tres partidos inmediatos que ha de disputar el Valencia (frente al Celta, Mallorca y Levante). El primero, este mismo sábado, a las seis de la tarde (habrá que ver la asistencia). El siguiente, domingo, a las doce del mediodía (fenomenal para los asiáticos que ven la tele), y del derbi, otra vez sábado, pero a la hora del café, a las cuatro.

Pero es que realmente en casi todos los órdenes pasamos como si nada de un extremo al otro, del blanco al negro. Es como si no existiera la escala de grises. Hablamos de un jugador, le colocamos laureles, pero en un abrir y cerrar de ojos cambiamos el halo por unos cuernos de diablo y con eso queda. O al revés. Y también ocurre con las plantillas. Hoy podemos decir que tal es la mejor y mañana, si se tuerce el camino por las lesiones, opinamos que le falta esto, lo otro o lo de más allá.

En el Valencia hay claros ejemplos de eso de ir de un extremo al otro. Por cierto, hace tiempo que le falta un extremo derecho, ¿eh?

446 (Publicado en Las Provincias, el 14 de septiembre de 2012)

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