29/8/11

El catarro de Unai

Seguro que una incorporación de calidad vendrá requetebién. Y si son tres, mejor que dos. Cuanto más azúcar, más dulce. Si el Valencia pusiera un Ayala en su vida, pues fíjate qué maravilla. Pero el problema no es ese. Va bastante más allá de señalar con el índice el error individual del central o del lateral de turno, aunque en demasiadas ocasiones el contrario pueda aprovecharse de ese tipo de obsequios. Pero conviene hablar del grupo y del sistema, y no olvidar nunca que el fútbol es un deporte colectivo de enfrentamiento y participación simultánea de jugadores.
El 'hat-trick' de Soldado proporcionó aire fresco, pero no debe servir para enmascarar un problema. Esta vez no cuela lo de «no me importa encajar un gol, porque juego para hacer tres» porque contra un grupo de imberbes (sin que se entienda como peyorativo, aquí se dice «contra sets y vuits i cartes que no lliguen»), el Valencia dejó al descubierto sus posaderas.
Tres frases. «Hay que mejorar las situaciones defensivas», «debemos corregir desajustes para no perder la capacidad del juego ofensivo» y «defensivamente sufrimos». Las pronunció Unai y podría pensarse que fue después del último suspiro de la agónica victoria frente a los cántabros. Sin embargo, entre unas y otras median más de dos años, lo que podría traducirse como que estamos viendo más de lo mismo.
Igual que la pretemporada sirve para llenar el depósito y a los resultados de los amistosos hay que darles el valor que tienen, la Liga no ha hecho más que empezar y es conveniente mantener la calma y ofrecer el voto de confianza, que se da. Pero, eso sí, dejando muy claro desde el principio que se ha visto falta de trabajo colectivo, porque una vez más la manta no da para todo. Si el equipo quiere taparse hasta el cuello, se deja los pies al descubierto. Y ¡ojo! que se nos va el verano y llega el tiempo en que se agarran los catarros y resfriados.

291. (Publicado en Las Provincias, el 29 de agosto de 2011)



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