Ese frenazo inquieta incluso más que el de Alemania y Francia para la recuperación de zona euro. Ni la cumbre de Sarkozy y Merkel ni puñetas. Lo que sobrecoge es la falta de entendimiento entre LFP y AFE. Es lo que marca las discusiones. Fútbol, sí, fútbol, no; y si el opio me quitas, me irritas.
A tres días de la fecha de ¿inicio? de la Liga, vuelve a ocupar el primer plano un asunto que generaron numerosos manirrotos que desfilaron por las presidencias de muchos clubes de fútbol, mientras el gobierno de turno miraba en otra dirección.
Una vez más patronal y trabajadores vuelven a estar enfrentados. Ahora con el convenio colectivo como único punto del orden del día, que engloba las deudas de ayer y hoy de demasiados clubes, la garantía de pagos en un futuro, los derechos de imagen, los festivos... Y esta vez parece que la cosa va muy en serio porque han bajado a la arena los ilustres del pelotón. Nadie quiere ceder un milímetro a pesar de que en cualquier negociación sea de obligado cumplimiento, porque lo contrario reflejaría una goleada por la fuerza.
Las dos partes están obligadas a entenderse, pero el desencuentro es cada vez mayor. Incluso hay codazos a la hora de reunirse. La AFE denuncia una cita pactada en Valencia que la LFP pasó por alto. Hoy se verán las caras en Madrid.
Pero la cuestión no es ver quién se baja del burro sino quién pone el cascabel al gato. Aunque la situación es muy compleja, porque dar marcha atrás así como así supondría agachar la cabeza y aceptar el acta de rendición, no estaría de más que, aunque sólo fuera por un momento y por el mínimo respeto, las dos partes pensaran en los aficionados, que al fin y cabo son los que pagan y mantienen el fútbol.
286. (Publicado en Las Provincias, el 17 de agosto de 2011)
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